Publicado el 08-25-2009
Tratamos de expandir la presencia de la Iglesia en Cuba
Por Mons. Thomas Wenski
Por más de una década, he venido visitando a Cuba en asuntos
relacionados con la Iglesia. Y de nuevo a mediados de agosto regresé a
visitarla junto al Cardinal O'Malley de Boston y el Obispo Oscar Cantú,
Obispo Auxiliar de San Antonio, Texas. Nos reunimos brevemente con
oficiales del gobierno Cubano al igual que con la persona que dirige la
Sección de Intereses Americanos en la Habana. Sin embargo, el propósito
primordial de esta visita fue el de reunirnos con oficiales de la
Iglesia para expresar nuestra solidaridad y ofrecer nuestro apoyo
mientras ellos continúan buscando expandir el espacio en el cual la
Iglesia opera en una sociedad cuyo gobierno aún se suscribe a la
ideología y práctica del Comunismo.
Durante una conferencia en la casa de retiro donde nos hospedamos en la
Habana, un reportero preguntó: ¿Qué necesita Cuba ahora? Mi respuesta,
que por cierto aún no he visto impresa, fue breve. Respondí con una sola
palabra, "esperanza". La Cuba de hoy está marcada por una creciente
incertidumbre y un sentido de desesperanza. Para muchos, especialmente
para los jóvenes, la esperanza se define como "marcharse."
En Spe Salvi, el Papa Benedicto escribió: "Un mundo sin Dios es un mundo
sin esperanza." Cuando una sociedad cierra la puerta hacia el Infinito,
o la transcendencia del ser humano, lo mismo por medio de adherirse a
una ideología materialista (como es el caso del Marxismo-Leninismo) o
por adherirse al materialismo práctico (como va en aumento en nuestras
democracias occidentales) la esperanza está exiliada. A pesar de que
Cuba ya no es oficialmente un estado "ateo", 50 años de comunismo
durante el cual las prácticas religiosas han sido activamente
desalentadas han tenido su efecto en la sociedad Cubana.
A través de todo esto, la Iglesia – a pesar de su situación debilitada y
sus números reducidos – ha sobrevivido. Hoy día la Iglesia en Cuba, más
allá de haber sobrevivido, está luchando por dar un testimonio a la
esperanza. Y, a pesar de las dificultades y la falta de recursos, está
ganando nuevos miembros y más espacio en el cual llevar a cabo su
misión. La visita del Papa Juan Pablo II en el 1998 ciertamente surtió
un inmenso efecto positivo. Y en cientos de parroquias a través de la
isla, en innumerables proyectos de asistencia social ofrecido por
Caritas, los católicos en Cuba son testigos de que esa esperanza nunca
defrauda, la esperanza que tiene un rostro humano: Jesucristo.
Una señal de esa esperanza es la construcción de un nuevo seminario a
las afueras de la Habana financiado primordialmente por la generosidad
de los Caballeros de Colón. Este seminario es la primera construcción
significativa emprendida por la Iglesia Cubana en 50 años. Se completará
en el verano del 2010, para dar en esa nación una feliz clausura del Año
del Sacerdote.
¿Cuán a menudo en la historia del mundo el dragón del Apocalipsis (cf.
Revelación 12:1-18) en sus varias encarnaciones ha querido devorar la
Esposa de Cristo?
Sin embargo, es el dragón quien al final termina vencido pues el amor
siempre triunfa ya que es más poderoso que el odio. Como dijera el Papa
Benedicto XVI: "….en todos los tiempos la Iglesia, el pueblo de Dios,
también vive de la luz de Dios y —como dice el Evangelio— se alimenta de
Dios... Así, la Iglesia, sufriendo, en todas las tribulaciones, en todas
las situaciones de las diversas épocas, en las diferentes partes del
mundo, vence. Es la presencia, la garantía del amor de Dios contra todas
las ideologías del odio y del egoísmo." (Agosto 15, 2007).
* * *
Mons. Thomas Wenski,
Obispo de Orlando, Fla.
Diario Las Americas - Tratamos de expandir la presencia de la Iglesia en
Cuba (25 August 2009)
http://www.diariolasamericas.com/news.php?nid=83937
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