Tuesday, October 16, 2007

LOS REVOLUCIONARIOS CUELGAN SUS UNIFORMES DE GUERRA

LOS REVOLUCIONARIOS CUELGAN SUS UNIFORMES DE GUERRA
2007-10-16.
Guillermo Morales Catá, Corresponsal en Barcelona de Misceláneas de Cuba

América Latina ya no cree en revoluciones y los Comandantes tampoco.
Necesitan un nuevo disfraz para mostrarse al mundo. Los hermanos Castro
en Cuba, Chávez en Venezuela y Ortega en Nicaragua colgaron su uniformes
verdeolivo. Y Evo, en Bolivia, por si acaso, salió a la escena pública,
directamente, vestido con un jersey a rallas.

El dictador cubano, que salvo muy raras ocasiones usó traje y corbata,
se ha cansado de su atuendo militar. La enfermedad que le mantiene fuera
de combate le ha obligado a ponerse algo más cómodo y ahora se muestra
al mundo nada más y nada menos, con uno de los símbolos por excelencia
de la globalizada economía capitalista: un chándal Adidas.

Ya nada, o casi nada, queda de aquel romántico barbudo de la Sierra
Maestra. Cuando hizo su entrada triunfal en La Habana en 1959, dicen que
las señoritas de entonces se volvían locas a su paso: joven, alto,
guapetón, viril. Y para más, el morbo añadido que dan los uniformes.
Enfundado en su traje de guerra rompió corazones y sedujo a medio mundo.

El uniforme del dictador se convirtió en todo un símbolo de la
resistencia revolucionaria en América Latina. Pasaron los años, y sin
embargo el color verdeolivo se fue gastando, se fue manchando de sangre
y odios. Y de ser un símbolo revolucionario se convirtió en alegoría de
violaciones de derechos humanos, de las libertades primarias del ser humano.

Al "hermanísimo" ya apenas se le ve en público vestido de militar.
Aunque, a decir verdad, Raúl Castro acostumbra a usar un uniforme menos
vasto que el de su hermano. Es más de usar el uniforme de gala. Una
camisa más refinada, pantalón más ligero y sin "zambrán" (ese cinturón
grueso que usan los militares en campaña).

Raúl –al frente del Gobierno cubano desde que hace más de un año su
hermano le delegara el poder- ha optado también por vestir corbata y
traje en las recepciones y recibimientos a los dignatarios que durante
los últimos meses han visitado Cuba.

Por otro lado, el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha colgado
definitivamente, parece ser, su uniforme de guerrillero. Aquel traje
verde que usaba desde los tiempos de la guerrilla sandinista contra
Anatasio Somoza pasó a la historía. Entre 1985 y 1990, cuando gobernó a
su país por primera vez, siempre se le vio vestido de verdeolivo. Eran
otros tiempos. Los tiempos del amor idílico entre la Revolución cubana y
la nicaragüense.

Después, en 1990 perdió las elecciones frente a Violeta Chamorro. En el
96 y en el 2001 volvió a postularse pero también volvió a perder hasta
que el año pasado volvió a ser reelecto como Presidente de Nicaragua,
claro que esta vez, vestido de camisa blanca, como símbolo de pureza;
una pureza que ya no existe en este loco aventurero.

Ya nunca viste de militar. Ortega cambió de casaca con la misma
facilidad que se cambian los listos. Se dio cuenta, o alguien le asesoró
bien, que las guerrillas y las revoluciones ya no sirven para nada. Que
son tiempos de democracia.

Y en Venezuela, Hugo Chávez, que siempre tuvo aires de grandeza, intentó
dar un golpe de Estado en 1992 al entonces presidente Carlos Andrés
Pérez. Y como cualquier militar que se precie, no podría vestir de otra
manera: boina, camisa y pantalón de guerra. El 2 de febrero de 1999 es
electo Presidente y aún así sigue vistiendo su uniforme. Se creía la
reencarnación de Fidel Castro, quien le había recibido ya en La Habana
varias veces.

En el 2002 un grupo de militares le juegan con su misma moneda e
intentar derrocarle a través de un frustrado golpe de Estado. Pero la
comunidad internacional apoya a Chávez porque había sido electo
democráticamente. Lo que las comunidad internacional no podía prever era
que en menos de cinco años Chávez reformaría las leyes de su país para
perpetrarse, como Fidel, para siempre en el poder.

Según estimaciones oficiales de organismos internacionales, en Venezuela
hoy el 52 por ciento de la fuerza laboral trabaja en la economía
sumergida; y el nivel de pobreza (la incapacidad de generar, en los
hogares, los ingresos que permitan adquirir la cesta básica de alimentos
) no baja de un 48 por ciento.

Confrontación con medio mundo, además, es lo que ha traído el Gobierno
de Hugo Chávez, quien, no obstante, asesorado, ha cambiado su uniforme
por una camisa roja, quizás como intención de borrar su imagen de golpista.

Sin embargo, el indígena Evo Morales no ha querido cometer el mismo
error que sus grandes aliados (los hermanos Castro, Chávez y Daniel
Ortega). Evo decidió cambiar el "look" de la "izquierda latinoamericana"
y entrar directamente a la escena política vistiendo un jersey a rayas
("chompa", como le dicen los bolivianos). Él mismo ha dicho que "es un
regalo pero no recuerdo quién me lo hizo".

Lo cierto es que el jersey de Evo se ha hecho tan popular que algunas
firmas de ropa vieron el filón y hoy la comercializan en España por 49
euros. Y hasta en China, Japón, Chipre y Noruega se vende. De tanto
lucir su chompa, Evo Morales lo convirtió en un negocio.

Los rebeldes de América Latina cambian de disfraz, como si de manera
sutil quisieran mostrarse al mundo con una imagen más actual, más
sencilla. ¿Qué ya no se llevan los uniformes verdeolivo? Tal vez que los
uniformes de las guerras se convirtieron en símbolo de las violaciones
al respeto de los derechos humanos.

El mono, aunque se vista de seda, mono es.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=12164

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