Monday, January 19, 2009

La realidad cubana

Publicado el domingo 18 de enero del 2009
La realidad cubana
GLORIA LEAL

Sabrá alguien lo que es la realidad cubana? ¿La podrá definir alguien?

A cada paso sale una nueva realidad cubana. La última o más reciente es
la de algunos artistas y escritores, que viven como la clase
privilegiada de la cúpula gobernante. Como los miembros de la familia
''real'' con los lujos burgueses que tan hipócritamente condenaron,
combatieron y eliminaron del país los altos dirigentes y su falsa
doctrina igualitaria. Un grupo de artistas vive en La Habana en
apartamentos cómodos, en casas sabrosas, hasta con nana para los niños y
ropa comprada en París. Entran y salen del país a su antojo, dizque a
cumplir con contratos e invitaciones en Madrid, Lima o Estocolmo. A
cantar timba o sus propias composiciones, a tocar instrumentos, a
estudiar con una beca y a exponer sus pinturas en Nueva York o Berlín,
mientras el pueblo sufre el hambre, las moscas, las cloacas y el apagón.
Los privilegiados viven con dos ciudadanías, dos residencias, dos
pasaportes, un pie dentro y otro fuera. Y lo más triste y doloroso, se
pasean por Miami para asistir a la Feria del Libro, o a un programa de
TV, o a cantar en un club. Para luego volver a la isla a disfrutar de
los dólares que se llevan de aquí.

¿Para eso es que existe Miami? ¿Para ir y venir? ¿No estábamos aquí
exiliados? ¿No éramos refugiados políticos? ¿Lejos de las garras del
comunismo? ¿De la persecución? ¿De la ignominia? ¿De la represión? ¿No
es por eso que llevamos 50 años penando para que Cuba sea libre? ¿Una
nación democrática con elecciones libres y libertad de movimiento, de
palabra, de reunión?

Hay muchas realidades, muchos estratos, muchas lecturas, muchas
interrogantes, y mucha opacidad en la realidad cubana. A todos los
niveles. La realidad cubana no es monolítica ni homogénea. El sueño
marxista de que todos los ciudadanos fueran iguales nunca se hizo
realidad. Mucho menos ahora. Y si no, pregúntenle a un cubano común y
corriente que viva en la isla.

Allá se vive una realidad desconocida aquí, y mientras más tiempo pase
de habernos ausentado, más lejano es el conocimiento de la realidad de
allá. Y más enredado resulta descifrarla. Y más difícil resulta
comprenderla.

Pero aquí, visto fríamente, hemos entrado a una nueva realidad que
debemos afrontar y aceptar.

Al año llegan legalmente a esta ciudad 20 mil cubanos directamente en
aviones desde la isla (por la llamada ''lotería de visas'') y otros
tantos miles por el cruce terrestre de fronteras y con pies secos,
escapados en precarias embarcaciones o por contrabando pagando $10 mil.
Sumemos aquellos 20 a estos otros 15 mil: son 35 mil al año.
Multipliquemos por los últimos 10 años, y obtenemos la esclofriante
cifra de 350 mil cubanos, nacidos, criados, formados y malgastados por
el gobierno revolucionario que ahora viven de este lado del Estrecho de
la Florida.

La política de Estados Unidos establecida en 1966 hacia los cubanos es
obsoleta. Nada tiene que ver el cubano que llega hoy con el cubano que
llegó hace 20 años, 30, 40, 50 años. La Ley de Ajuste se promulgó para
acoger a los cubanos que huían del comunismo, perseguidos y en peligro
de cárcel o de paredón. En aquella época los cubanos abandonaban la isla
por razones políticas, ideológicas.

Un gran porciento de esos cientos de miles que llegaron en las últimas
décadas desconocen las razones políticas por las que vino el millón
anterior, porque desconocen lo que es política. Habrá quienes vengan
buscando refugio por ser perseguidos, pero la inmensa mayoría viene
buscando oportunidades económicas como los demás emigrantes de cualquier
otro país. Por eso entran y salen a la isla, sin ningún problema de
conciencia ni de ideología. Por eso van a los conciertos de Paulito FG y
los Van Van, porque para ellos no hay problema de conciencia ni de
política. Simplemente es su música, es su generación, es la continuidad
de su vida allá, acá.

Es cierto lo que decía Arturo Arias Polo [El Nuevo Herald, Viernes, Zona
Franca, 16 de enero]: la gente va a ver aquí a los músicos que viven en
Cuba ''por la conexión afectiva con el sonido de su generación''. No
piensan en los argumentos políticos, ni les importa que vivan allá, ni
que crean en Fidel y en su régimen. Simplemente, les gusta su música y
van a oírlo porque les gusta bailar a su ritmo sin cuestionarse más allá.

Ya Miami se va pareciendo más a la Cuba actual que a la Cuba de antes.

Es una nueva nostalgia. Otra nostalgia.

http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas_de_opinion/story/361166.html

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