¡Cuba libre!
17 de enero de 2009
Este 2009 la Revolución Cubana cumple 50 años de vida. Como tal,
sobrevivió a la caída del Muro de Berlín, a la distención del bloque
comunista de Europa del este, a la revolución capitalista de China y
hasta a la revolución institucionalizada del régimen priísta.
Incluso, la revolución socialista de la isla sigue inspirando nuevos
animales políticos, como la revolución bolivariana en Venezuela (el
libertador Bolívar ha de estar retorciéndose en su tumba). Pero que la
Revolución Cubana haya perdurado tanto tiempo y haya sobrevivido a
tantos muertos no significa que goce de cabal salud.
De hecho, nunca ha estado peor que ahora, aunque sus líderes siguen
fabricando un espejismo de bienestar y solidez que a estas alturas
ningún cubano es capaz de atisbar ni por accidente. Es el humo de una
verborrea necia que ya no alcanza por sí sola a encubrir una realidad
que no se puede eclipsar con buenas intenciones. Son los escombros de
una revolución que hace mucho dejó de ser revolución, de una utopía que
muy pronto se vistió de tiranía, esclavitud y miseria. Son las ruinas de
una promesa de futuro que se detuvo el mismo día que triunfó la
revolución. Por eso, visitar Cuba es como viajar al pasado, a un tiempo
suspendido en 1959.
Así lo atestiguan sus calles y edificios, sus autos y camiones, sus
escuelas y hospitales... Todo se detuvo, se detuvo el tiempo, se detuvo
la esperanza, se detuvo la vida. Por eso, ahora más que nunca, Cuba
necesita ser libre.
Sin embargo, me temo que la obstinación de los dirigentes cubanos, pero
sobre todo de los hermanos Castro, no nos permite albergar muchas
esperanzas. Su disociación de la realidad les impide proyectar una
suerte de glasnost para Cuba, pues si la revolución fracasa, ellos
también habrán fracasado. Pero he ahí que la revolución ya fracasó y
hace mucho. Por eso, todo parece indicar que se avizoran tiempos
nublados para la población cubana, que a los anhelos de libertad
sobrevendrá una nueva asonada represiva. En efecto, el gobierno
"socialista" de la isla sigue acallando a la disidencia con mano dura y
sigue dando muestras fehacientes de su profundo desprecio por los
valores de la libertad.
De hecho, el gobierno cubano ha ingresado a una etapa demencial en la
que la frontera entre la realidad y la fantasía suele confundirse
indistintamente. Ya nadie en su sano juicio se cree el cuento "de la
amenaza americana" que regularmente utilizan sus dirigentes para
justificar su permanencia en el poder. Ciertamente, el bloqueo
estadounidense a la isla caribeña debe ser condenado. La comunidad
internacional no puede dejar de tomar cartas en el asunto. Pero de ahí
no puede inferirse que cualquier crítica o cuestionamiento hacia el
gobierno cubano sea identificado inmediatamente como contrario a los
intereses de los cubanos.
El gobierno castrista expresa con dramatismo la soledad de todos los
totalitarismos. Su esquizofrenia es más que evidente: toda voz es
callada, toda palabra es censurada, toda acción es reprimida, menos
aquellas, obviamente, que sirvan para legitimar al régimen. El secreto y
la mentira han logrado aposentarse en el trono.
Cuba vive hoy un diálogo de sordos. No existe esfera pública; no hay
sociedad civil ni tampoco libertades políticas y civiles. En este
desierto, sólo es visible el caudillo moribundo, el longevo dictador,
con su hueca retórica revolucionaria. El futuro de Cuba está hipotecado
a un mesianismo revolucionario que ya no resiste la mínima prueba de la
historia.
Ya es hora de acabar con todas las hipocresías, especialmente aquellas
que han endulzado la demagogia de ciertas izquierdas. Cuba no es hoy el
último reducto de la dignidad, como algunos despistados siguen
predicando, sino una de las imágenes más patéticas del siglo XXI. El
enemigo de Cuba no se encuentra afuera de sus fronteras sino en sus
propias entrañas. La disidencia cubana ha levantado su voz y palabra
para advertir al mundo entero los riesgos apocalípticos de este "Alien"
del trópico. Esperemos que su mensaje no llegue demasiado tarde.
Director del Centro de Estudios de Política Comparada
No comments:
Post a Comment