Viernes, Octubre 28, 2011 | Por Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -El embargo entró el 13 de
noviembre de 1991 en la agenda de la Asamblea General de la Organización
de las Naciones Unidas a petición del gobierno cubano como: "Necesidad
de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por
Estados Unidos de América contra Cuba". El pasado 25 de octubre
nuevamente se aprobó la correspondiente resolución, con apoyo de la
mayoría de los países miembros. Lamentablemente no se ha presentado el
proyecto de resolución: "Necesidad de poner fin al bloqueo del gobierno
de Cuba a su pueblo".
Mientras las autoridades cubanas recibieron las subvenciones de la Unión
Soviética y sus satélites, apenas mencionaba el tema. Pero con el fin
del "socialismo real", había que buscar un culpable para explicar la
gran crisis denominada "Período Especial", que no podía ser el
despilfarro de los inmensos recursos cuando se creía que el maná sería
eterno. En definitiva las políticas de los Estados Unidos habían servido
como justificación a todos los desastres en los voluntariosos programas
faraónicos, la ineficiencia administrativa, las aventuras militares en
el exterior y, sobre todo, la represión hasta de cualquier opinión
diversa. Por tanto, se echó mano al embargo establecido por el
Presidente Kennedy en 1962.
En realidad, los dirigentes cubanos no tienen ningún interés en que los
norteamericanos levanten "el bloqueo", como le llaman para darle mayor
dramatismo. Perderían la baza para exorcizar las culpas, pues necesitan
la fábula de David contra Goliat. Pero el embargo ha sido inefectivo
para alcanzar los fines democráticos procurados, aunque sí ha sido muy
útil al totalitarismo también para realizar su propaganda mundial. Este
tipo de acción unilateral no cuenta con el respaldo de los documentos
internacionales, menos aún en la actual etapa de globalización.
Eso explica que desde 1992 haya aumentado la votación a favor del
proyecto de resolución, que inicialmente se concentraban en países
afines, en su mayoría carentes de democracia y violadores de los
derechos humanos. Desde hace tiempo, naciones críticas al record
cubano en esos aspectos, han apoyado el texto, entre ellos los miembros
de la Unión Europea. En esta ocasión, Suecia no se presentó a la
votación, de manera que no rompió la posición de la UE, pero podría ser
un llamado de atención sobre la incongruencia de aparentar apoyo
incondicional a una de las partes; en este caso un país donde la
ciudadanía carece de libre determinación y está sometida a creciente
miseria, sin que el embargo norteamericano sea la causa real. Vale
aclarar que la Asamblea General no tiene la potestad de imponer el
cumplimiento de sus acuerdos, pues sólo el Consejo de Seguridad posee
capacidad vinculante.
Lo más impactante del caso es que del embargo queda poco, aunque
permanece fundamentalmente por la obstinación de sus defensores a
ultranza en la Cámara de Representantes y el Senado, al igual que la
prohibición a los ciudadanos norteamericanos de viajar a Cuba, violando
sus derechos humanos, como hacen las autoridades cubanas a sus
nacionales. Por razones humanitarias, el presidente George W. Bush
utilizó su potestad discrecional para autorizar la venta de alimentos y
medicinas, lo que ha propiciado que las compras de los primeros hayan
llegado hasta el 40% del total importado por Cuba, convirtiendo a
Estados Unidos en el quinto socio comercial de bienes. Sin embargo,
prohibió a los isleños residentes en el continente viajar en un plazo de
tres años y limitó extraordinariamente el envío de remesas, con lo cual
lesionó al pueblo cubano asentado en ambas riberas del Estrecho de la
Florida. Barack Obama emprendió una política proactiva para permitir
los contactos de pueblo a pueblo, así como mejorar las difíciles
condiciones económicas y contribuir al fomento de la pequeña iniciativa
privada al eliminar las prohibiciones a los viajes y remesas, entre
otras medidas apreciadas muy positivamente por los criollos. Es una
lástima que se mantenga el embargo y no se impulsen más medidas de
acercamiento entre nuestras sociedades, históricamente amigas.
Por su parte, el gobierno cubano mantiene un férreo bloqueo al pueblo
que imposibilita decidir su vida y el destino de la nación. Las
autoridades deberían reconocer las verdaderas causas de la crisis
económica, política y social, y proceder a eliminar las prohibiciones a
la libre creatividad de los cubanos. Resulta imprescindible que toda la
sociedad participe libremente. La población no vislumbra solución a sus
inmensas carencias, acumuladas durante decenios, y ya no cree en las
promesas de los últimos 5 años que inicialmente crearon esperanzas. No
puede llevársela a la desesperación, para desembocar en una represión
con consecuencias cruentas. Aún se puede encontrar la luz al final del
túnel.
http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfembargo-yanki-o-bloqueo-interno/
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