Laritza Diversent
LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Para los periodistas del
programa televisivo Mesa Redonda y el radial Hablando Claro, están
justificados los insultos verbales que coreaban las masas enardecidas en
los mítines de repudio contra las Damas de Blanco.
¿Es lícito que las autoridades y sus comunicadores sociales estimulen
esas actitudes, cuando la Constitución de la República los obliga a
garantizar la integridad física de todos los ciudadanos? Ninguno de los
agentes policiales presentes en los mítines de repudio hizo nada por
poner fin a una situación que alteró sobremanera el orden público.
¿Hasta dónde llegará la hipocresía y la doble moral? Los mismos que
convocaron al pueblo frenético, eran los que después hicieron un cordón
de "protección". Los medios de comunicación, con el mismo estilo, en
unos casos avalan la sarta de groserías o epítetos humillantes y
vejatorios vociferados por el público, y en otros los critican.
Para el sistema cubano es patriótico que las turbas revolucionarias
amenacen, golpeen y acosen a los disidentes que se atreven a protestar
públicamente. Claro, esos actos de repudio son "manifestaciones
espontáneas" de odio, incitadas y dirigidas por la policía política. En
ese caso vale todo.
Sin embargo, en otros supuestos esas conductas molestan. Por ejemplo,
este año aumentaron las ofensas desde las gradas, en casi todos los
estadios donde se desarrolló la temporada beisbolera. El coro de
groserías llegó a un punto tal, que el diario Granma llamó la atención
sobre la actitud de los espectadores.
"El comportamiento del público en nuestros estadios de béisbol, y otros
deportes, ha ido tomando un derrotero bien distante de los niveles de
instrucción y educación característicos del pueblo cubano", afirma el
periodista Enrique Montesinos su trabajo titulado, ¿Vale todo?
Me llamó la atención la pregunta que formuló, porque utiliza la primera
persona del plural: "¿Qué costo tendremos que pagar en la formación
ética y moral de las nuevas generaciones?". Surge la duda: ¿A quién
dirigió la interrogante? ¿A los mismos que, desde los años 80,
utilizaron los mítines de repudio como una forma de represión? Es
demasiado cinismo hacer esa pregunta, cuando de sobra se sabe que las
manifestaciones espontáneas de las "masas" son el resultado de la
"esmerada instrucción socialista".
La chusma es detestable cuando manifiesta el rechazo espontáneamente.
Cuando se lo inducen es patriótica. ¡Qué conveniente! Si me abuelo
estuviera vivo les diría: "Bueno, ¿en qué quedamos? ¿Se peinan o se
hacen crespitos?
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