Poco a poco
[01-08-2012]
Lucas Garve
Fundación por la Libertad de Expresión
(www.miscelaneasdecuba.net).- El presidente cubano reiteró que los
cambios en Cuba continuarían con la lentitud que los ha caracterizado
hasta ahora en su intervención en el acto del pasado 26 de julio en
Guantánamo, al extremo este de la isla.
Pero las palabras breves acerca del candente tema económico del
General-Presidente no convencieron a mi vecino Roberto, ni a Ramona ni a
otros muchos que ni siquiera escucharon la transmisión del acto porque
para todos ese mensaje no se vincula en nada con sus vidas.
Roberto a sus casi setenta años, una magra jubilación, una esposa con
discapacidad física y una suegra de ochenta años, la tercera edad le
resulta una etapa de su vida bien amarga. Para sobrevivir cuenta con la
ayuda de sus compadres que viven en los Estados Unidos y de vez en
cuando el envío de un paquetico con paquetes de café, unas conservas,
jabones, desodorantes, etc. los ayuda a levantar el ánimo de seguir y
provoca una fiesta como si fueran niños que reciben las golosinas
preferidas un día de agasajo.
Por su parte Ramona, no suelta las revistas de textos bíblicos que los
Testigos de Jehová leen para su instrucción religiosa. A diferencia, del
periódico Granma, órgano oficial el partido Comunista de Cuba, la
revista Amanecer, distribuida para los miembros de esa secta, resulta
más interesante porque en ella encuentra sus lecturas preferidas que
transmiten, según ella, verdaderas enseñanzas para guiar su vida en este
camino difícil por el que transita.
Mientras, no desmaya en la venta de botellas de refresco de varios
sabores bien frías para combatir el calor del agosto cubano. Los
"pepinos" de refresco valen diez pesos cada uno. Un pariente que prepara
la bebida con agua, sirope de sabores y gas se los trae a siete pesos y
ella les gana tres por cada uno que venda.
Juanita vive con la puerta de su casita de madera abierta. En la
estrecha salita, la mesita de arreglar las uñas está siempre dispuesta a
recibir una clienta para que le haga la manicure. Cuando le pregunté por
lo que el Presidente cubano había dicho, me miró como si le hablara de
los habitantes de un planeta lejano. "Lo único que oigo es música y los
gritos de los bejigos que están de vacaciones y me vuelven loca con el
correteo que tienen en la casa".
La suerte de ella es que su mamá se ocupa de los mandados y de salir a
la calle todas las mañanas a buscar los alimentos necesarios para
preparar el almuerzo. El marido que es chofer de un carro de una empresa
parte bien temprano y regresa a la caída de la tarde.
Para la economía familiar del cubano cualquiera las palabras del
presidente cubano Raúl Castro no significan otra cosa que "más de lo
mismo", como dice Roberto con la desesperanza de sus años y la nostalgia
de aquellos tiempos de juventud y un buen plato de comida a bajo precio.
La respuesta de Ramona siempre deriva de una enseñanza contenida en los
textos bíblicos. Para ella la palabra de Jehová es su guía en "este
desierto en que nos encontramos" y gracias a la palabra puede continuar
su camino sin mayores problemas.
No obstante, la vida de Ramona es una vida de privaciones, de una
pobreza digna sostenida por los pilares de una Fe que no se quebranta.
Al fin, ella reconoce que "esta Revolución no me ha dado nada realmente,
si no fuera diabética ni leche en polvo compraría por la dieta médica,
sigo viviendo en la misma barraca en la que vivieron mis padres y
nacieron mis hijos, por eso mi fuerza está en la palabra".
Poco a poco todos ellos extinguen sus vidas en un país donde al cabo de
casi 55 años, todavía los gobernantes imponen un sistema fracasado.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36642
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