Tuesday, May 28, 2013

Periodismo y sociedad

Periodismo y sociedad
Martes, 28 de Mayo de 2013 02:23
Escrito por Hildebrando Chaviano Montes

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) En medio de discursos,
compromisos y reiteradas menciones a la necesidad del "más amplio y
sincero intercambio de opiniones", sesionó el IX Congreso de la Unión de
Periodistas de Cuba (UPEC).

Pero, ¿están dadas las condiciones en Cuba para que el sueño de un
amplio y sincero intercambio de opiniones deje de ser la pesadilla que
vivieron los 75 prisioneros de conciencia de la primavera del año 2003?

Más próximos en el tiempo, tenemos los casos del intelectual Esteban
Morales, criticado y sancionado por decir que la corrupción era el peor
enemigo de la revolución; el del pintor Pedro Pablo Oliva, repudiado y
castigado por emitir declaraciones críticas al régimen; el del
intelectual Roberto Zurbano, separado del puesto que ocupaba en la Casa
de Las Américas por escribir en el diario The New York Times sobre el
racismo imperante en la isla, y lo más descollante, el norteamericano
Alan Gross, sancionado a 15 años de prisión por regalar teléfonos con
conexión satelital a un grupo de judíos.

Incluso en un tema en apariencia alejado de la política como es el
deporte, la censura que asfixia a la prensa oficial se hace sentir. Si
no, ¿porqué no trasmitir por la televisión cubana partidos de béisbol de
las Grandes Ligas norteamericanas, donde se juega la mejor pelota del
mundo? ¿Por qué los periodistas y funcionarios relacionados con este
deporte entran en pánico cuando se les pregunta sobre el tema y se
niegan a decir una palabra sobre el asunto? ¿Por qué no se ha informado
en los noticieros deportivos que Antonio Castro Soto del Valle acaba de
ganar en Varadero un torneo de golf, un deporte cuya práctica se ha
desarrollado en nuestro país sin que los medios de difusión se den por
enterados?

Es evidente que la culpa de que los órganos de prensa no participen del
necesario debate público no es de los periodistas. El origen de la auto
censura está dado en la redacción de la Carta Magna de la República, y
en incoherencias tales como atribuir a Martí la idea de crear un partido
único, (sólo a un loco podría ocurrírsele crear dos partidos políticos a
la vez). El Partido Revolucionario Cubano fue fundado para llevar
adelante la guerra liberadora, y este era su único fin; terminada la
guerra, sería disuelto para dar paso en la naciente república, al libre
concurso de todas las tendencias políticas existentes.

La Constitución cubana, sin embargo, declara al Partido Comunista fuerza
dirigente superior de la sociedad y del Estado, esto quiere decir, que
las ideas, decisiones y proyectos que no emanen o sean aprobados por
este órgano supraestatal, no merecen ni siquiera ser discutidas, y
aunque se reconoce el derecho de los ciudadanos a la libertad de palabra
y prensa, el mismo se encuentra coartado hasta el punto de convertirse
en una caricatura de derecho. Por el contrario, las ideas que gocen del
visto bueno de la dirigencia histórica del Partido, no pueden ser objeto
de crítica, bajo la amenaza de ser considerado enemigo de la patria, de
la revolución y del socialismo.

El Código Penal y su apéndice espurio, la Ley 88, penalizan la
publicación o difusión por cualquier medio, de información considerada
peligrosa por los órganos de la Seguridad del Estado.

En un país donde los gobernantes y su partido quedan exceptuados del
escrutinio público, es cínico pedir el libre ejercicio de la crítica y
el intercambio de opiniones.

Para mantener sus puestos, periodistas y funcionarios tendrán buen
cuidado de dirigir sus críticas al imperialismo, a los disidentes, a los
vendedores por cuenta propia, a los campesinos que no siembran lo que se
les ordena y hasta a la naturaleza, que unas veces porque llueve mucho,
y otras porque no, provoca el incumplimiento de los planes de producción
diseñados con tanto esmero desde el Comité Central.

Para Cuba actualidad: hchaviano5@gmail.com
http://hchaviano5.blogspot.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/7554-periodismo-y-sociedad.html

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