Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - La apertura de la
Administración Obama ha dejado al gobierno cubano sin explicación lógica
para impedir que el talento busque reconocimiento en los escenarios de
Estados Unidos. La sensatez está prevaleciendo sobre las posiciones
extremas a ambos lados del Estrecho de Florida. La compuerta entornada
con la autorización a norteamericanos para participar en la exposición
Chelsea Arte Actual de Nueva York, el Concierto por la Paz en La Habana
y eventos científicos, se abre con la avalancha de cubanos hacia el
Norte. Las afamadas Zenaida Romeu, Yenisay Valdés y Omara Portuondo
comenzaron la marea, pero Carlos Varela amplió el diapasón.
Las fiestas navideñas en Miami contaron con la Charanga Habanera hasta
en el Club Ache de la Pequeña Habana, y Buena Fe en el teatro Manuel
Artime. Las presentaciones de esos artistas en los programas televisivos
de María Elvira, Carlos Otero, A Mano Limpia y otros, han tenido gran
demanda entre la población, que alquila DVD a los piratas, quienes
grabaron de los "canales" captados ilegalmente o pasan las memorias
flash. Había expectativa sobre las eventuales declaraciones, y
satisfacción porque reconocieron que los cubanos muy apreciados por el
pueblo, y vetados por las autoridades, deben actuar en la Isla.
Los Van Van iniciaron en Florida, a fines de enero, la gira de 70
conciertos, donde las actuaciones miamenses en 1999 estuvieron inmersas
en la atmósfera de confrontación de la época desde ambas riberas del
Estrecho. En esta ocasión no han faltado "piquetes" frente a los
teatros, pero muy pequeños. Prevalece el ambiente más nostálgico y
familiar de las oleadas de cubanos emigrados después de los 80 y la
racionalidad de las descendencias cubanas nacidas en una tierra de
democracia y oportunidades, según las capacidades y esfuerzos de las
personas.
Juan Formell y los integrantes del grupo han evidenciado que la
mentalidad en Cuba cambia y, con la anuencia del gobierno, o
posiblemente más allá de lo que desee permitir, procuran beneficiarse
del futuro hoy en ciernes No sólo abogan porque los artistas exiliados
y prohibidos en Cuba actúen acá, sino que han compartido escenario con
viajeros más recientes, como Isaac Delgado y Manolín, "el médico de la
Salsa", entre otros.
No menos significativa fue la presencia de Chucho Valdés en la ceremonia
de los Premios Grammy, donde sumó al Grammy Latino otro galardón, por el
disco con su padre, el gran Bebo, nonagenario que ha estado prohibido en
Cuba, injustamente, no sólo para él sino para todos los cubanos. Esa
conjunción está siendo emulada por Formel, que se ha presentado con su
hija Vanessa y habla de su hijo Carlos Juan, residentes en Estados
Unidos desde hace muchos años, y a quienes en la Isla no se mencionan.
Pero Carlos Varela ha sido el visitante de mayor trascendencia, lo que
lamentablemente no se conoce en Cuba como merece, en gran parte por el
tradicional cierre a su obra y movimientos. Según informara The
International Herald Tribune en primera página el pasado 29 de
diciembre, inició su periplo en el Capitolio de Washington antes de
viajar a Hollywood, donde trabajaría en un álbum con Jackson Browne.
Allí conversó con legisladores y almorzó con altos funcionarios de la
Casa Blanca, luego tuvo un Jam Session en el salón de reuniones del
Comité Presupuestario del Congreso. Acudió a universidades e institutos,
donde las preguntas no versaban sobre música sino acerca de política.
"No represento a ningún gobierno ni partido político. Pero quizás por
eso los gobiernos y los políticos pudieran estar dispuestos a escuchar
lo que tengo que decir", señaló. Hacia 11 años de su anterior visita a
Estados Unidos, y en esta ocasión fue patrocinado por el Centro para la
Democracia en las Américas, una organización no gubernamental, según la
fuente.
En una reunión con el Representante Howard Berman, presidente del Comité
de Relaciones Exteriores del Congreso, Varela sugirió la adopción de un
enfoque diferente. Dijo: "Hay algunos políticos cubanos que usan el
aislamiento para su beneficio, pero no creo que nadie en Cuba pudiera
obstruir si los Estados Unidos decidieran abrir las relaciones. La
música no traerá un fin rápido a 50 años de conflicto político. Pero en
ausencia de intercambios diplomáticos significativos, los músicos pueden
servir más que de celebridades. La música no moverá a gobiernos, pero
podría mover a los pueblos. Y los pueblos pueden mover a los gobiernos."
Indudablemente los contactos multifacéticos entre los pueblos amplían
los horizontes.
En esta crítica etapa de urgencia por los cambios impedidos
oficialmente, pero inevitables debido a la dura y absurda vida impuesta,
los cubanos horadan las rocas de diversas maneras. Más allá del
estribillo de la canción "La Habana no aguanta más", "Cuba no aguanta
más" destrucción. Es tiempo de que el gobierno asuma sus
responsabilidades, que pronto no habrá pan y la Patria no merece este circo.
Noticias/Cuba Nuevas rutas (5 February 2010)
http://www.cubanet.org/CNews/y2010/feb2010/05_C_4.html
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