Viernes 04 de Junio de 2010 09:19 Miguel Cabrera Peña, Santiago de Chile
Aunque alcanzó poca repercusión en la prensa, el pasado 20 de mayo,
frente a la embajada de La Habana en Chile, tuvo lugar la primera
manifestación conjunta de todos los sectores de inmigrantes cubanos en
el país austral. La marcha, coordinada con otras similares en varios
países, condenó la violación de los Derechos Humanos en la Isla.
Si hace algún tiempo el gremio de médicos cubanos en Chile protagonizó
una protesta por las arbitrariedades castristas contra los galenos
emigrados, ahora una representación transversal decidió que basta el
deseo de ver una Cuba democrática para manifestarse de forma pacífica.
Según Mijail Bonito, abogado residente en Santiago, los organizadores de
esta iniciativa quedarán próximamente estructurados en una Plataforma.
El 20 de mayo, y con la cooperación de la ONG chilena Más Democracia,
los cubanos, portadores de los permisos que estipula la ley, marcharon
hacia su embajada. Pero allí se encontraron con una sorpresa: una
manifestación de apoyo a Fidel Castro.
El objetivo de esta segunda manifestación era armar camorra, una
turbamulta que opacara o silenciara la primera expresión transversal en
contra de Castro en Chile. Gracias a la actuación efectiva de la
policía, no hubo que lamentar heridos o quizá hechos más graves.
La bella avenida Los Leones separó a los dos grupos y la policía detuvo
a todos los simpatizantes del régimen de La Habana que intentaron cruzar
la calle para ensalzarse en una trifulca con los opositores.
Si los camorristas hubieran logrado cruzar, la difícil estrategia de los
críticos de Castro consistía en sentarse en medio de la calle, de manera
que quedara claro quiénes eran los violentos.
Cero apoyo entre los cubanos
Los cubanos que protestaron contra lo que ocurre en su país fueron cerca
de sesenta, cifra no desdeñable para ser el primer evento de su tipo,
sobre todo si se tiene en cuenta los temores que generan las posibles
represalias de La Habana contra quienes viven fuera de la Isla a través
de sus familiares residentes en Cuba.
Con el objetivo de ofrecer criterios de las dos partes, este reportero
fue a entrevistar a cubanos en el grupo que respaldaba a Castro. El
problema apareció pronto: no había ninguno entre un centenar de
"solidarios", a pesar de que el destino y el sentido de la actividad,
tanto en pro como en contra, era Cuba. ¿Dónde estaban los isleños entre
aquella masa de alaridos, groserías y consignas viejas y falaces?
Al ser inquirido, uno de los presentes —dijo llamarse Jaime y no dio el
apellido— afirmó que no había cubanos "por un problema de organización".
Finalmente, aparecieron las cubanas Marta Alonso y Leda Fernández,
médica. La primera dijo que estaba allí "para apoyar a mi embajada en
Chile", y la segunda señaló que "el 20 de mayo, el día que cayó el
apóstol José Martí" (…) "hemos venido a solidarizarnos con todos los
chilenos que están agradecidos de nuestra patria".
Valga un punto. Los opositores protestan contra lo que sucede en su
país, y esta señora asiste para solidarizarse con los chilenos. Nada hay
más parecido a un retruécano que estas declaraciones, pero el tema de
fondo es que ella sabe que no hay en el país austral cubanos que apoyen
a Castro con los cuales solidarizar.
Fernández agregó que junto a Chile "lleva a cabo tareas a favor de la
revolución en el tema de la comunicación". Los dos únicos cubanos que
había entre los que respaldaban a Castro eran, en fin, una funcionaria y
una activista del régimen.
Si es cierto que el temor paraliza todavía a muchos, la base de Castro
no existe, suma cero, es nula entre la inmigración nacional en Chile.
Los que defendían la falta de derechos en Cuba eran militantes
comunistas y activistas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR), así como familiares de estudiantes con becas en Cuba,
identificados por una gran pancarta.
Todos ellos fueron orientados para expresarse a la misma hora y el mismo
día frente a la misma sede diplomática. Lo lógico —y usual en su caso—
era manifestarse frente a la embajada de Estados Unidos, por ejemplo.
