Martes, Enero 3, 2012 | Por Pablo Pascual Méndez Piña
LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -El 13 de diciembre, Oscar, un
jubilado de 70 años y vecino de la calle Línea, entre 12 y 14, en el
Vedado, advirtió un fuerte olor a gas en las proximidades del muro donde
acostumbra sentarse.
Buscó a la delegada del Poder Popular: "¡Uf, hay un escape de gas, eso
es peligroso!" —exclamó. Y pronto llamaron a la Empresa de Gas
Manufacturado.
Al día siguiente llegó un camión con 7 hombres. Rompieron la acera para
examinar el origen del escape y taponarlo. En las labores de búsqueda
desgarraron las conductoras de agua potable y de albañales. Seguidamente
rodearon el hoyo con cinta amarilla para prevenir a los transeúntes del
peligro y, antes de largarse, dijeron: "Ahora le toca a otra brigada
resolver el problema".
Como consecuencia, el edificio, donde viven ancianos y niños, quedó sin
servicio de gas.
A las 24 horas, los afectados llamaron a la empresa y los funcionarios
indicaron que "la orden" estaba en manos del jefe de brigada. Luego
llegó un camión con 5 hombres. Al verlos, una vecina preguntó: "¿Hoy
terminan el trabajo?". Pero los obreros respondieron que su
responsabilidad consistía en hacer la instalación desde la acometida
principal hasta la línea de propiedad, la otra parte corresponde a otra
brigada, así que no podían responderle.
"Señores esto es criminal -exclamó un ama de casa-, aquí viven niños y
viejos!". "Niños y viejos hay en todas partes", le respondió un obrero.
"¿Entonces, cuál es la solución, salir pa' la calle con carteles?",
agregó la señora. "Pues salgan", objetó el mal humorado trabajador.
Para apaciguar los ánimos, otro de los trabajadores buscó un teléfono,
llamó a la empresa, desde donde le dijeron que la "brigada del
municipio" vendría más tarde. Entretanto, el resto continuó trabajando.
Por cierto, no tenían herramientas y hubo que prestarles una segueta.
Tras "concluir" su labor, los trabajadores rellenaron el hueco. Sin
embargo, la acera y el conducto albañal averiado quedaron sin solucionar
por falta de cemento.
Nuevamente los vecinos telefonearon a la empresa. La jornada laboral
termina a las 5:30 de la tarde, pero a las 4:00, algunas oficinas no
respondían a las llamadas. Trataron de indagar con otros departamentos,
pero las gestiones fueron vanas. Algunos afectados, gracias a la
solidaridad, consiguieron cocinas eléctricas. Pero al oscurecer, se
produjo un apagón. "Esto es el colmo", gritaron, mientras intentaban
culpar al vecino que reportó por vez primera la avería. "Oscar, esta es
tu obra", le reprochaban. A lo que éste respondió: "Despreocúpense, que
pa' la próxima vez dejo que toda La Habana vuele en pedazos".
Finalmente, en la mañana del 16 de diciembre, aparecieron 2 operarios
más. Después de emplear varias horas en la recolección de materiales,
por fin restablecieron el servicio. Según "la crítica especializada", la
maraña de tuberías se reveló como una obra del arte chapucero moderno.
Felipe, otro residente del barrio, con 82 años, que en la década de los
50 trabajó en la Esso Standard Oil, estuvo al tanto del desarrollo del
trabajo. Y observó la comparsa de 14 obreros y dos camiones requeridos
para resolver el problema.
"Este trabajo lo hacían un operario y un ayudante en una sola jornada
laboral y con la calidad requerida," sentenció. ¿Cuál es la fórmula?, le
preguntaron entonces los demás. "Capataces competentes y compañías que
paguen salarios decorosos", respondería el anciano. Mientras, otro
vecino llamado Víctor, concluía el debate del siguiente modo: "Señores,
no se calienten más la cabeza con el socialismo. Su mecanismo de
autodestrucción ya está a punto de estallar, como las tuberías viejas".
http://www.cubanet.org/articulos/el-socialismo-y-su-mecanismo-de-autodestruccion/
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