No tengan miedo
By ADOLFO RIVERO CARO
La prensa ha destacado unas recientes declaraciones del cardenal Jaime
Ortega. Antes de proseguir quisiera aclarar que no soy un católico
militante sino algo mucho más raro, un simpatizante. He llegado a la
conclusión de que en un mundo culturalmente controlado por una izquierda
socialdemócrata (que en EEUU se llama ``liberal'') radicalmente hostil a
nuestros valores tradicionales, la Iglesia es un pilar de sensatez.
Ortega afirmó, entre otras cosas, que el pueblo cubano espera con
urgencia cambios en la isla. ``Nuestro país se encuentra en una
situación muy difícil, seguramente la más difícil que hemos vivido en
este siglo XXI'', manifestó el Cardenal en una entrevista divulgada el
lunes en el portal de la revista católica Palabra Nueva. Según Ortega,
un diálogo Cuba-Estados Unidos sería el primer paso necesario para salir
de la crisis. Parece sugerir que los problemas que hay en la isla se
derivan de un diferendo, aparentemente inexplicable, entre Estados
Unidos y Cuba, y que un simple diálogo pudiera superarlo.
Esto es falso. Ningún demócrata puede ser tolerante con los que quieren
destruir la democracia misma. Eso sería profundamente hostil a los
intereses populares. Cualquier gobierno puede ser inmensamente popular
en un momento dado. Pero no se puede permitir que aproveche esa
coyuntura para cambiar la estructura democrática del país, quitarle al
pueblo su derecho a cambiar de opinión y eternizarse en el poder. Eso
fue lo que hizo Fidel Castro y lo que pretende hacer el llamado
``socialismo del siglo XXI''.
El pueblo tiene todo el derecho del mundo a elegir gobernantes
socialistas, aunque las consecuencias puedan ser un obvio
empobrecimiento. (A no ser a que renuncien establecer esas políticas
socialistas internamente, como ha hecho Lula). Lo que es inadmisible es
quitarle la posibilidad de cambiar de opinión. Eso es privarlo de su
libertad. Libertad que, por supuesto, implica la de escuchar diferentes
puntos de vista.
El diferendo entre Cuba y Estados Unidos surgió cuando el gobierno de
Fidel Castro decidió liquidar la propiedad privada de los medios de
producción, acabar con la democracia y establecer una dictadura
unipartidista. Y no sólo eso. Una vez establecido su absoluto control
interno, el régimen dedicó todos sus esfuerzos a promover regímenes
afines en América Latina y el resto del mundo. Esa lucha del gobierno
cubano por promover dictaduras comunistas hizo que corrieran ríos de
sangre en nuestro continente. ¿Cómo no se iba oponer EEUU?
Es fácil criticar a los ejércitos de América Latina por su sangrienta
represión de la insurgencia marxista. Pero ¿cuánta sangre no hubiera
corrido si esa insurgencia hubiera tomado el poder? Inimaginable. Por
otra parte, aunque nunca se dice, las fuerzas armadas llevaron nuestros
países a donde están hoy, a la democracia. Muchos socialistas no se lo
perdonan y pretenden pasarles la cuenta. Nunca se habla de enjuiciar a
los terroristas, a los que hicieron atentados y pusieron bombas. Sólo se
habla de enjuiciar a los que trataron de reprimirlos. Cuidado.
Los socialistas han luchado incansablemente por un gobierno parecido al
de Fidel Castro. Pero, cincuenta años después del triunfo de la
``revolución cubana'', prácticamente nadie apoya ese modelo. Ha
fracasado en el llamado ``campo socialista'' y hasta en la mismísima
Unión Soviética. Es natural que la dictadura cubana quiera ignorar ese
inmenso rechazo popular al comunismo que ha sido la mayor revolución
político-social del siglo XX. Pero, ¿cómo es posible que la Iglesia
cubana quiera ignorarlo? ¿Cómo es posible que defienda el status quo? Y
eso es precisamente lo que hace, porque la dictadura nunca va a cambiar
a menos que sea forzada a hacerlo.
¿Cómo interpretar el llamamiento de Ortega a que se pacifiquen los
ánimos? Según el Cardenal: ``Tras la muerte del opositor preso Orlando
Zapata Tamayo por una huelga de hambre de 85 días, que dio lugar en las
últimas semanas a una `guerra verbal' de los medios de comunicación de
Estados Unidos, de España y otros. Esta fuerte campaña mediática
contribuye a exacerbar aún más la crisis. Se trata de una forma de
violencia mediática, a la cual el gobierno cubano responde según su modo
propio''.
¿Qué quiere decir esto? ¿Que es censurable que haya habido una gran
protesta internacional contra la muerte de Tamayo y la represión a las
Damas de Blanco? ¿Que esto es una `violencia mediática', más o menos
equivalente a la violencia física utilizada por el régimen? Por favor.
¿Desde cuándo protestar contra un crimen ha sido tan negativo como
cometerlo?
``Respecto a todo aquel que se encuentra en situaciones deplorables, sin
analizar las causas ni las razones de su condena, la misión de la
Iglesia es siempre la de la comprensión y la misericordia, actuando
discreta pero eficazmente para que la situación de esas personas
afectadas sea superada para bien de ellas y de los suyos'', afirma el
prelado.
¿Significa esto que la Iglesia actuó ``discreta pero eficazamente'' en
el caso del Archipiélago Gulag? Por favor. En unos pocos años, un simple
libro, el de Alexander Solyenitsin, hizo infinitamente más por acabar
con la monstruosa represión soviética que todas las ambiguas
declaraciones de la Iglesia.
Juan Pablo II le dijo expresamente a la Iglesia Católica de Cuba: ¡No
tengan miedo! El pueblo cubano necesita, desesperadamente, que le hagan
caso. La Iglesia está comprometiendo su futuro en la isla. Ese futuro
depende de la actitud que tome hoy.
http://www.elnuevoherald.com/2010/04/24/v-fullstory/703590/adolfo-rivero-caro-no-tengan-miedo.html
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