Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Hace unos días me sorprendí
al pasar por el agro mercado estatal situado a cinco cuadras de mí
domicilio, en la calle 5ta. en el reparto Parcelación Moderna, municipio
Arroyo Naranjo. No encontré aquel agro mercado desolado donde la
"china", la dependienta, se abanicaba, ociosa, en espera de la papa
normada, la malanga o el plátano para dieta médica que, de vez en
cuando, aparecía. Una suerte de doble oferta (normada y liberada a
precios topados) aparecía en este mercado.
Entendí que ya el agro mercado de Parcelación Moderna, como tantos otros
en la capital, dejaba de ser estatal a tiempo completo, o sea, sólo para
la venta de productos subsidiados. En respuesta a la iniciativa raulista
de aniquilar toda especulación originada por la oferta y demanda, con la
consiguiente centralización en la venta de productos agrícolas, se
insertó en este establecimiento la oferta liberada a precios topados.
Para ello hubo que habilitar todas las tarimas en desuso.
Pensé que estaba en medio de las dos Corea, o encaramado sobre el
antiguo muro de Berlín, presto a elegir en cuál de las dos orillas
comprar. La de los subsidios sólo tenía malanga y calabaza, en tanto la
oferta liberada contaba con más de diez productos entre viandas, frutas,
verduras y hortalizas.
En la cola de los productos normados, una señora que compraba la malanga
de dieta para su padre enfermo, se quejaba porque la vianda había
aumentado aumentada de precio.
-¿Cómo es que subió la malanga a 80 centavos la libra si la semana
pasada costaba 30? –preguntó
-No se señora, yo sólo despacho y me guío por lo que dice la tablilla de
precios –dijo el dependiente.
Al Estado se le puede ocurrir confiscar determinado producto o servicio
en manos de los cuentapropistas, y luego asumir la actividad con
similares precios de venta, todo con el objetivo de competir con ese
sector privado que pende sobre una cuerda floja. Lo hizo con los
fabricantes de artículos de plásticos, aluminio y cuero, también con las
embotelladoras clandestinas de refrescos.
Dicen que los mercados de oferta y demanda cavaron su propia tumba
después del paso de tres huracanes en el último trimestre de 2008.
Intermediarios y especuladores se pasaron de rosca, al punto de poner
sobre la tarima una libra de frijoles a 20 pesos.
Un tanto seducido por los nuevos precios topados, compré guayabas a 2.50
la libra; habichuelas a 5 el mazo; malanga, a 3 pesos la libra y
plátanos machos a 2 pesos cada uno. Desde que el gobierno desmanteló los
cuatro quioscos particulares ubicados en el reparto, amparado por las
Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y las Cooperativas de
Créditos y Servicios (CCS), no había visto tanta variedad de productos
agrícolas en la localidad.
Salí satisfecho del agro mercado, suerte que no experimentó la vecina
que debatía con el dependiente el precio de la malanga para dieta
médica. Enfadada, optó por comprarla en la tarima liberada a sobre precio.
En menos de una semana la libra de malanga de dieta aumentó 50 centavos.
Estaba escrito con tiza en la tablilla de precios. ¿Será que como hay
tanta actividad en el agro mercado y el abastecimiento se triplicó los
empleados no saben quién subió la malanga?
Cuba: ¿Quién subió la malanga? (17 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/17_C_2.html
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