Saturday, August 11, 2012

Castro justicia

Castro justicia
Jueves, 09 de Agosto de 2012 14:56
Escrito por Hildebrando Chaviano Montes

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Es cierto que Ángel
Carromero Barrios y Jens Aron Modig no eran los clásicos turistas
europeos buscadores de sol y sexo a que estamos acostumbrados por acá.
Ambos venían en una misión sin egoísmos, la de apoyar proyectos de la
disidencia cubana como el Movimiento Cristiano Liberación, dirigido por
Oswaldo Payá Sardiñas, promotor del Proyecto Varela, vilipendiado sin
ser dado a conocer en la prensa cubana.

El mencionado proyecto, que junto al resto de su obra le valió a Payá el
Premio Sajarov otorgado por el Parlamento Europeo, fue en su momento el
esfuerzo pacífico más significativo por lograr cambios democráticos en
nuestro país. Eso bastó al régimen de los Castro para señalarlo como un
enemigo a muerte.

Los que el gobierno cubano llama mercenarios son personas que se han
cansado de que el ciudadano esté en función del Estado y no como debería
ser, y de que el futuro de sus hijos esté en manos de dirigentes
corruptos e ineptos que sostienen por la fuerza un sistema
político-económico inviable desde hace mucho tiempo.

Para defender este sistema, el gobierno cubano declara fuera de la ley
el acceso libre a Internet, la preparación de profesionales de la prensa
no subordinados a la censura partidista, la organización de partidos
políticos y organizaciones no gubernamentales, las reuniones y
manifestaciones pacíficas, y hasta los intentos de salida del país.

Precisamente en el intento de salir del país hace algunos años,
resultaron muertos en oscuras circunstancias dos ciudadanos que habían
ocupado una embarcación con el objetivo de abandonar el paraíso del
Caribe. Así mismo fueron ejecutados los ocupantes del remolcador 13 de
Marzo, embestidos por otros tres remolcadores tripulados por sicarios
del régimen que al no bastarles el hecho del abordaje y hundimiento de
la embarcación, la emprendieron a barrer con chorros de agua la cubierta
del barco que se hundía y ahogaron a los que lograban seguir a flote.
Cuarenta cubanos, incluidos diez menores de edad, murieron en la masacre.

Dos avionetas civiles fueron derribadas sobre aguas internacionales por
aviones de la Fuerza Aérea Revolucionaria, lo que llevó a la muerte a
cuatro pilotos que, según aseguran las autoridades cubanas, amenazaban
con bombardear La Habana con algo tan peligroso como volantes
anticastristas. Según el propio gobernante, tomó la decisión él en
persona porque ya lo tenían cansado.

En el año 2003, un grupo de jóvenes que habían secuestrado una
embarcación, fueron juzgados sumariamente como escarmiento para detener
la ola de secuestros de embarcaciones, en menos de 72 horas tres de
ellos resultaron fusilados y el resto condenado a penas entre treinta
años de privación de libertad y cadena perpetua.

La ley penal cubana no contempla penas tan severas para la salida ilegal
ni para el secuestro de embarcaciones, menos cuando en el hecho no hubo
daños materiales ni se puso en peligro la vida humana. Por otra parte,
es un principio del derecho que las leyes penales no tienen como
finalidad el escarmiento o la satisfacción de intereses personales de
algún personaje.

Cuando a los gobernantes cubanos no le han bastado sus propias leyes, se
inventan otras al estilo de la Ley 88, conocida como "ley mordaza", o
sencillamente acuden al asesinato público y brutal como en el intento
fallido del caso Aspillaga, ex agente de la Inteligencia cubana que
desertó en Europa, o a oportunas, repentinas y particularmente
mortíferas enfermedades de origen desconocido, o a retirarle el agua a
un preso en huelga de hambre hasta verlo morir, o el exceso de celo de
unos policías que con golpes de tonfa provocan una pancreatitis aguda en
Santa Clara, o al accidente automovilístico al más puro estilo "rápido y
furioso".

En el caso del "accidente" que costó la vida a Oswaldo Payá y a Harold
Cepero, a pesar del esfuerzo propagandístico desplegado por el gobierno
cubano, los argumentos no convencen, entre otras cosas, porque sigue
sin ser visto por ninguna parte el árbol fatal. En las fotos aparecidas
en Internet, aparecen huellas de golpes en la parte posterior del
vehículo, que no se ven en las mostradas en el Noticiero de la
Televisión Cubana aunque se supone sean las mismas.

Un tiempo atrás, la desaparecida Laura Pollán sufrió un ataque similar;
hace unas semanas el propio Payá fue víctima de un accidente provocado
por un vehículo que lo embistió hasta volcarlo; la hija del líder
opositor recibió poco antes de los hechos una llamada desde el automóvil
en que viajaba su padre, que le advertía la persecución de que eran
objeto por un vehículo que los embestía para sacarlos de la vía.

Mientras, el español procesado se ve impedido de asesoramiento legal en
tanto el proceso se halle en fase de instrucción, lo que lo pone en
estado de indefensión y a merced de la policía. Por su parte, el sueco
Modig, una vez en su país, no ha dejado de hacerse el sueco, y ha
declarado que no hará declaraciones (¿?) para no perjudicar al español
Carromero.

El modus operandi está perfectamente definido: embestir y hundir,
embestir y volcar, amenazar, encarcelar. Raúl Castro acaba de ratificar
la orden de que contra los disidentes vale todo, desde agentes y
oficiales de la Seguridad del Estado disfrazados de pueblo, hasta
sicarios de las Brigadas de Respuesta Rápida o choferes entrenados para
matar. La represión es vital para cualquier dictadura, no van a medir
métodos ni consecuencias a la hora de deshacerse del que consideren molesto.

El dictador está perdido, lo sabe, y aún así prefiere hablar con el
presidente norteamericano y no con su propio pueblo. La pérdida de
posibles interlocutores le deja como única opción hablar con el espejo
del baño mientras se afeita. En esto al menos ya tiene experiencia.

Para Cuba actualidad: hildebrando.chaviano@yahoo.com
http://hchaviano5.blogspot.com
http://www.twitter.com/hildebrandoch

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/4874-castro-justicia.html

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