¡Vivan los puntos!
septiembre 1, 2012
Daisy Valera
HAVANA TIMES — Ayer casi fui feliz. Aunque pueda parecer que contentarme
no es cosa fácil.
Soy más de títulos como: "mi trabajo me va a matar" o "mi salario no
alcanza".
Confieso que desistí, no seguí buscándole al gato la quinta pata:
¡Escribir un post alegre es demasiado difícil!
Si se intenta no parecer cansón y se omite (solo por unos minutos) la
gratuidad (puede leerse "gratuidad") de la salud y educación cubana como
motivos para la alegría: ¿Qué nos queda?
No tengo ganas de lucir exagerada y responder NADA. Mejor les digo que
ayer viví el milagro.
Desaparecieron, sin más, los pesos cubanos y el CUC. Le dije adiós a la
espeluznante cuestión de la doble moneda.
Por unas horas no tuve que pensar en el dinero. Me centré en los puntos.
Específicamente en 23 puntos.
Todos los trabajadores de mi centro montamos en una guagua y nos bajamos
en Tarará.
Justo frente a una tienda improvisada pintadita de rosa (les ha dado por
importar pintura rosada) con un cartel que rezaba: Tienda de estímulo de
presencia Tarará.
No nos tomó por sorpresa un nombre que para otros podría ser enigmático;
estamos acostumbrados a la jerigonza laboral/estatal.
La traducción a las formas coloquiales sería: tienda con un poco de
ropa, zapatos y productos de aseo.
Íbamos a ser estimulados, nos permitirían comprar mediante puntos cosas
prácticamente imposibles de adquirir mediante el salario.
Para trabajar y trabajar bien (aquello de ser eficientes y productivos)
hay que tener algo de ropa ¿no?
Amontonados bajo el sol, inquietos, preocupados, pero contentos hicimos
una cola de varias horas en la puerta.
Dentro de la tienda el corre corre (disponíamos sólo de 15 min.),
probarse ropa en las esquinas por falta de probador, sacar cuentas,
cuentas, cuentas…..pero felices.
Los 23 puntos me recordaron mi salario, pero no permití que esa idea
echara raíces y me amargara.
Decidí finalmente, dos blusas (9,15 y 8,50 pts respectivamente) y con
los puntitos que quedaban: un ajustador (2,60 pts), un pomo de champú
(1,85), dos jabones (0,90) y cuatro máquinas de afeitar (0,60 pts).
Los zapatos costaban más de 25 puntos y la mayoría de las perfumes más
de 10, pero terminé la compra conforme.
El motivo de mi felicidad es sencillo; los productos que adquirí solo se
pueden comprar en las tiendas en CUC y saqué algunas cuentas.
Las blusas cuestan 15,50 y 11, 95 CUC, los ajustadores un mínimo de 4,
el champú 1,95, cada jabón 0,55 y cada máquina de afeitar 0,45.
Si los hubiera adquirido al precio establecido el gasto ascendería a de
36,30 CUC aproximadamente.
Y como mi salario es de 335 pesos cubanos (13 CUC), la compra
equivaldría casi a tres meses de trabajo.
Así que fui feliz, casi comienzo a dar saltos y gritar: ¡Vivan los
puntos!..… ¡Vivan!
¿Si mi salario fuera en puntos? ¿Si las tiendas fueran por puntos? ¿Si
dejara atrás esta semiactitud de punto*?
—–
*punto: en esta ocasión se juega con la frase del argot popular ser un
punto: expresión que se utiliza para caracterizar una persona incapaz de
enfrentar la violencia que ejercen sobre ella otras personas o situaciones.
http://www.havanatimes.org/sp/?p=70642
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