Graduado de secundaria, maestro de primaria
La crisis se debe a la mediocridad dogmatizante de los programas de
estudio y al maltrato sistemático que sufren los educadores.
José Hugo Fernández, La Habana | 03/09/2009
No escampan las malas noticias relacionadas con el sistema de educación
en Cuba. A fuerza de ser alarmante y turbador y triste, el tema está a
punto de rayar en la tragedia.
La última novedad (hasta el minuto en que fueron redactadas estas
líneas) tiene que ver con los estudiantes de secundaria básica que, al
concluir este año el noveno grado, aceptaron recibir preparación para
convertirse en maestros de primaria.
Con el claro objetivo de atraerlos, ya que eran muy escasos los que
estaban dispuestos a optar por la variante, las autoridades de Educación
les habían extendido a estos alumnos un ofrecimiento tibiamente
atractivo, dadas las circunstancias:
Pasarían un curso de dos años para convertirse en maestros, a la vez
que, previo el compromiso de ejercer esta profesión durante ocho años,
iban a facilitarles matrículas en las carreras de letras de su
preferencia, para cuyo ejercicio serían liberados tan pronto cumplieran
su acuerdo de trabajo con el sistema de educación.
La oferta reportó beneficios a los planes de captación de las
autoridades, pues a los educandos les resulta cada vez más difícil
alcanzar matrículas para estudiar carreras de letras. Es verdad que no
pasaba de ser una coyunda de remedio, tanto para el que ofrecía como
para el que aceptaba. Pero a falta de pan, casabe. Al menos
representaría un paso hacia la lucecita en el final del túnel.
Sin embargo, para sorpresa de todos, el Ministerio de Educación acaba de
cambiar radicalmente los contenidos del acuerdo. Y como siempre sucede
en esta isla, los últimos en enterarse han sido los más implicados y
afectados.
Una vez realizados los trámites de ingreso en las escuelas para maestros
primarios, y, sobre todo, cuando ya no tienen la posibilidad de elegir
otras opciones de estudios como egresados de secundaria básica, a estos
alumnos se les notifica que su compromiso para prestar servicios durante
ocho años en el magisterio, ha sido alterado unilateralmente por las
autoridades, por lo cual estarán obligados a trabajar en ese sector
durante toda su vida laboral.
Y como ya no se les permitirá ejercer funciones al margen del
magisterio, queda también abolida la promesa de ofrecerles la
posibilidad de estudiar otras carreras. Sólo pueden aspirar a matrículas
para licenciatura en maestro de primaria.
Otra raya para la cebra
Era de esperar que estos adolescentes, y sus padres, consideren que
fueron manipulados y aun burlados. Igualmente es razonable que la
reacción de muchos entre ellos sea querer renunciar a su condición de
aspirantes a maestros.
Tal vez por eso el Ministerio de Educación tuvo a bien informarles las
malas nuevas cuando ya nos les queda tiempo ni oportunidad para aspirar
a otras opciones de estudios. En el mejor de los casos tendrían que
escoger las sobras, los rastrojos, aquellas alternativas que todos los
demás alumnos desecharon.
Tal es ahora el dilema de estos estudiantes. Pero no debe ser únicamente
el suyo.
El origen de la crisis (al parecer ilimitada) por la que atraviesa desde
hace años el sistema cubano de educación, radica no sólo en la
mediocridad dogmatizante de sus programas y métodos de estudios, sino
también, y quizás ante todo, en el maltrato y la falta de estímulos y de
consideración que han sufridos los educadores, sistemáticamente, casi
como estilo de trabajo. Y ya lo dejó dicho el dicho: no pueden tirar
flores aquellos a quienes se les tira cañonazos.
En fin, otra raya para la cebra, que de tan rayada pinta para caballo
negro, salvaje y al pelo.
Graduado de secundaria, maestro de primaria - Artículos - Cuba -
cubaencuentro.com (3 September 2009)
http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/graduado-de-secundaria-maestro-de-primaria-207306
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