Con dos intolerantes basta
Luis Felipe Rojas
San Germán 22-06-2011 - 11:21 pm.
Amaury Pérez ríe ridículamente, Silvio se autodeclara oficialista y por
todo el país circula un chiste.
Silvio Rodríguez.
En la noche del pasado 21 de junio llegó a su fin el programa "Con dos
que se quieran basta", un producto televisivo que contaba con
entrevistas del cantautor Amaury Pérez Vidal a personalidades de la
elite cultural radicada en la Isla. Más exactamente, a personalidades
radicadas en La Habana. Y se habría agradecido un perfil más nacional,
menos capitalino. Porque en algún rincón de esta Isla pudo haberse
encontrado a algún músico, pintor, bailarín o investigador de probada
calidad que no fuese amigo del conductor del programa y viviera en Santa
Clara, Jatibonico o Manzanillo.
Como colofón de su serie de programas, Amaury Pérez se reservó al
trovador Silvio Rodríguez, conocido tanto por sus canciones y su
adhesión a la "revolución" como por las anécdotas de cómo fue censurado
a inicios de su carrera artística.
Ante las cámaras, Silvio parecía un tipo jovial y contraído a la vez.
Amaury se empeñaba en agotar la paciencia de los televidentes, con una
risita ridícula que en cada programa intentaba trocar en complicidad, y
que esta vez hizo más recurrente.
Al cuestionamiento de por qué muchos lo consideran un artista
oficialista, Rodríguez argumentó que, si es con la revolución cubana y
sus dirigentes (Fidel y Raúl), aceptaba tal etiqueta y la llevaba con
orgullo. Y hasta ahí pudiera considerarse razonable su discurso, pues
siempre han existido intelectuales al servicio de tiranos.
Silvio, sin embargo, fue más lejos e hizo gala de una intolerancia a la
altura de su servilismo. Acusó de oficialistas a "quienes le cantaron a
Bush". Aquellos que discrepaban de la revolución cubana y de sus
dirigentes eran para él oficialistas de una manera muy distinta a la
suya. El término podía utilizarse en esos casos peyorativamente.
Pero lo que no dilucidó delante de las cámaras Silvio Rodríguez es que
un exiliado cubano puede cantarle hoy al presidente Obama, y cuatro años
después terminará forzosamente su adhesión, si es que la hay. No aclaró
que quienes le cantaron a George W. Bush en tanto presidente no podrán
hacerlo ya más, puesto que existe una constitución de más de 200 años
que lo impide.
Otro ejercicio de mixtificación política llevó a Silvio Rodríguez a
suponer que la discrepancia pública con la revolución cubana lleva
incluida la aprobación tácita de los bombardeos en Irak, así como los
supuestos intentos de las tropas norteamericanas de apoderarse de Libia.
El programa, producido por el sitio Cubadebate (la más reciente
plataforma cultural del departamento ideológico del PCC), fue
descendiendo tanto en interés y consistencia que llegó un momento en que
prefirieron entrevistar a la dominicana Sonia Silvestre, actualmente
agregada cultural de su país en Cuba. (Sin sonrojo alguno, la cantante
confesó cómo, a través de sus influencias, envió a su hijo a estudiar
una carrera científica, a la par que ella se hacía de la cartera
diplomática.)
Solo en unos pocos países —Cuba se encuentra entre esas excepciones—
constituye un delito entender como aberración a un sistema perpetuado en
el poder durante más de medio siglo. Pero como el buen cubano se empina
por encima de sus hambres físicas y espirituales, allá por el mes de
enero un chiste debió recorrer tanto los barrios como los pasillos del
Comité Central del Partido Comunista. A la pregunta de cómo se llamaba
el año que empezaba por entonces, la respuesta parodiaba el título del
programa televisivo de Amaury Pérez para ajustar cuenta con dos ancianos
hermanos: "Con dos que se mueran basta".
http://www.ddcuba.com/opinion/5435-con-dos-intolerantes-basta
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