Friday, September 18, 2009

Prohibido contagiarse

Prohibido contagiarse
Oscar Mario González

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Durante los últimos días
de agosto, y lo que va corrido de septiembre, la bazuca (nebulizador
térmico) no ha dejado de sonar, lanzando chorros de humo pestilente que
impregnan el aire de un olor a petróleo quemado, que produce coriza y
dificultades para respirar.

Pero eso no es todo. Diariamente entran a las casas cubanas grupos de
inspectores del Ministerio de Salud Publica, para detectar la presencia
de larvas de mosquitos en tanques y otros recipientes, y en caso de
encontrarlas, proceder a eliminarlas. Otros grupos se dedican a
inspeccionar los trabajos realizados por la comisión anterior.

Un médico de la policlínica recorre las viviendas con un termómetro, con
el propósito de tomarle la temperatura a cada residente. Si sobrepasa
los 37 grados y medio, el posible contagiado es remitido a la
policlínica para comprobar si es portador o no del virus del dengue.
Otro médico toca a la puerta para suministrarle a la familia gotas de un
líquido con sabor a alcohol de reverbero que, según nos dicen, es una
vacuna contra el dengue.

De vez en cuando aparece una comisión del Partido preguntando al jefe de
familia por el desenvolvimiento general de la tarea, comprobando así el
trabajo de las restantes comisiones.

El entra y sale de gente extraña en los hogares preocupa a los
ciudadanos. La mayor suspicacia se centra en el grupo encargado de
registrar cada rincón de la casa para comprobar si hay larvas o no. Los
que tienen cosas "mal habidas" (casi todos en la cuadra), piensan que
entre los inspectores puede haber "chivatos" encargados de informar. La
paranoia los lleva a pensar que la inspección es un pretexto para espiarlos.
La gente más "luchadora", los gerentes estatales y otros por el estilo,
son los que más amenazados se sienten, aunque todos se inquietan, y
emerge entonces ese policía personal que cada cubano lleva dentro para
autocontrolarse.

La ciudadanía está alarmada con el despliegue de las comisiones anti
mosquito. Se tiene la impresión de que estamos ante una calamidad social
inminente. En el municipio Playa, por ejemplo, dicen que se encuentra el
mayor peligro, y también se cuenta que en los principales hospitales hay
muchas personas infectadas.

Además del dengue, se comenta sobre una "andanza" de conjuntivitis, y
que la fiebre porcina también está haciendo de las suyas; pero el asunto
se mantiene como secreto de Estado, casi al mismo nivel que la
convalecencia del Comandante.

Pienso que la cosa no es para tanto. Todavía no he detectado una
proliferación del dengue que justifique la magnitud del operativo
montado. Despliegue propio de aquellas catástrofes en que los muertos
yacen en las calles. La situación no es tan grave como la pintan. ¿Por
qué entonces el aspaviento?

Esta variante socialista, insertada en el chipojo caribeño, es sopa de
mucho caldo sin sustancia. Los comunistas siempre sobredimensionan los
sucesos mediante la algarabía; aprovechan cualquier ocasión para formar
el brete y alimentar la bachata. La tumbadora, el güiro y el cencerro
para formar la rumba callejera han probado ser más efectivos que la
metralla y los cañones. Esta es una de las razones para sembrar la
alarma.

La segunda es la necesidad que tiene el régimen de evitar una epidemia
de envergadura. Le han hecho creer al pueblo, y a no pocos en el mundo,
que las grandes epidemias son cosa del capitalismo, imposibles de
propagarse en un sistema cuya razón de ser es "el bienestar del pueblo".
De ahí que no nos dejen vivir, tocándonos a la puerta a cada instante,
para llenarnos la casa de humo, ponernos un termómetro o husmear en
todos los rincones, para controlar al mosquito… y quizás otras cosas.

En esta isla, aparentemente maldecida, no sólo se nos niega casi todo,
sino que está prohibido contagiarse. Cuba es libre hasta del mismísimo
demonio, y aquí no se muere nadie porque sí, sino cuando quiera la
revolución.

Cuba: Prohibido contagiarse (18 September 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/Sept09/18_C_6.html

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