La Moneda debe tomar medidas
Manifestante procastrista chileno, arrestado por la policía cuando
intentaba agredir a los cubanos.
Manifestante procastrista chileno, arrestado por la policía cuando
intentaba agredir a los cubanos.
La equivocación de Leda Fernández en la fecha de muerte de Martí halla
justificación cuando se lee la convocatoria del Movimiento Chileno de
Solidaridad con Cuba, que en su cita para el 20 de mayo no menciona la
fundación de la república cubana, sino que se dedica por completo a José
Martí.
Una tarea que tendrá que plantearse el gobierno del presidente Sebastián
Piñera será poner fin a esta simultaneidad culpable. ¿Es que los
chilenos amantes de Castro y de su régimen no pueden manifestarse en
fechas y horarios distintos a los de los cubanos?
Sobre el caso de los médicos, y en una carta enviada a la revista Punto
Final, los firmantes (Carlos Lagos, Pedro Bronzic, Gabriel Coustasse,
Juan Cuevas y Raúl Reyes, todos de la Coordinadora Metropolitana de
Solidaridad con Cuba) justifican los "incidentes" de entonces porque
"coincidimos frente a la embajada con un grupo de médicos residentes en
Chile, que se había congregado para realizar una protesta".
La rara coincidencia se reiteró, y ni siquiera sabían los "solidarios"
qué se celebraba el 20 de mayo. Si querían recordar a Martí, debieron
acudir y cantar sus loas a Castro el día antes.
La Moneda, en fin, debería tomar nota —tal como hizo recientemente el
gobierno español— y tener en cuenta la violencia de los "solidarios"
antes de que ocurra un incidente mayor, ya que las protestas pacíficas
continuarán, según Mijail Bonito, Ana Expósito, Alex Quintana y Alberto
Contreras, cuatro de los organizadores presentes frente a la embajada.
Algunas opiniones
El chileno Luis Mariano Rendón, abogado, ecologista y luchador contra la
dictadura de Augusto Pinochet, dijo comprender que los chilenos cuyos
hijos tienen becas de estudio en Cuba estén agradecidos, pero "otra cosa
es venir a atacar a los exiliados cubanos". Además de calificarlo como
una vergüenza, Rendón se preguntó qué hubiera pasado si los exiliados
por Pinochet en el mundo "hubieran sido atacados por hordas de esos
mismos países".
No hay que ser experto en política exterior para afirmar que en la
práctica se comprueba que la izquierda ortodoxa chilena —son sus
parientes los que reciben becas— tiene que pagar sus nuevas deudas con
tales agresividades. ¿Es real, en gran medida, el tan cacareado
desinterés solidario de Castro?
Del otro lado de la calle en que se encontraba Rendón, las opiniones
eran predecibles. Para Marta Alonso, en Cuba no hay periódicos de
oposición "porque no los permitimos". "Ellos son pagados por la reacción
internacional y especialmente por Estados Unidos".
Su compatriota, Leda Fernández, indicó que los que están "enfrente son
gusanos, mercenarios y vendidos". A unos pasos, Héctor Medina, chileno
estudiante de leyes, se erigió como un epítome del desconocimiento y la
confusión: "en Cuba existen las Milicias de Tropas Territoriales, y se
sabe que hay armas ahí, ¿y si hay tanta represión, porque no hacen una
rebelión?".
En la otra acera, María Isabel Cross, descendiente del Padre de la
Patria, Carlos Manuel de Céspedes, sostuvo que "nosotros estamos
defendiendo los derechos y la libertad de las personas", y sobre todo
nos solidarizamos con las Damas de Blanco, "porque a esas mujeres les
pegan, las insultan, las maltratan". Ellas "piden por personas que están
presas sin haber hecho nada". La esperanza de Cross es que "podamos
volver muy pronto a Cuba", dijo no sin antes echar una ojeada al cielo.
http://www.diariodecuba.net/cuba/81-cuba/1885-iactos-espontaneos-o-coreografia-castrista.html
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