José Hugo Fernández
LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.org -Es posible que el bosque no
nos esté dejando ver los árboles de las contradicciones internas que en
este minuto pujan dentro del aparato de poder en Cuba.
Suele especularse acerca de dudosas facciones en pugna por el relevo de
los altos cargos, y es ya socorrida la hipótesis de la división de
criterios por motivos generacionales, algo que si bien resulta cierto y
obvio, sigue siendo, hasta hoy, un problema bajo control para el llamado
liderazgo histórico de la revolución.
Mucho menos se habla de la contradicción, cada vez más patente y en
apariencia más irreconciliable, entre quienes, desde arriba, optan por
conservar la sartén por el mango mediante un pretendido
"perfeccionamiento" del socialismo.
Básicamente existen hoy aquí dos grupos de "perfeccionadores" oficiales
del socialismo. Ambos actúan amparados por el camuflaje de la armonía
mutua y aun de la complicidad. Pero a nadie convencen, posiblemente ni a
ellos mismos.
Cada día es más fácil verlos separados por lo que representa una
antinomia de esencias e incluso un choque entre el más elemental sentido
común y la obstinación por mantener el mazo a todo trance y contra todo
riesgo.
A un lado están los pulpos del mando absoluto. Al otro lado, los
ideólogos de la apertura, aunque con estrecho perfil. Pueden ser vistos
como el mismo perro, tal vez, pero con distinto collar. Para unos, el
pretendido perfeccionamiento socialista no pasa de ser demagogia,
ganancia de tiempo. Mientras que para los otros es (digamos) utopía.
Para aquellos es una trama. Y para estos es un trauma.
Existe una diferencia mucho más sustancial de lo que puede parecer a
simple vista entre los términos "perfeccionar el socialismo" y
"perfeccionar la dictadura". Por más que el primero conduzca
generalmente a la segunda, y que la segunda busque su acomodo camuflada
detrás del primero, sobre todo en nuestro continente, socialismo y
dictadura no siempre resultan, en rigor, sinónimos.
En esa diferencia justamente están las más soterradas pero también las
más atendibles contradicciones que minan hoy el aparato de poder del
régimen cubano.
Atendibles, digo, por su enorme potencial de peligro. Peligrosas, digo,
no por lo que pueden desencadenar sino por la componenda que seguramente
nos reservan.
Hasta este momento continúa prevaleciendo la variante de perfeccionar la
dictadura. Pero ello no significa la improbabilidad de un cambio de
rumbo en el futuro más o menos próximo. Significa apenas un tanto en el
arranque para los pulpos.
Sin embargo, ocurre que hasta los propios pulpos se dan cuenta de que
las energías ya no les alcanzan para llegar lejos. Así que a nadie debe
extrañarle que tengan guardada en la manga la entrega de la sartén a los
perfeccionadores del socialismo. Más que brutos serían si no lo
planearan, ya que para ellos representa un conducto expeditivo, tal vez
el único, de morir felizmente en sus camas, sin ventilar culpas ante el
escrutinio público y ante la justicia.
De manera que si bien hoy son sus íntimos rivales, aun cuando no lo
demuestren, ni lo deseen, los ideólogos perfeccionadores del socialismo
se proyectan como futuros salvadores, sino de la dictadura, que ya no
tiene salvación, al menos de los dictadores. Es algo que vamos a ver más
temprano que tarde.
El mayor suspense no radica en lo que aún tarden para materializar la
componenda, sino en la perspectiva de que una buena porción del pueblo
lo acepte y hasta quizás lo certifique con su voto como un paso
adelante. Entonces ni Dios podrá librarnos de la perfección con los
perfeccionadores incluidos.
Sería como mudarse de Cuba para Venezuela, pero sin petróleo, y con el
peso inmovilista de más de medio siglo de dictadura exprimiéndonos la
mollera y aplastándonos el lomo.
Cuba: Dios nos libre de la perfección (13 August 2009)
http://www.cubanet.org/CNews/y09/agosto09/13_C_1.html
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