Laura Pollán, semilla de vida
Dora Amador
"Si tenemos que entregar nuestras propias vidas en pos de la libertad de
nuestra Cuba así será, que sea lo que Dios quiera."
Laura Pollán en entrevista a Radio Martí.
Sé que estás con Dios, Laura, y eso me consuela en la noche de enorme
dolor, porque te nos fuiste. Pero como la muerte es el paso hacia la
verdadera vida sé que el Señor, en quien confiaste, te acogió
misericordioso en esta hora. Mujer de fe, ¿cuántas horas pasaste rezando
a solas o con tus hermanas, las Damas de Blanco, por la libertad de los
presos políticos cubanos? ¿Entre ellos por el hombre de tu corazón, al
que amabas, al que amas, tu esposo, Héctor Maseda?
¿Quién de los que seguimos tus pasos no recuerda los besos, tu cara
recostada sobre su pecho cuando llegó a la casa después del largo e
injusto cautiverio de más de siete años? La prensa lo captó todo, y
fueron fotos preciosas: sus manos en tus mejillas, tus ojos ilusionados
mirándolo enamorada, tú, en silencio, sólo amando al hombre que te
llevaron preso, que ya estaba de vuelta en el hogar, libre, dispuesto a
seguir la lucha por la libertad de Cuba. ¡Ay, Laura, que poco tiempo
duró, él regresó en febrero, tú te fuiste esta noche, 14 de octubre!
Pero es que tu entrega a la lucha por los derechos humanos ya no tenía
vuelta atrás y se fue creciendo. Después que los 75 de la Primavera
Negra fueron puestos en libertad –más otros 35 que el régimen aprovechó
para desterrar– las Damas de Blanco, y tú como líder fundacional,
decidieron continuar las caminatas por las calles de La Habana con los
gladiolos en alto, como la dignidad del pueblo humillado y reprimido que
querías levantar, exigiendo ahora la libertad de todos los otros presos
políticos. Pero tampoco bastó con eso, Laura, porque te escuché cuando
dijiste hace poco algo aún más peligroso: las Damas de Blanco dejarían
de marchar cuando Cuba fuera libre. Fue un comportamiento arriesgado in
crescendo, fue perder el miedo paso a paso por completo, y acabar
dándolo todo, gratuitamente, aun con tu esposo ya en la casa, la lucha
no acababa para ti. ¡Cuba tenía ser libre! Por eso te mataron, Laura.
Y esta noche silenciosa y desierta en que escribo esto siento que estoy
ahí, en la funeraria donde a prisa te han querido velar: dos horas, la
misma noche de tu muerte, a toda prisa, como asesinos que son. Y tu
cuerpo quemado de inmediato para que no se pueda investigar el virus o
la bacteria que te inocularon. No me engañan. Los partes médicos del
hospital Calixto García estuvieron en todo momento controlados y
emitidos por los verdugos. Todo está sucediendo tan rápido esta noche,
Dios mío, me trae a la mente el juicio de Cristo.
Golpeada, humillada, escupida, hasta que te mataron porque te tienen
mucho miedo. Como se lo tuvieron a Cristo. Como la muerte de los
mártires arrojados a los leones bajo el yugo romano fue semilla de
cristianos, tu muerte es hoy semilla de nueva vida.
Encarnaste, Laura, las palabras de Cristo: "Les aseguro que si el grano
de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da
mucho fruto".
http://www.elnuevoherald.com/2011/10/15/1045013/dora-amador-laura-pollan-semilla.html
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