2008-03-27.
Yoel espinosa Medrano, Periodista Independiente, Cubanacán Press
La economía cubana, cada día anda inmersa en un aparente caos con
predicables ascensos. Nadie lo duda; sólo hay que observar el curso de
cómo las prestaciones de servicios a la población y la satisfacción de
las necesidades básicas, para el cubano de a pie, se han convertido en
el principal enemigo de los días.
No son pocos los que dejan, tanto en la casa como en la calle al amparo
de un mísero merendero, pasar por alto horarios de comidas y batirse con
un pedazo de pan y agua con azúcar. Sin embargo, todavía existen
"Fidelistas", con mentes estrechas, que no admiten la ineficiencia del
sistema para generar, al menos, la alimentación y a pesar de también,
chocar con la dura verdad, no quieren ver más allá de sus narices y
achacan el panorama crítico del momento al bloqueo impuesto por los
Estados Unidos.
Quizás ellos, solo en apariencias del autoconvencimiento individual o
colectivo, tengan algo de razón. No obstante, cierto es que con el
cuento del bloqueo, calificado de «injusto», hay una cúpula
gubernamental que vive a toda leche y derroche familiar de artículos
electrodomésticos, viajes a hoteles reservados para el turismo foráneo y
alimentos y bebidas reservadas para los selectos privilegiados.
El resto de la población, "juega pelota a la dura y sin guantes", porque
la maltrecha canasta básica de alimentación reservada por una libreta de
racionamiento, solo alcanza para las primeras 10 entradas del mes. Lo
otro, hay que lucharlo en la calle.
No hablemos de las abultadas tarifas para el pago de la electricidad, el
servicio telefónico, los equipos electrodomésticos entregados al amparo
de eso que llaman «revolución energética» y el transporte urbano e
interprovincial.
Con frecuencia se escucha la frase: "El cubano nunca se deja arrancar la
cabeza." Pero, creo que los nacidos de 1959 para acá nacieron sin ella.
Quien trata de poner en práctica alguna inventiva para "amortiguar el
golpe", siempre recibe un mochazo por parte del estado.
Los sesudos al frente de la economía, no dejan proliferar las
iniciativas particulares que repercuten positivamente en la población.
En la década de 1990 la cosa estaba bien fea. Le dieron luz verde a las
licencias particulares. Los paladares privados suplieron los
restaurantes. Poco a poco el estado aumentó los impuestos y las
restricciones crecieron para las operaciones de los cuentapropistas o de
iniciativa privada. La mayoría de esos establecimientos ubicados en los
portales o salas de los hogares cubanos quebró.
Yo me pregunto una y mil veces, sin encontrar la respuesta: ¿Qué culpa
tiene el Gobierno americano con el descontrol y el robo generalizado que
ocurre en las empresas estatales cubanas? Los trabajadores asisten a sus
puestos de trabajo con el interés de "luchar", vocablo de moda, que
significa robar o hurtar.
Aquí a nadie le interesa si la economía avanza o no. Lo importante de
cada día es llevarse algo para la casa o venderlo en el mercado negro
pera resolver una de las tantas necesidades, o simplemente para comprar
alguna bebida y ahogar las penas en el alcohol.
Qué se puede decir de la falta de médicos, enfermeras y personal de
Salud, en hospitales, policlínicos, sin mencionar los consultorios
médicos de los barrios. Además del desvío de medicamentos de fabricación
nacional, importaciones o donaciones, desde las farmacias o las
instalaciones hospitalarias, con la finalidad de revenderlos en el
mercado negro.
De la Educación ni hablar. El promocionismo y el fraude se han
institucionalizado a lo largo y ancho del país. La gran idea de
desaparecer las Escuelas Formadoras de Maestros surte efecto en la
actualidad. El déficit de maestros preparados frente a los alumnos es
alarmante. Las aulas son cubiertas por adolescentes que a penas han
alcanzado el bachillerato.
Esto no hay quien lo entienda. Los profesionales ponen a un lado los
conocimientos adquiridos en la universidad para desempeñarse como
panaderos, dependientes, choferes, o asumir cualquier otro oficio que de
hecho, mediante la "lucha", reporta mayores beneficios que lo estudiado.
Quien tiene la culpa que esto ocurra, ¿los gringos?
Entonces, quién le pone un cascabel ante tanta mentira y cubaneo a costa
del cacareado bloqueo. Juzgue más allá de cualquier acotación que se
pueda ofrecer y tendrá otra razón muy diferente a la que espetan
continuamente los sesudos «misioneros» de la maltrecha economía de la
isla caribeña.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=14627
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