Las guaguas chinas
Oscar Mario González
LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Ya ruedan por las calles
habaneras las prometidas guaguas que desde hace más de dos años la
población venía esperando con interés y curiosidad.
Según el vicepresidente del Consejo de Ministros, Carlos Lage, la
presencia de estos vehículos obedece a un plan de mejoramiento del
transporte que comenzó en 2005. Sin embargo, hasta el momento no
habíamos visto a los ómnibus en pleno servicio.
Estructuralmente son sobrios, espaciosos y con buena utilización del
área interior. La utilización de materiales plásticos duros y
resistentes y la abundancia de elementos de unión como pernos y remaches
de acero le dan solidez al espacio destinado a los pasajeros. Una
abundante y adecuada disposición de ventanillas favorece la ventilación.
Los asientos, cómodos y desprovistos de cubiertas o rellenos están
adecuados al maltrato que suelen darle los pasajeros. Según los choferes
con los que he hablado, las características técnicas son muy buenas. En
fin, la valoración que se hace de ellos es que son fuertes, modernos,
cómodos y resistentes.
Nadie mejor que los chinos para saber que el transporte público de un
país socialista tiene que estar desprovisto de adornos. Hecho a prueba
de maltratos e indolencias propios de la conducta humana cuando trasiega
con lo que por ser de todos no es de nadie.
Muchas personas con sentido realista, y basados en la experiencia de
casi medio siglo pronostican que con el maltrato de los pasajeros, el
mal estado de las calles y el exceso de pasaje, dentro de poco las
guaguas estarán hechas un desastre. Esto es lo que comentan porque es lo
que han visto siempre. Pero como ninguna realidad humana obedece a leyes
rígidas e inexorables, puede que con el cambio de las cosas cambie la
gente y duren más estas guaguas. ¿Por que no?
Por su parte, el vicepresidente Lage informó que ya se encuentran en el
país 552 autobuses y que para 2008 llegaran a la cifra de l l48. Así
mismo reconoció el "deterioro importante" del parque y aclaró que "las
mejoras serán graduales y demorarían varios años en materializarse".
En l958 la capital cubana poseía un servicio de transportación de
pasajeros envidiado por el resto de los países del continente. La
gestión corría a cargo de dos grandes empresas: la Cooperativa de
Ómnibus Aliados S.A. (COA) y la Financiera Nacional del Transporte S.A.
(Autobuses Modernos). La primera era una empresa privada en forma de
cooperativa de los propietarios de las diferentes rutas; trasladaba al
75% de los habaneros cuando la ciudad solo contaba aproximadamente con
un millón de habitantes. Poseía un inventario de l 200 vehículos marca
General Motors y una plantilla de l2 000 obreros y empleados. La otra,
sustituta de los antiguos tranvías, se encargaba del 25% de los
pasajeros con 780 vehículos de la Leyland Motors Ltd y 5 000 efectivos
laborales.
El transporte ha sido una de las actividades más golpeadas en estos
últimos 48 años. Las dificultades empezaron cuando la recién nacida
revolución no había empezado a confrontar grandes problemas económicos.
La explicación es bien sencilla: fue la primera industria confiscada por
el estado revolucionario. En fecha tan temprana como a los dos meses y
cinco días luego del triunfo fidelista. Casi de inmediato empezaron los
interminables problemas por lo que se habilitaron camiones rusos para el
trasiego de pasajeros. Las razones de la temprana incautación
obedecieron a la presencia de capitalistas cercanos a Fulgencio Batista
en las direcciones de las entidades.
Aunque los defensores del socialismo se nieguen a reconocerlo y
promuevan lo contrario, cuando el estado pone su mano en la actividad
económica la gestión se empobrece, estanca o arruina.
No comments:
Post a Comment