Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El ingeniero José Carlos
Santos, viceministro del Azúcar, en una entrevista publicada por el
diario Granma el 4 de noviembre, brindó información sobre el estado de
la producción cañera en el país. En 2008, señaló, se superará en más 12
mil hectáreas la siembra respecto al año anterior.
Lamentablemente, no ofreció el porcentaje de siembras malogradas, que es
muy alto usualmente en Cuba, debido a la mala calidad de las labores; ni
las áreas demolidas, las cuales deben ser considerables teniendo en
cuenta el pésimo estado de las plantaciones.
Hay que apuntar que en los comienzos del Período Especial la superficie
cosechada era de más de 1,4 millones de hectáreas, mientras en la zafra
2006-2007, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) fue
de 329,5 miles de hectáreas, menos de la cuarta parte que a principios
de los años 1990. Como puede apreciarse, el optimismo de Santos no
resulta convincente.
El funcionario, además, anunció que en la zafra anterior se lograron
como promedio 41,4 toneladas por hectárea, lo que señaló como el mejor
rendimiento en los últimos 16 años. Si se compara ese promedio con los
niveles logrados en la zafra 2004-2005 de 22,4 tons/há y la zafra
2005-2006 de 28 tons/há, indudablemente significa un avance. No
obstante, si se compara con los rendimientos alcanzados antes de 1959,
hace más de 50 años, resulta una noticia desalentadora. Así, desde 1937
eran realizadas zafras muchas veces superiores a 41.5 tons/há. Por
ejemplo, en 1958 el rendimiento alcanzó 43,66 tons/há. Actualmente, el
rendimiento promedio mundial es de alrededor de 70 tons/há y los mejores
productores rebasan las 100 tons/há, según datos de FAO.
A lo anterior debe añadirse que la zafra 2007-2008 estuvo precedida por
un magnífico año de lluvias, lo cual seguramente ayudó a alcanzar el
parámetro de eficiencia referido por el viceministro. A causa de la
reestructuración de la industria azucarera cubana, debía haber crecido
considerablemente el rendimiento de caña por área, pues al reducirse las
extensiones cañeras podían escogerse las mejores tierras para ese
cultivo. Asimismo, al haber una superficie inferior para atender, la
lógica indica que se creaban mejores condiciones para concentrar y
emplear los recursos tanto materiales como humanos, lo cual podía
incidir en una más alta productividad, lo que inexplicablemente no ha
sucedido.
Hasta el momento se desconoce la cantidad de azúcar producida en la
pasada zafra, así como otros indicadores importantes para evaluar la
eficiencia productiva, tales como el rendimiento industrial, o sea,
azúcar obtenida por unidad de caña procesada. Especialistas en la
materia, que raras veces se equivocan, sitúan la zafra 2007-2008 en un
entorno cercano a 1,5 millón de toneladas de azúcar, base 96 grados; una
producción muy mediocre, si se tiene en cuenta que en 1894 Cuba elaboró
más de 1,1 millón de toneladas, y sin duda alguna hubiera pasado el 1,5
millón a fines de ese siglo si no hubiera sido por la destrucción
ocurrida durante la Guerra de Independencia. En 1909 se llegó a más de
1,5 millón teniendo una población algo mayor a 2,0 millones de habitantes.
Estos datos y otros que los expertos del MINAZ pudieran tomar en
consideración, se exponen en el monumental estudio El Ingenio, Complejo
Económico-Social Cubano del Azúcar, del historiador Manuel Moreno
Fraginals.
De acuerdo con la información mostrada puede afirmarse que no son
tiempos de complacencia, sino de seria preocupación por las dificultades
de la que fuera nuestra primera industria. Mientras hoy muchos países
obtienen grandes provechos, como es el caso de Brasil, Cuba, la otrora
gran azucarera del mundo, cada día está más a la zaga, entre otros
aspectos de su economía, en la producción y procesamiento de esa
extraordinaria fuente de riqueza que es la caña de azúcar.
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