Friday, April 06, 2012

Disidencia cubana dividida por el papel de la Iglesia

Disidencia cubana dividida por el papel de la Iglesia
Carlos Batista/AFP

La Iglesia católica en Cuba y su líder, el cardenal Jaime Ortega,
quedaron en medio de una polémica que arrecia entre los disidentes,
unos críticos y otros favorables a su gestión como interlocutores ante
el gobierno comunista, tras la visita del papa Benedicto XVI a la
isla.

Mientras el Vaticano y el gobierno de Raúl Castro consideran positiva
la visita papal, celebrada del 26 al 28 de marzo, sectores de la
oposición, dentro y fuera de Cuba, lanzan barro o flores sobre Ortega
y la Iglesia.

Algunos opositores acusan a los jerarcas católicos de actuar como
"aliados del régimen", mientras otros valoran como "extraordinario" lo
obrado por la Iglesia. Por pedido del Papa, Raúl Castro declaró
feriado este Viernes Santo y por primera vez la televisión estatal
transmitirá los actos de conmemoración, encabezados por Ortega, desde
la catedral de La Habana.

El opositor moderado Manuel Cuesta Morúa dijo que las detenciones de
unos 150 disidentes para impedir protestas en la visita papal fueron
una "primavera orteguiana", por "la cabeza visible de un proceso
ignominioso que ha entrado ya en la historia de la Iglesia en Cuba".

Al decir "primavera", evocaba el encarcelamiento de 75 opositores en
2003, conocido como la "primavera negra".

Una publicación anticastrista de Madrid, el Diario de Cuba, fue más
lejos al describir la visita papal como una "farsa" y acusar al
cardenal Ortega de supuestos actos de nepotismo y corrupción con
bienes de la Iglesia.

"Benedicto XVI y la Iglesia católica de Cuba acaban de protagonizar,
como aliados del régimen de La Habana, una farsa que privó a
centenares de católicos del encuentro con su líder espiritual, en
tanto obligó a miles de personas, ajenas a esa fe, a participar en las
celebraciones", aseguró la publicación en un editorial.

Ortega, que es arzobispo de La Habana y artífice del diálogo
establecido en mayo de 2010 con el gobierno de Raúl Castro, ha
soportado las críticas en silencio.

La bloguera disidente Yoani Sánchez afirmó que "cada minuto alcanzado
por la jerarquía eclesial en los medios masivos y a cada palabra
intercambiada en la mesa de negociación con el gobierno, le ha
correspondido también su porción de pérdida y de descalabro".

"No nos engañemos, la clandestinidad de las catacumbas es más
coherente con el discurso de Cristo que la cómoda cercanía al trono",
agregó.

Pero el papel de la Iglesia fue defendido por el influyente empresario
cubano-estadunidense Carlos Saladrigas, quien dejó décadas de
anticastrismo radical y ahora aboga por lazos entre la diáspora cubana
y la isla.

Saladrigas, que viajó a Cuba para la visita del Papa con cientos de
peregrinos de Miami —bastión del anticastrismo—, dijo después en una
conferencia organizada por la arquidiócesis de La Habana que el
trabajo de la Iglesia ha sido "extraordinario".

La Iglesia "nunca ha abandonado y nunca abandonará al pueblo cubano y
eso se demuestra en su preocupación por esos procesos de cambio que no
son fáciles y están fraguados de peligros y amenazas", subrayó.

"Los que dicen allá (en Miami) que la Iglesia ha abandonado al pueblo
están totalmente equivocados, la Iglesia tiene un amor profundo y un
amor maternal por su pueblo", señaló Saladrigas en presencia de
disidentes, religiosos, académicos, peregrinos de Miami y
simpatizantes del gobierno.

El empresario logró frustrar en 1998 el viaje de peregrinos de Miami a
la visita del papa Juan Pablo II a la isla, que marcó el deshielo en
las relaciones Iglesia-Estado.

Para Roberto Veiga y Lenier González, editores de la revista católica
Espacio Laical, existen coincidencias entre la Iglesia y el gobierno
en la ampliación de la libertad religiosa, la condena al embargo de
Estados Unidos y la necesidad de dar solución a los problemas
migratorios.

Pero prevalecen diferencias en "los derroteros inmediatos que debe
seguir el país para concretar un modelo sociopolítico que garantice
una más amplia participación", destacaron en un artículo conjunto.

El académico cubano Arturo López Levy, de la Universidad de Denver
(Colorado, EU), cree que la Iglesia ha sabido ganar espacios con el
diálogo, a diferencia de la oposición "radical" que usa otros métodos.

"La Iglesia recupera gradualmente espacios sociales, y luego, negocia
el reconocimiento de los mismos" a diferencia de "la oposición
política radical que, a través de actos dramáticos (...) reclama la
aceptación de un pluralismo débilmente organizado sin convocatoria
popular", escribió López Levy.

"La Iglesia quiere expandir su presencia social, desde un nacionalismo
leal, en el que sus valores, intereses e ideales son reconocidos como
legítimos, aun cuando son distintos de los postulados por el Partido
Comunista en el gobierno", añadió.

http://impreso.milenio.com/node/9141876

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