Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - En la Isla de Fidel Castro
carecen de libertad aquellos que aspiran a tener sus propios negocios,
los activistas de derechos humanos, y también, el aguacate. En el pueblo
costero de Santa Fe, al oeste de la capital, muchos vecinos venden
discretamente los aguacates de sus patios.
Cualquier santafesino anda con un par de aguacates en una bolsa de
nylon, vendiéndolos a diez o a doce pesos en moneda nacional, o los dos
por un chavito, equivalente a un dólar.
Como dicen que desde dentro del bosque no se aprecia bien la espesura,
fue el otro día que descubrí que en Santa Fe cualquier hijo de vecino
-gente bien humilde, o profesionales, coroneles y hasta policías- tiene
un árbol de aguacates en su casa. ¡Tremendo negocio! Sobre todo porque
los aguacates están ausentes de los mercados agropecuarios del Estado.
Me dio por detener la mirada en esos grandes árboles que pueden medir
hasta quince metros de altura y a sus dueños, vigilantes permanentes por
si a algún transeúnte se le ocurre dar un salto.
No me refiero al salto que vaticinó el pasado 9 de marzo el secretario
general del sector agropecuario, cuando aseguró en el periódico
Trabajadores que se podía dar dicho salto en la agricultura, pese a que
"en los últimos años perdieran la vida 109 trabajadores agrícolas por
deficiencia en la organización, y carecieran de ropa, calzado y medios
de trabajo los obreros del campo".
Raúl Castro, en cambio, fue más optimista. Nada de saltos. Él asegura
que gracias a la distribución de tierras aumentó la producción agrícola
del país.
Otro líder de la burocracia agrícola, quien está al frente del Instituto
Nacional de Investigaciones de Viandas Tropicales, fue más lejos que
Raúl. Aseguró, en el periódico Tribuna, que Cuba es el único país del
mundo capacitado para vencer el difícil reto de la seguridad alimenticia.
¿Qué ocurre entonces que los puestos de vianda están vacíos y las
frutas, vegetales y hortalizas brillan por su ausencia? ¿Es que la
prensa oficialista nos quiere aliviar la carga cuando nos repite que
otros están peores que nosotros porque existe el trabajo esclavo de los
inmigrantes en Estados Unidos, porque miles de residentes de Texas viven
en condiciones de extrema pobreza, porque en África Austral hay millones
de pobres, porque la malnutrición afecta a miles de niños en América
Latina y el Caribe, y porque en la provincia sudanesa de Darfur mueren
cada mes miles de personas por hambre?
El aguacate, como ya dije, bendita fruta rica en grasa y proteínas, se
ha convertido en el producto agrícola más clandestino e ilegal bajo el
régimen castrista. Anda de mano en mano por las calles cubanas,
vendiéndose a un precio muy alto para el trabajador cubano, ese que no
gana chavitos, y cuyo salario no pasa de cuatrocientos pesos.
Cuba: El clandestinaje del aguacate (26 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/26_C_3.html
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