Thursday, March 07, 2013

La cultura del miedo prevalece en Cuba

The Washington Post: La cultura del miedo prevalece en Cuba
Publicado el Miércoles, 06 Marzo 2013 03:01
Por Café Fuerte

Al publicar las revelaciones del político español Angel Carromero con
una versión que echa por tierra el relato oficial en torno al accidente
fatal de los disidentes Oswaldo Payá y Harod Cepero, el pasado año, el
diario The Washington Post ha levantado su voz para reclamar una
investigación internacional independiente sobre el caso.

El testimonio de Carromero se produce al calor de otros acontecimientos
significativos de los últimos días: las declaraciones de la hija de
Payá, Rosa María Payá Acevedo, tras su encuentro con él en Madrid, el
pasado 16 de febrero; la divulgación de los mensajes de texto emitidos
ese día y conservados en el teléfono del sueco Aron Modig; y la
confirmación reciente de Modig de que transmitió esos mensajes a
amistades suyas en Suecia tras ocurrir el incidente.

La entrevista concedida por Carromero a The Washington Post ha causado
también gran impacto en los medios de comunicación españoles.

Reproducimos el editorial aparecido en las páginas del influyente diario
estadounidense, que reclama el hallazgo de la verdad como una manera de
preservar el legado de Payá y su lucha por los derechos fundamentales
del pueblo cubano.

UN TESTIGO PRESENCIAL DE LA MUERTE DE OSWALDO PAYÁ DECIDE HABLAR

En octubre 2003, el disidente cubano Oswaldo Payá escribió una carta
desde La Habana a su mentor Vaclav Havel, ex presidente checo y
dramaturgo disidente que luchó para derrocar al régimen comunista. En
ese momento, las esperanzas de Payá en una mayor libertad en Cuba
estaban siendo aplastadas por Fidel Castro en una ofensiva de gran
alcance. Decenas de sus amigos y colegas estaban siendo arrojados a la
cárcel. "Todavía vivimos en un entorno formado por la cultura del miedo
que genera el régimen comunista a lo largo de toda la sociedad", se
lamentó Payá en su carta.

Casi nueve años después -el 22 de julio del 2012- Payá, de 60 años,
murió en un accidente automovilístico en la provincia oriental de
Granma, cerca de la ciudad de Bayamo, junto con otro activista, Harold
Cepero. Ambos eran pasajeros del asiento trasero de un vehículo
alquilado. La familia de Payá ha cuestionado la versión oficial del
accidente: El auto iba a exceso de velocidad y se proyectó contra un
árbol. Hoy hemos publicado las respuestas a preguntas que le hicimos al
hombre que estaba al volante ese día, Ángel Carromero, quien fue
encarcelado y condenado por homicidio vehicular en Cuba después del
accidente. Carromero, de 27 años, vice secretario general del gobernante
Partido Popular de España, fue liberado y enviado en diciembre a España
para cumplir su condena, y él habló aquí por primera vez desde que salió
de Cuba.

Sus palabras son un testimonio sobre la "cultura del miedo" que perdura
en Cuba. Carromero ofrece un relato sombrío y detallado de cómo el auto
que conducía fue embestido por detrás por un vehículo con placa del
gobierno cubano; él dice que esto causó el fatal accidente. Carromero
alega que fue drogado y luego interrogado, y su vida se vio amenazada.
Bajo presión, apareció en un video realizado por las autoridades
cubanas. "Ningún otro vehículo nos golpeó por detrás", dijo en la
grabación. Pero el video era una farsa. Carromero dice que estaba
repitiendo las palabras escritas en un cuaderno por un funcionario
cubano para que lo leyera, y que fue obligado a firmar una confesión que
distorsionaba lo que ocurrió.

La historia de Carromero es una pesadilla: un impacto repentino por
detrás, inyecciones misteriosas, el encarcelamiento en una celda plagada
de cucarachas y advertencias severas para repetir mentiras oficiales.
Carromero dice que había ido a Cuba por su cuenta y estaba conduciendo
ese día para ayudar a un campeón de los derechos humanos, el señor Payá,
quien había ganado el Premio Sájarov de la Unión Europea y fue nominado
por Havel para el Premio Nobel de la Paz. Ahora, la familia de Payá ha
pedido a Carromero que rompa su silencio. "Cuando ellos me pidieron la
verdad, yo no quise ocultarla", nos dijo. Su decisión es un valente
homenaje a los principios de Payá.

Desde su juventud, Payá fue independiente de pensamiento y espíritu. Se
negó a ser miembro de la Liga de la Juventud Comunista y en 1968 fue el
único en su clase que se negó a apoyar la invasión soviética a
Checoslovaquia para aplastar la Primavera de Praga. Eso le costó a Payá
tres años en un campo de trabajo forzado, pero él nunca perdió la
inspiración en el ejemplo de los checos y los eslovacos, así como en los
polacos y los húngaros que se resistieron a la opresión. Ingeniero y
católico, visitó Praga años más tarde, después del fin de la dominación
soviética, y recordó en la carta a Havel: "Fue como viajar al futuro y
encontrar la prueba de que es posible liberarse".

En la búsqueda de esa libertad, Payá fue el artífice del Proyecto
Varela, una petición del 2002 que buscaba un referendo nacional para
garantizar la libertad de expresión y asociación, la amnistía para los
presos políticos y elecciones libres. La petición atrajo a más de 11,000
firmas y sacudió al régimen de Castro y su cohorte, provocando un
operativo en el que decenas de firmantes de la petición fueron enviados
a las mazmorras. Payá no fue encarcelado, pero su familia recuerda que
estaba bajo vigilancia constante. Apenas dos meses antes de morir, se
vio involucrado en otro sospechoso accidente en el que un vehículo
apareció de súblito en una calle de La Habana y golpeó el suyo. Payá
resultó levemente herido.

El pasado verano, cuando el carro que conducía Carromero perdió el
control en plena vía, las autoridades cubanas debieron haber concluido
que por fin habían silenciado a Payá y no oirían nada más sobre él.
Probablemente pensaron que habían intimidado y obligado también al
silencio al joven español. Pero fracasaron. Ahora tenemos un testigo
presencial que sugiere firmemente que agentes castristas planearon matar
a Payá y luego intentaron encubrir el asesinato.

La única acción apropiada en este caso es convocar a una investigación
internacional que puede ser realmente independiente y descontaminada de
los métodos ejercidos por los matones del régimen castrista. El legado
de Payá tiene que ser el hallazgo de la verdad acerca de su muerte, y
desplegar esa verdad para que todos la vean, especialmente el pueblo de
Cuba, para el que Payá reclamaba nada menos que el derecho a vivir
libres de tiranía.

http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/politica/2650-the-washington-post-la-cultura-del-miedo-prevalece-en-cuba

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