Sunday, December 07, 2008

Ceremonia y muchas fotos

Crónicas
Ceremonia y muchas fotos

Cómo vender una casa sin que lo vea el Estado, que no quiere oír hablar
de tejemanejes a cambio de dinero.

Rafael Alcides, La Habana | 03/12/2008

Coincidieron en el bar de un restaurante las dos parejas. La primera
tiene dos casas, una él, otra ella; se conocieron recientemente y están
por casarse, aunque eso no está decidido aún, pues ella está esperando
que la reclame su anterior marido, del cual no está divorciada, y
casarse allá afuera con él, que está esperando la reclamación que
iniciaron sus hijos años atrás.

Por lo pronto, hagan lo que hagan después, están viviendo ahora en la
casa de ella, que es un mejor piso y tiene mejor posición que la de él.
La casa de él no está mal, tiene tres habitaciones grandes, vista al
mar; pero han decidido venderla de modo de vivir con amplitud económica
el tiempo que les quede en Cuba, con lo cual impedirían además que, en
vez de quedarse el Estado con las dos casas cuando a ellos finalmente
los reclamen, se tenga que quedar con una.

La segunda pareja la integran un español de cierta edad y una joven
mulata graduada en Lengua Inglesa, fanática de Los Van Van, el ajedrez y
la fotografía. Desde 2002 el español visita el país tres y hasta cuatro
veces por año. O, mejor dicho, viene al país a visitarla. Están buscando
una casa para comprarla.

De modo que cuando aquel mediodía coincidieron ambas parejas cuyos
sueños tan bien encajaban, lo tomaron como una cita. Del bar salieron
para la casa en venta y ajustaron el precio: 40.000 euros en la mano.

Entonces viene cómo hacer la venta sin que lo vea el Estado, que no
quiere ni oír hablar de que alguien vendió su casa o la permutó por una
más pequeña a cambio de dinero. Un amigo del vendedor, que sabe de esas
cosas, da la solución. Fue una semana muy agitada, de mucho papeleo y
gasto de dinero pero productiva.

La licenciada y el dueño de la casa se casan. El amigo de éste, el
hombre que diera la solución, tiene un amigo que puede hacer que, a
cambio de cierta suma, el matrimonio aparezca consumado años atrás,
después la licenciada y el ahora ex dueño de la casa se divorciarán y
acordarán, al dividir los bienes gananciales, quedarse él con los
muebles, el refrigerador, el televisor, y ella con la casa. Claro está
que todo esto será pura formalidad, él nunca se llevará los muebles, y
el matrimonio, aunque legal, se quedará en eso, ceremonia y muchas fotos
para colgarlas en la sala.

Pues, desde luego, están los vecinos, a muchos de los cuales, en todos
los barrios, de todas las provincias, de todos los municipios de toda la
isla, les gusta hacer anónimos, disfrutan esa muy antigua pasión
literaria que ya en los días de la Inquisición había conocido uno de sus
más sonados boom, y está, acucioso, insomne, el CDR, que lo que no sabe,
lo presume.

Pero el nuevo matrimonio no carece de imaginación, ni de asesoramiento
al respecto, ni de la experiencia histriónica que, sacada de quién sabe
cuál educación secreta, demuestran, puesto que no son actores
profesionales. De modo que acordaron horas para dejarse ver en el
barrio, paseando de manos cogidas y cinturas rodeadas por el brazo de
vez en cuando; horas para dejarse ver juntos en la casa, con las
ventanas abiertas, además de algunas conversaciones grabadas que ella ha
venido pasando de noche, de modo que desde el pasillo nunca han dejado
los vecinos en estos meses de "oírlo" a él hablando con ella y a veces
cantando muy al fondo, como si lo estuviera haciendo desde el baño.

Pronto será el divorcio, con lo que no tendrán que seguir actuando estos
singulares esposos, y podrá ella, al fin, traer a vivir a su casa, como
ha sido su sueño, a su macho del alma, al tipo que le rompe el "coco",
un sonero con el que venía viéndose en secreto, pues el tipo era casado,
desde su primer año en la escuela de Letras, y dedicarse con él a vivir
del alquiler en divisas de las dos habitaciones de la casa que dan al
mar, por lo que no necesitará del español.

Casi un final feliz, pues a la otra pareja, por lo que me dicen, si bien
todavía no ha podido salir del país, buena vida no les falta.

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/ceremonia-y-muchas-fotos-136478

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