El disidente cubano Adrián Leiva murió hace un mes ahogado cuando
intentaba regresar a Cuba en una embarcación.
El disidente Adrián Leiva falleció ahogado al intentar volver a Cuba
Conferencia de Adrián Leiva el pasado 4 de diciembre de 2009
ABC.es
Actualizado Miércoles , 07-04-10 a las 13 : 57
Firma con orgullo "ciudadano cubano", aunque escribió esta carta desde
Miami el 7 de abril de 2009. Hoy hace justo un año. La titula "Adrián
Leiva. Palabras para oídos humanos", y en ella cuenta por qué necesita
volver a su isla. Una isla que abandonó en 2005 y cuyo gobierno le negó
la entrada desde entonces.
Leiva logró volver a Cuba en 2008, pero fue expulsado al acabar su
permiso de tres meses expirase. Cuando trató de regresar el año pasado,
le negaron la salida del Aeropuerto Internacional de Miami.
Esta es la carta publicada en la web del Partido Demócrata Cristiano de
Cuba (PDC) donde militaba el disidente y periodista cubano que murió
ahogado el pasado mes al intentar volver a pisar su tierra.
"Creo necesario escribir estas palabras, no para justificar ningún acto
de mi vida, sino para compartir mis pensamientos con ustedes. Algunos de
los que recibirán estás líneas me conocen desde la infancia en mi
Palatino querido; otros, la dicha de su presencia me llegó más tarde,
dentro de Cuba o en mi viajes a los Estados Unidos. Prefiero titular
esta carta "Palabras para oídos humanos", porque lamentablemente los
cubanos un día, sin darnos cuenta, dejamos de razonar con la lógica de
los seres humanos y empezamos a "pensar" como dóciles "compañeros". Ese
fue el momento en que nos robotizamos y nuestras mentes tomaron un
oscuro y triste camino. También fue el momento en que dejamos de
preguntarnos dónde está nuestro derecho como seres humanos y nos
convirtieron en seres casi humanos, sin derechos. Dejamos de amarnos
unos a otros para vigilarnos y descalificarnos unos a otros. Yo
desconfío de ti y tú desconfías de mí.
(...)
Nos impusieron el lenguaje del razonamiento antihumano; el razonamiento
del "compañero". Todos, de una manera u otra, hemos sido intoxicados en
mayor o menor medida por el virus. Unos a favor, otros en contra, pero
todos dejándonos de amar y viéndonos como enemigos, y descalificando
nuestra condición humana por la mutua desconfianza.
Poco a poco perdimos la razón de las palabras PATRIA, FAMILIA Y NACIÓN.
Amigos míos, cada persona es libre de fijar residencia en el estado que
desee. Es válido y respetable ese derecho, pero jamás un pueblo fue tan
autodestructivo al descalificar a sus hijos por razones migratorias como
lo ha hecho lastimosamente el pueblo cubano.
En la llamada tierra de libertad
,políticos de origen cubano abogan por leyes que nos permiten viajar a
nuestro país sólo cada tres años, actuando de igual modo que el sistema
que dicen combatir y sumándose a la violación del artículo 13 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos
Algunos recordarán los gritos de "gusanos" a quienes se marchaban del
país. Más tarde, los mítines repudio y los gritos de "escoria". Fijar
residencia en otro país era, y continúa siendo, un delito para el cubano
y, peor aún, ejercer el natural derecho de volver a residir en el país
de uno es un pecado capital, toda vez que "aceptamos" la denigrante
"salida definitiva" que nos impone el fidelismo.
No sé si mi lejana raíz de hebreo (algunos nos generalizan
inapropiadamente como judíos: soy de Palatino, no de Judea) me haga
sentir el natural derecho de volver a mi tierra y negarme a ser un
emigrante, por la simple razón de tener patria. Somos los cubanos el
único pueblo que no lucha masivamente por retornar a su tierra, sino más
bien añora salir de ella.
Culpar a un gobierno de esta realidad es justo, pero también debemos
recordar que a todos nos toca una dosis de responsabilidad social. Si la
emigración fuera la solución de nuestros problemas, con 11 millones de
visas se acabaría el problema de Cuba. Claro, también desaparecería la
Nacíon Cubana.
Amigos míos, no permitamos que el derecho a estar en nuestra patria o el
de fijar residencia en otro país, sea motivo para descalificar a ningún
cubano llamándolo gusano o infiltrado. Continuar pensando así es hacerle
un favor a los que nos impusieron la filosofa del odio y la división.
Lo normal sería que todos los cubanos, de manera lógica y masiva
reclamáramos nuestros derechos civiles. La mayoría de nosotros alega que
viene buscando "tierra de libertad", sucede que una vez en ella no actúa
en consecuencia y se niega a reconocer que la libertad comienza en el alma.
Amigos míos, no permitamos que el derecho a estar en nuestra patria o el
de fijar residencia en otro país, sea motivo para descalificar a ningún
cubano llamándolo gusano o infiltrado
Aceptamos dócilmente pagar un dólar por minuto de llamada telefónica a
Cuba, permitimos precios súper abusivos en pasajes, tarifas de remesas y
envíos por libra de mercancía a Cuba, nos imponen una "salida
definitiva" con burdas excusas y, como si fuera poco, en la llamada
tierra de libertad, políticos de origen cubano abogan por leyes que nos
permiten viajar a nuestro país sólo cada tres años, actuando de igual
modo que el sistema que dicen combatir y sumándose a la violación del
artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
¿Cuándo comenzaremos a entender todos los cubanos que lo normal es
batallar por nuestros derechos civiles, que somos cubanos porque existe
Cuba y que descalificarnos sólo contribuye a que continuemos pensado
como compañeros, no a razonar con la lógica de lo que realmente somos:
seres humanos?
Cuba comenzará a ser un poco más libre el día que cada uno de nosotros
mentalmente comience a ser también más libre y a buscar la razón y la
lógica.
Si por defender el derecho de ser cubano y estar en Cuba, me
descalifican mis compatriotas y me acusan de ser en lo que no soy, ni
nunca he sido, entonces, con todo dolor, tengo que reconocer que el
fidelismo no se ha mantenido sólo por la fuerza, sino por la pobreza de
mente y alma de una parte considerable de nuestro pueblo. Que Dios
perdone tanta pobreza de razonamiento en algunos cubanos.
Reconozco que no tengo el valor de ustedes para soportar tanto dolor en
el difícil arte de ser un emigrado
Pero, sabiendo que llegaría a oídos humanos, sólo quería robarles unos
minutos con la lectura de esta carta a los que deseen hacerlo, cuando ya
no me encuentre entre ustedes y disfrute del privilegio de andar por las
calles de mi Habana, destruida sí, pero mi Habana al fin. Si eso es un
delito que me juzguen mil veces, pero teniendo patria no me resigno a
ser extranjero.
Reconozco que no tengo el valor de ustedes para soportar tanto dolor en
el difícil arte de ser un emigrado.
No me despido, sólo les digo hasta otro día y que Dios permita que las
barreras que hoy impiden que los cubanos tengamos una política
migratoria normal sean levantadas pronto, para el bien y la unidad
familiar de todo nuestro pueblo".
http://www.abc.es/20100407/internacional-iberoamerica/carta-disidente-cubano-201004071143.html
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