Saturday, December 24, 2011

Vivir mintiendo

Publicado el sábado, 12.24.11

Vivir mintiendo
Américo Martín

Saber que vivimos en medio de la mentira nos ofrece la única posibilidad
de estar en sociedad y a la vez de cambiarla.

Octavio Paz

Coinciden Vaclal Havel y Kim Jong Il en el túnel nivelador de la muerte.
Difícil encontrar dos personajes más dispares. Un demócrata valiente,
culto y sencillo, intelectual abierto a todas las corrientes del
pensamiento, defensor de los derechos humanos, despojado de cualquier
ambición de perpetuidad, y artífice del desarrollo democrático y
progreso económico de su país. Y un dictador totalitario, cruel en la
proscripción de la más mínima disidencia, enemigo jurado de los derechos
del hombre, inaccesible y endiosado. Se adornó con el título de "Amado
Líder", ansioso de perpetuidad y responsable del infierno de hambruna y
desolación en que se encuentra Corea del Norte. Se despide Havel de la
vida rodeado del amor de su pueblo y afecto del mundo. Sale del
escenario Kim en medio del desprecio general.

¿Cómo puede nadie, entre esos dos arquetipos, dudar de qué lado están
los valores forjados durante milenios por la humanidad? Y esta pregunta
me asalta por las vicisitudes del lamentable sistema que se ha ido
instituyendo en Venezuela. El presidente Chávez no es desde luego un Kim
aunque se haya hermanado con él, pero está a años luz de Havel.

Leo la encuesta Datos, la más respetada de todas. Aun antes del
lanzamiento por todo lo alto del candidato opositor el próximo 12 de
febrero, la reelección de Chávez se ha hecho algo remota. Llama sin
embargo la atención que siga conservando un porcentaje importante de
intención de voto. No le da para ganar pero sí para evidenciar que
conserva raíces, muy a pesar del extendido fracaso de su gestión y del
consecuencial impacto que eso acarrea en la población de más bajos
ingresos. Este año la inflación volverá a ser la más elevada del
continente. Barclay la ubica ¡en 35% en 2012, año electoral! No repetiré
la lista macabra de indicadores de la degradación de la calidad de vida
de los venezolanos. Hace pensar que probablemente el presidente perderá
–y en forma convincente– el 7 de octubre. Per contra, aunque en declive
conserva hasta ahora más músculo del que merece.

¿Cómo explicar que Kim Jong Un se sienta heredero de un sistema de
felicidad social? No le importan los resultados sino la estrella polar
que cree seguir. Y eso vale igualmente para Venezuela, Cuba,
Ahmadinejad, Assad. La estrella que guía a estos reyes magos se compone
de dos ingredientes: el diseño del Hombre Nuevo y la mentira
institucional. En nombre de una tierra prometida habitada por gente muy
superior a lo que somos, los inauditos sacrificios de hoy son
presentados –por abuso mediático– como el camino del Gólgota hacia el
Paraíso. Cualquier mentira que abone ese glorioso destino es más que
perdonable, legítima.

Guevara retomó ese viejo ítem alarmado por los procesos de degeneración
que observaba en los países comunistas. Había surgido un tipo de
burócrata que agravaba los vicios de las antiguas fuerzas dominantes.
Trabajo voluntario, salario único, espartana austeridad eran parte de la
educación socialista. "Ser rico es malo" proclamó el presidente
venezolano, rodeado de una corte de amigos del dinero. Como es natural,
el proyecto devino totalitario. Imponía un cambio de valores y hábitos
milenarios que supuestamente se alcanzaría con un poder implacable.
Convertir semejante superchería en aspiración social pedía una
aplastante dictadura mediática. Antonio Pasquali, autoridad mundial en
la ciencia de la comunicación y antiguo crítico de medios privados,
declaró que los defectos de aquellos eran pecata minuta en comparación
con el "adoctrinamiento ideológico, el odio de clase y la demonización
de quien disienta del régimen, y cuyo objetivo es maximizar la voz del amo".

El notable disidente soviético Alexander Zinoviev habló de la supremacía
de la ideología totalitaria como mentira institucionalizada. Reposa ella
sobre dos sólidos pilares: la destrucción de la memoria y el dominio de
la palabra. Convertir en propiedad del Estado la memoria colectiva e
individual es la manera de poner un pueblo a merced del poder.

Havel –siempre habrá que volver a él– observaba que quien secuestra la
verdad e impone una logocracia, es decir, la hegemonía de su palabra,
vive en la mentira. Todos lo saben pero hacen como si no lo supieran.
Porque en ciertas circunstancias históricas se puede vivir en la mentira
sin ser un mentiroso.

¿Quién cree de verdad que haya un Hombre Nuevo o un Superhombre en el
horizonte de los países autocráticos y los movimientos totalitarios?

A estas alturas nadie, pero a lo menos los círculos concéntricos que
rodean al endiosado gobernante hacen como si lo creyeran. Esperan
ardientemente que Havel tenga razón, a fin de quedar absueltos del cargo
de mentirosos. Avaro consuelo en verdad, y no obstante una coca cola es
el más divino de los tesoros para un sediento perdido en el desierto.

http://www.elnuevoherald.com/2011/12/24/1089772/americo-martin-vivir-mintiendo.html

No comments: