Por Patricia Grogg
LA HABANA, 2 ago (IPS) - El presidente de Cuba, Raúl Castro, anunció un
grupo de medidas para mermar de forma gradual las plazas laborales
"considerablemente abultadas" en el sector estatal, un exceso estimado
en alrededor de la quinta parte de la población económicamente activa.
En un esperado discurso de cierre del primer período de sesiones de la
Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral), el
mandatario reconoció el domingo que se trata de un tema "sensible", pero
aseguró que "nadie quedará abandonado a su suerte" y se apoyará a
quienes "realmente no estén en capacidad de trabajar".
Castro ya se había referido al asunto en abril, cuando admitió que
sobran "cientos de miles" de personas en los sectores presupuestado y
empresarial. Citando cálculos de algunos analistas, el mandatario situó
el sobrante de empleados en más de un millón.
Las medidas acordadas por el Consejo de Ministros a mediados de julio se
acometerán por etapas e incluyen la modificación, antes del primer
trimestre del próximo año, del tratamiento laboral y salarial a los
trabajadores "disponibles e interruptor de un grupo de organismos".
Esa reestructuración implica suprimir "enfoques paternalistas que
desestimulan la necesidad de trabajar para vivir y, con ello, reducir
los gastos improductivos, que entraña el pago igualitario, con
independencia de los años de empleo, de una garantía salarial durante
largos períodos a personas que no laboran", dijo el gobernante.
El mayor empleador en este país es el Estado, que controla más de 90 por
ciento de las actividades. Se prevé que el nuevo régimen de reubicación
laboral será menos condescendiente y partirá del principio de que los
"primeros interesados en encontrar un trabajo socialmente útil deben ser
los propios ciudadanos".
Castro señaló que el "éxito" del proceso dependerá del "aseguramiento"
político. "Es preciso conformar un clima de transparencia y diálogo
donde prime la información oportuna y diáfana a los trabajadores, en el
cual las decisiones sean colegiadas adecuadamente y se creen las
condiciones organizativas requeridas", consideró.
La buena noticia es que también se acordó ampliar el ejercicio del
trabajo por cuenta propia y su utilización como una alternativa más de
empleo de los trabajadores excedentes, eliminando varias prohibiciones
vigentes para el otorgamiento de nuevas licencias, la contratación de
fuerza de trabajo y otras regulaciones.
El gobierno abrió la puerta al trabajo privado en la década del 90,
cuando debió cerrar muchas empresas y fábricas debido a la crisis que
sacudió al país tras la desaparición del campo socialista europeo y de
la Unión Soviética. Pero luego de un auge, en 2009 había sólo algo más
de 140.00 licencias para el desempeño de labores independientes.
En la actualidad, el empleo y la productividad del trabajo figuran entre
los mayores retos de la economía cubana, sobre todo si se quiere
responder sin despidos masivos ni terapias de choque. En ese camino, el
gobierno comenzó a barajar algunas opciones cuyos resultados aún están
por verse.
Las medidas oficiales adoptadas hasta ahora incluyen el pago por
resultados a todo el sistema empresarial cubano, a fin de que cada
persona pueda ganar tanto como fructífero sea su desempeño laboral, y la
legalización del pluriempleo, aunque ninguna de las dos ha logrado hasta
ahora reanimar la productividad.
Otras iniciativas últimas, aplicadas desde hace unos meses de modo
experimental, intentan aliviar en parte el pesado fardo que el Estado
paga en salarios, con el arrendamiento de barberías y peluquerías a su
personal, que pagará además impuestos por ingresos personales y una
contribución para seguridad social.
Esta alternativa, a la que se suma el otorgamiento de más licencias a
taxistas privados, "debe extenderse a otros servicios", dijo a
periodistas el ministro de Economía y Planificación, Marino Murillo,
durante un receso de las sesiones parlamentarias. "El Estado no se tiene
que ocupar de todo", comentó.
Castro dijo confiar en que el gobierno contará con el apoyo de la clase
obrera para materializar las medidas en materia de empleo, pues
comprende que "sin el aumento de la eficiencia y la productividad es
imposible elevar salarios, incrementar las exportaciones y sustituir
importaciones, crecer en la producción de alimentos".
Según datos oficiales, la productividad del trabajo bajó el año pasado
1,1 por ciento y los salarios subieron 2,9 por ciento.
En el primer trimestre de 2010 hubo cierta mejoría y la productividad
creció 4,3 por ciento, en tanto el salario medio (equivalente a unos 17
dólares) decreció 0,9 por ciento en relación a igual período del pasado año.
Estudios especializados advierten que el poder de compra del salario en
el mayoritario sector estatal está muy lejos de recuperarse de la crisis
de principios de los años 90 y sigue "lastrado" por una baja
productividad del trabajo en la mayoría de los casos.
Según estas fuentes, el poder adquisitivo salarial en 2009 equivalía a
26,6 por ciento del salario pre-crisis en 1989. Añaden que ese sería uno
de los mayores problemas que presenta la economía cubana y causa de
emigración de la fuerza de trabajo calificada, ilegalidades,
desincentivo al trabajo y desigualdades, entre otras distorsiones.
Para el gobierno, el dilema fundamental está en que si mantiene
plantillas infladas en casi todos los ámbitos del quehacer nacional y
paga salarios sin vínculo con los resultados, elevando la masa de dinero
en circulación, la carestía seguirá en ascenso y por ende se continuará
deteriorando la capacidad adquisitiva de los ingresos familiares.
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