CARMEN MUÑOZ | MADRID
Actualizado Domingo, 23-08-09 a las 22:06
El atleta Frank Casañas tuvo que romper el billete de avión delante de
su compañero para convencerlo de que había decidido quedarse en España y
no regresar a Cuba con el resto del equipo. Era el año 2005 y el
discóbolo cubano descansaba en un hotel de Alcalá de Henares, durante
una breve escala después de participar en el Mundial de Helsinki. La
última vez que representó a Cuba. «Me fue fatal porque fui a Finlandia
con la idea de quedarme en España», explicó a ABC. La lanzadora de
martillo gallega Dolores Pedrares —entonces su novia, hoy su mujer— fue
a recogerlo al hotel de madrugada para no levantar sospechas.
Desde entonces no han sido precisamente días de vino y rosas. Pero, a
diferencia de otros compatriotas que tomaron la misma decisión, su
trayectoria deportiva ha sido ascendente. El atleta de Guanabacoa (La
Habana)nacionalizado español acaba de regresar de los Mundiales de
Berlín, donde llegó a semifinales.
«Derrumbados en Berlín»
En la capital alemana se enteró de que cuatro jugadores de la selección
cubana de baloncesto «desaparecieron» hace una semana en las islas
Canarias, después de jugar dos partidos amistosos. Georvis Elías Sayus,
Grismay Paumier, Taylor García y Geofrey Silvestre acudieron el pasado
miércoles a la Jefatura Superior de la Policía de Canarias para
«manifestar su deseo de solicitar asilo», según señalaron las fuentes
consultadas en el Ministerio de Interior. Ahora, desde el lugar donde se
ocultan para que el régimen comunista no les obligue a volver por la
fuerza, deben formalizar la petición de asilo político. Otro dilema para
el Gobierno español en sus difíciles relaciones con La Habana.
La novia de uno de los baloncestistas que «se quedaron» —«desertar» es
el verbo que emplea el régimen— se enteró de la noticia en el campeonato
de Berlín. «Fue un momento muy triste, nos derrumbamos tanto ella como
el resto de los cubanos que estábamos allí; yo me vi reflejado y me
acordé de esa gente que me quiere en Cuba», afirmó Casañas. En el hotel
coincidió con la delegación cubana. Con disimulo se reunía con sus ex
compañeros para «tratar de recobrar el tiempo perdido, yo iba a sus
habitaciones, nos intercambiamos ropa, una felicidad».
Sin vuelta atrás
«Quedarse», en lugar de regresar a la isla después de una competición
internacional, es una dura decisión. Aparte de las consecuencias para
sus familiares en la isla, para los deportistas no hay marcha atrás y
pueden pasar años hasta que la dictadura de los Castro les permita
volver a ver a los suyos. Si regresan poco después —arrepentidos o por
la fuerza— saben que su carrera está acabada y pueden ser condenados a
prisión.
El activista de derechos humanos Elizardo Sánchez precisó que el
«abandono de funciones públicas encontrándose en el extranjero» se
castiga con unos siete años de cárcel en el Código Penal. «Bajo ese
cargo, que se supone reservado para funcionarios, el régimen ha
condenado a centenares de deportistas, médicos, estudiantes...», añadió
en conversación telefónica desde La Habana. Según Sánchez, un quinto
baloncestista, Alex Labastida, dejó el hotel de Canarias con todas sus
pertenencias, pero se arrepintió y regresó con la delegación. «El
Gobierno no se lo va a perdonar, se ha convertido en una "no persona"»,
explicó.
Hace poco más de un año, el ex presidente Fidel Castro rompió la
práctica oficial de ocultar las «deserciones» en la isla y citó con
nombres y apellidos a los «traidores», en una de las «reflexiones» que
escribe desde que se apartó del poder por una grave enfermedad en 2006.
El dictador rechaza el deporte profesional, que eliminó al llegar al
poder hace medio siglo. Como contrapartida, su país ostenta el récord
mundial de fuga de atletas.
Dólares y euros
La falta de libertad y la perspectiva de un futuro incierto, tanto en lo
económico como en lo profesional, son los principales motivos que les
mueven a dar ese paso. Un ex deportista cubano afincado en España, que
quiere permanecer en el anonimato, marca como momento clave para la fuga
de atletas la despenalización del dólar en 1994. «Los deportistas no
quieren cobrar en pesos cubanos, sino en dólares o euros, por lo que
intentan salir a competir en el exterior ya que la bolsa de premios es
en dólares».
Aunque Estados Unidos es el destino número uno para los deportistas
cubanos que deciden marcharse de la isla, son muchos los casos que han
terminado en el deporte español. En atletismo, Frank Casañas, Niurka
Montalvo, Joan Lino Martínez, Yesenia Centeno o Luis Felipe Meliz; Iván
Pérez en waterpolo; Rolando Urios, Julio Fis y Rafael Dacosta Capote en
balonmano o Taymí Chappé en esgrima. No todos ellos «se quedaron» en
España, algunos vinieron «por amor». Se casaron, lograron la
nacionalidad española y el Gobierno cubano les vetó para participar bajo
su bandera y para volver a pisar su país.
«Desertores» de elite - Internacional_Iberoamerica - Internacional -
ABC.es (23 August 2009)
http://www.abc.es/20090823/internacional-iberoamerica/desertores-cuba-200908232159.html
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