Economía de resistencia y criba de negocios extranjeros al cumplirse
tres años con Raúl Castro al mando
Fernando García | La Habana. Corresponsal | 26/07/2009
Resistencia es la consigna. Mientras a los cubanos se les impone el
"Ahorro o muerte", para los empresarios extranjeros el dilema está entre
resistir o irse. Mientras los isleños se sofocan con los apagones
diarios de aire acondicionado, los negociantes foráneos tiemblan desde
hace meses ante la congelación de fondos en sus cuentas bancarias de Cuba.
La medida, derivada de la falta de liquidez en divisas por la crisis, se
traduce en una criba de las compañías extranjeras que aquí operan. El
Gobierno de Raúl Castro, que hoy cumple tres años al mando tras caer
enfermo su hermano Fidel, ha tomado medidas para una descongelación por
orden de prioridades que será lenta y dejará víctimas por el camino.
A falta de datos oficiales, las estimaciones oficiosas hablan de más de
medio millar de cuentas de compañías de fuera cuyos fondos, por un total
que oscilaría entre los 600 y los mil millones de dólares, permanecen
retenidos en los bancos estatales de la isla; en los peores casos desde
enero.
Es la versión nacional de la crisis financiera internacional; muy
singular, pues los caminos de la economía cubana son inescrutables. Aquí
hay en realidad un sólo comprador, que podríamos considerar como el
holding Cuba, S.A. Las empresas importadoras del grupo pagan a los
proveedores sin atrasos, pero el dinero queda temporalmente bloqueado en
un banco del holding.
Esta entidad dispone de los fondos como si fueran préstamos para poder
financiarse, ya que el grupo no dispone de divisa suficiente para todos
ni desea engrosar su deuda. "No podemos gastar más de lo que tenemos",
dijo Raúl Castro hace exactamente un año, en el discurso del 26 de julio
por la conmemoración del asalto al cuartel de Moncada en 1953.
El presidente cubano enfrió entonces, con un jarrón de realismo, las
expectativas que el anterior 26-J había despertado al anunciar cambios
"estructurales y de concepto". No hay previsiones ciertas de lo que hoy
dirá en su intervención por el 56º aniversario del asalto.
Lo cierto es que aquella frase del año pasado resume la filosofía
financiera de Raúl Castro, que en marzo cambió todo su equipo económico
al remodelar el Gobierno: como lo que hay no alcanza, es preciso
ahorrar, reducir importaciones y tomar prestado del amigo extranjero
antes de entramparse más (deuda externa de 13.500 millones de euros).
El problema de liquidez en Cuba resulta de una mortífera combinación de
subida de las importaciones, (el 43% en 2008, hasta llegar al 78% del
intercambio comercial), estancamiento de las exportaciones, bajada de
ingresos por la caída del turismo y del precio del níquel, y menor
disponibilidad del socio venezolano por sus menores rentas del petróleo.
El Ejecutivo ha entregado a los ministerios el control del gasto en
divisas, hasta ahora en manos del Banco Central. Tal descentralización
permite fijar mejor las prioridades y agilizar el desbloqueo de cuentas
a los proveedores más necesarios: los vinculados a la sanidad, el agua o
la comida.
Pero muchos empresarios foráneos –curiosamente salvo los exportadores
norteamericanos de fármacos y productos agrarios, excluidos del embargo
pero que Cuba debe pagar en el acto– sufren en la cola.
Algunos han tirado la toalla y otros empiezan a desesperar. Unas diez
empresas catalanas que exportan a isla han lanzado un SOS al Govern para
que, con avales, palíe el problema de tesorería que la congelación de
fondos les ha originado. No resisten.
El dinero tiembla en Cuba (26 July 2009)
http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20090726/53752334391/el-dinero-tiembla-en-cuba.html
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