Juan Carlos Reyes Ocaña
14 de diciembre de 2011
Holguín, Cuba – www.PayoLibre.com – No fue hasta el año 1959 y luego de
una guerra civil que le costaría la vida a decenas de cubanos que la
llamada revolución viera su triunfo y su líder se perpetuara en el poder
al frente de un solo partido, el Partido Comunista de Cuba (PCC),
incumpliendo así con todo lo prometido en su triste celebre histórico
alegato.
53 años después los cabecillas de aquella insurrección, junto a otros
que forman parte de la elite gobernante en la isla, no sólo han
traicionaron a su pueblo, sino que convirtieron dicho partido en un
antro de corrupción y malversación.
Cuba nunca fue un estado socialista con todos y para el bien de todos
como reza la constitución –ahora menos–; es de una pandilla que ni
clasifican como mafia, pues hay que reconocer que estos últimos están
organizados, cosa que le falta a los partidistas cubanos.
Da risa y a la vez indigna escuchar los discursos de los burócratas del
partido comunista: piden sacrificio, resistencia y confianza, y al salir
de allí se reúnen en sus mansiones de protocolo para debatir la
genialidad de la nueva política cubana y lo oportuno de esta para su
bienestar personal. Por supuesto, esto va acompañado de un gran banquete.
No acabo de entender por qué alguien que reflexiona tanto no logra
reflexionar o al menos responderse una simple pregunta. Si usted es
líder de un partido, usted lo creó, lo dirigió y después de 50 años en
vez de un partido lo que existe es una clase simuladora y burócrata que
no respeta los derechos ciudadanos, las instituciones del país y abusa
de las personas, ¿qué usted haría con ese partido?
El Partido Comunista de Cuba jamás podrá hacer la vanguardia organizada
de la nación, mucho menos la fuerza dirigente de la sociedad. La
mentira, el robo y la corrupción han calado tan hondo dentro de su
membresía que penetró en sus ADN. Basta mencionar algunos casos
recientes, como Rogelio Acevedo, presidente de la Aeronáutica Civil;
Manuel García, vicepresidente de la Empresa Estatal de Tabaco; y Pedro
Álvarez, ex-presidente de Alimport, sin olvidarme de los relevos
comunistas Otto Rivero, Felipe Pérez Roque, Carlos Valenciaga y otros
tantos hoy defenestrados.
Menos de un mes nos falta para un nuevo año, pero con cada año que pasa
millones de cubanos nos quedamos con ganas de que se realicen cambios
verdaderos, elecciones libres donde esta monarquía comunista dé
oportunidades a nuevos partidos con nuevos programas.
Los cubanos necesitamos también soñar, no siempre estamos estudiando ni
enfermos para que a diario nos recuerden que tenemos que estar
agradecidos de tener salud pública y educación gratuita.
Es triste aceptar que mientras muchos cubanos dieron sus vidas por la
libertad de esta tierra otros "bien vivos" se escudaron bajo el manto de
una camarilla cuyo único objetivo es y será matar las esperanzas de
democracia de un pequeño país.
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