27-10-2011.
Angélica Mora
(www.miscelaneasdecuba.net).- El mundo ha sido testigo, a través de
fotos y videos, del linchamiento de Moammed Gadafi. Y se ha sorprendido
de la ferocidad a que pueden llegar las turbas descontroladas.
El dictador de Libia fue encontrado vivo en una alcantarilla por las
tropas rebeldes y luego de su captura fue arrastrado, golpeado y
ajusticiado, de una manera tal cruel que ha horrorizado al mundo.
En una nueva ironía de esa guerra, las imágenes más violentas fueron
aparentemente mostradas por "Al-Rai", el canal de televisión que era el
portavoz de los desafiantes mensajes de Gadafi, luego que éste fue
sacado del poder por los rebeldes.
A Gadafi se le quería fuera del gobierno de Libia y que un tribunal lo
juzgara por los crímenes cometidos durante los 42 años en que estuvo en
el poder. Pero no se deseaba que su captura se convirtiera en una orgía
de sangre, odio y muerte.
¿Gadafi mártir? Difícilmente. Acumuló el pueblo demasiado odio, que no
se disipará fácilmente. Ni siquiera entre sus hombres hay lealtad, sino
que ahora está el "salvarse como se pueda", traicionando con confesiones
de la vida del que hasta ayer era el Amo absoluto.
El rostro desesperado de Gadafi y su ruego que no lo mataran va resonar
por largo tiempo en el mundo. Su imagen confusa, ensangrentada y
suplicante es una cruel muestra a los dictadores -que aún quedan- a
recapacitar.
Aunque lo dudo. Sneguramente poco hará ese ejemplo en suavizar la mano
represora de la tiranía.
Dicen que el cadáver de Gadafi va a ser entregado a sus familiares. Pero
todos están en el exilio o muertos. Nadie en Libia llora a Gadafi. Es la
suerte final de los déspotas.
Por toda esta horrible lección, cada dictador que aún queda, debería
encogerse horrorizado pensando que va para allá: Va a ser pasto de las
turbas, como nunca creyó que terminaría Mussolini y ahora Moammed Gadafi.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=34065
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