2010-04-06.
Nelson Nuñez Dorta, Querétaro, México
(www.miscelaneasdecuba.net).- Como un intento de blindaje ante la más
mínima sugerencia de transformación, puede interpretarse el discurso que
el Segundo Secretario del PCC, dirigió a los representantes de una
avejentada organización juvenil, definida como, "el más fiel relevo de
la generación del centenario", pero a la que aún no se le permite
cumplir su principal misión y mucho menos hablar de cambios.
Resulta incomprensible que después de medio siglo de preparación
político- ideológica para ser merecedores del ansiado ascenso, los ya
"veteranos comunistas", deban continuar aguardando y confiando en esa
gerontocracia que se atrinchera cada día con más obstinación en el poder
y los paraliza explicándoles que, son necesarios todavía una mayor
preparación, para formar así cuadros más capaces.
Por las palabras de Raúl Castro podemos inferir, sin lugar a dudas, que
únicamente la desaparición física de la llamada dirigencia histórica,
será la que facilitará un cambio real en la errática dirección del
fallido experimento cubano.
Las nuevas generaciones y las ya no tan nuevas, si no se imponen con
voluntad, tendrán que continuar la espera para asumir su propio destino,
pues la "alta dirección de la nación" o "dirigencia histórica" no confía
poner en sus manos ese engendro, al que llaman proyecto social que los
convirtió y los ha mantenido en una elevada e impenetrable cúpula,
durante más de cincuenta años.
La autodestrucción de la quimera que una vez fue reconocida como
Revolución Cubana, ha pasado el punto de no retorno y para sus viejos
dirigentes se trata ahora únicamente de emplearse a fondo, intentando
retrasar al máximo el conteo regresivo, pues no quieren aceptar en vida
su responsabilidad en tan colosal fracaso, aunque, por sus palabras,
sabemos que lo reconocen pero cumpliendo con sus acostumbradas
artimañas, lo atribuyen exclusivamente a causas ajenas y ellos con
absoluta desfachatez, no se sienten responsables de la insostenible
situación en la han sumido a la nación cubana.
La falta de respuesta de la población a los reiterados llamados de sus
gobernantes, resulta innegable el mandato se pudo escuchar nuevamente
esta ves con más premura; "hay que combatir y enfrentar enérgicamente la
apatía política, la desobediencia a las leyes, el consumismo y la
desmovilización, contrapuestas con el socialismo", esa fue la arenga
lanzada por una dirigente juvenil, que ya pasa de los treinta y cinco
años, a los miembros de una organización que día a día y de forma
vertiginosa pierde representatividad y poder de convocatoria entre los
jóvenes cubanos , en la misma medida en que continua siendo un pasivo
eco de la dinastía castrista.
El discurso de Raúl Castro evidencia lo irreversible de la crisis,
cuando se queja de la falta de obreros para la construcción, la
agricultura y las industrias, la falta de maestros y también de personas
que quieran integrar el impopular cuerpo represivo en el que se ha
convertido la policía nacional El rechazo a las ofertas de trabajo del
gobierno indica la total ausencia de estimulación de la fuerza laboral,
en un sistema donde el trabajo no se valora como fuente de riquezas y
los salarios no satisfacen las necesidades básicas.
Algo en extremo delicado y que no se debe pasar por alto es el
reconocimiento de que existen en la actualidad y lógicamente han
existido desde el surgimiento del régimen cientos de miles, quizás más
de un millón, según las propias palabras de Castro II, de empleos
innecesarios o plantillas infladas, esos trabajadores que sobran y que
se ubican dentro de las esferas empresariales y presupuestadas,
seguramente forman parte, del inmenso ejercito burocrático creado por el
propio sistema para "organizar, supervisar y controlar" a los que
intentan producir alguna riqueza. Ese inmenso monstruo tiene su
Frankenstein y no se puede culpar de su creación, a los "centros de
poder imperial" del Norte o Europa, como tampoco se les puede culpar del
desastre agrícola y de la apatía de una sociedad ocupada por encima de
todo, en lograr la satisfacción de sus necesidades más perentorias.
Lo cierto es que ese inmenso derrame económico debe ser eliminado,
pero el como es el que detiene a la dogmática y desgatada dirigencia
cubana, pues implicaría cambios económicos fundamentales y permitir la
tantas veces negada, discutida y reprimida libertad de iniciativa
privada, medida que representaría el colofón del fracaso para dogmática
predica del necesario control oficial sobre las fuerzas productivas y
los medios de producción.
Es por eso que la vieja casta no se anima a tomar decisiones, pues los
llevaría irremediablemente a la perdida de ese poder absoluto que les
garantiza su existencia. Tratan de ganar tiempo pidiendo calma, ante el
rosario de problemas y carencias que agobia a la población, para
intentar garantizar una continuidad que es absolutamente insostenible,
porque significaría la continuidad de un fracaso que ya nadie esta
dispuesto prolongar en Cuba.
No podían faltar en el discurso del "valiente General", las ofensas, las
amenazas y el intencional y poco creíble descrédito a los que no tienen
derechos de expresión en la isla, a esos dignos opositores pacíficos,
que no se intimidan y están poniendo en jaque al rey y su sequito.
La arremetida histérica contra el llamado "poder imperial", que ahora
perciben ampliado territorialmente, cuando hablan del Norte y de Europa,
acusándolos de ingerencistas y orquestadores de campañas contra la
dictadura, es muestra de la obstinación y el aferramiento de los Castro,
que con la lógica de su avanzada edad, prefieren morir, antes que bajar
voluntariamente del pedestal, pero es precisamente el pedestal el que ya
no soporta el paso de los años y el peso de tanta infamia.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=26987
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