El Nobel de la Paz para las Damas de Blanco
By ARIEL HIDALGO
Las flores poseen su propio lenguaje y el gladiolo significa ``tristeza
por ausencia''. Y es justamente tristeza por sus esposos e hijos presos
en cárceles remotas del país, que un grupo de mujeres sale a las calles
vestidas con el color de la paz, el blanco, y con gladiolos en las
manos, protestando pacíficamente por el injusto cautiverio de sus seres
queridos.
Esos hombres no mataron ni hirieron a nadie, no robaron ni realizaron
sabotajes. Sólo expresaron críticas contra una política violatoria de
los más elementales derechos, como los de expresión y asociación. Y por
esa sola razón fueron sentenciados a elevadas condenas de cárcel y
confinados a lejanas prisiones del país. Y sus esposas y madres no están
pidiendo la renuncia del presidente ni de nadie, ni un cambio de la
política gubernamental, sino sólo que se ponga fin a la injusticia
cometida contra sus seres queridos liberándolos. Ellas no profieren
insultos, no agreden a nadie, no destruyen nada a su paso. Sólo marchan
silenciosas con las fotos de sus seres queridos estampadas en sus
blancas ropas.
Y sin embargo, el poder descarga todo su odio contra esas mujeres
indefensas lanzando contra ellas turbas para hostigarlas e insultarlas,
lanzando calumnias contra ellas por todos los medios masivos de difusión
que sólo ellos controlan y sacándolas a la fuerza de la vía pública.
Pero nada las detiene y a pesar de la hostilidad y las amenazas, siguen
manifestando. Se alega que el imperio les paga para que protesten en las
calles. También la dictadura militar argentina pudo haber alegado que
las Madres de la Plaza de Mayo recibían cheques de Moscú para que
protestaran. Pero sólo los dictadores pueden levantar calumnias tan
peregrinas. ¿Necesitan estas mujeres que alguien les pague para que se
manifiesten a favor de la excarcelación de sus seres queridos
injustamente presos?
Por eso un grupo de 12 cubanos integraron un comité gestor para la
propuesta de la nominación de las Damas de Blanco al premio Nobel de la
Paz 2011, entre ellos algunos de los iniciadores del movimiento
disidentes y de derechos humanos, como su fundador, Ricardo Boffil; uno
de los gestores en Cuba de la Corriente Socialista Democrática, Enrique
Patterson; uno de los más destacados luchadores pacíficos del Movimiento
Cristiano Liberación, Miguel Saludes; ex presos políticos como el
sindicalista Pedro Pablo Alvarez Ramos, de los 75 de la Primavera Negra;
y como Miguel Sigler Amaya, otro de los 75 y miembro de una familia de
héroes; Marcelino Miyares, líder demócrata-cristiano que en todas las
batallas levanta la bandera de la reconciliación nacional; Eduardo Mesa,
el hierro candente en las conciencias cristianas; Teté Machado, la
primera en la Diáspora en dar voz a los disidentes cuando no tenían
ninguna; Oscar Peña, que desde los albores del movimiento disidente supo
tender puentes entre los hombres y mujeres que han de levantar juntos el
pedestal de la patria futura; y el que escribe esta columna, quien ya
cansa con su prédica de que la única y verdadera revolución que falta y
es preciso hacer es la que debe librarse en los corazones de los cubanos.
¿Y qué decir de Adrián Leiva, luchador en tierra patria dentro del
movimiento disidente, y luego, en la Diáspora, destacado miembro del
Movimiento Concordia en cuyo seno naciera la propuesta del premio Nobel
para las Damas de Blanco, pero que nunca abandonó su propósito de
regresar a la tierra amada que ocupaba su mente (incluso dormido) cada
minuto de sus 24 horas diarias, hasta que intentando arribar a la
añorada tierra, fue aún más lejos para alcanzar otras costas, las de la
gloria. El Comité Gestor, que tenía 12 miembros, sigue teniendo 12.
Leiva sigue activo. Sólo ha cambiado de trinchera.
stos son los cubanos que han lanzado la propuesta de nominar a las Damas
de Blanco al Nobel de la Paz. Detrás, cuyas firmas son seguidas de una
lista interminable sin barreras nacionales donde acaba de estampar la
suya el cantautor de la Paz sin Fronteras, Juanes.
El proceder de estas mujeres, sin odios, sin ofensas, encarnando el
espíritu de la paz, es el ejemplo de lo que puede llegar a ser la patria
futura, hacia la cual se llega deteniendo de una vez por todas con
flores en vez de piedras, con palabras de amor en vez de insultos, esa
sucesión de actos revanchistas que nos encadenan permanentemente desde
hace casi un siglo al desencuentro, al desarraigo y al cautiverio. El
mal no se enfrenta con el mal, ni la violencia con violencia. Como
dijera el teólogo francés Lanza del Busto: ``Si devuelves mal por mal,
no reparas el mal: lo duplicas''.
Con esas mujeres marcha una nación, marcha la dignidad y el decoro de
todo un pueblo.
Infoburo@AOL.com
http://www.elnuevoherald.com/2010/04/09/v-fullstory/692630/ariel-hidalgo-el-nobel-de-la-paz.html
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