Damas de Blanco
Lunes 03 de Mayo de 2010 11:11 Agencias
El disidente Guillermo Fariñas, en huelga de hambre desde el pasado 24
de febrero, calificó de "señal alentadora" la decisión del gobierno de
permitir a las Damas de Blanco volver a realizar sus caminatas para
pedir la libertad de sus familiares, presos políticos.
"Creo que esto es una señal alentadora de que realmente el conflicto que
hay entre las distintas tendencias políticas en Cuba no tiene que
terminar precisamente con actos de golpizas y asesinatos", declaró
Fariñas este domingo desde el hospital donde está internado en Santa
Clara, reportó EFE.
Después de tres semanas sin poder marchar y de sufrir repetidos actos de
acoso por personas convocadas por el régimen, las Damas de Blanco
volvieron a caminar este domingo por la Quinta Avenida del barrio
habanero de Miramar, tras la mediación de la Iglesia Católica ante las
autoridades cubanas.
El arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, dijo a la prensa
extranjera que había obtenido del gobierno cubano el compromiso de
permitir nuevamente las marchas dominicales de las mujeres —madres,
esposas y familiares de disidentes encarcelados en 2003—, aunque sólo
durante el mes de mayo.
Fariñas, psicólogo y periodista independiente de 48 años, consideró que
la postura adoptada por el gobierno da la medida de que la situación
cubana "puede ser flexible".
"Sin perder el poder, cuando (el gobierno) quiera puede flexibilizarse".
"Hay personas con raciocinio" para conducir la transición a "un
desenlace no sangriento", opinó.
Felicitó la mediación del cardenal cubano Jaime Ortega ante las
autoridades, a pesar de sus recientes críticas a la jerarquía de la
Iglesia católica de la Isla "cuando no ha tenido actitudes consecuentes".
"Si esto fue producto de la intercesión del cardenal Ortega, pues lo
felicitamos porque ese es un papel justo, el que debe jugar como
mediador", subrayó.
También valoró la mediación de Ortega el activista de derechos humanos
Elizardo Sánchez, aunque advirtió que el gobierno cubano "pone por
delante sus intereses políticos más que cualquier otra consideración".
Sánchez, presidente de la opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos
y Reconciliación Nacional (CCDHRN), opinó que, con ese gesto, el
gobierno "estaría renunciando a los actos de barbarie que organizó
contra estas mujeres indefensas, debido a su alto costo político".
"Resultaba evidente que la opinión pública internacional estaba
rechazando esto", señaló.
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