Publicado el 10-06-2007
Historia del bandolerismo en Cuba
Por Guillermo Cabrera Leiva
Sobre este tema se ha escrito mucho. José Varela Zequeira y Enrique José
Varona, entre otros escritores cubanos, han dejado valiosos estudios
sobre el tema. Ultimamente Carlos Ripoll, el destacado martiano, es uno
de los autores que han expuesto con detenimiento el desarrollo de aquel
grave mal social en los últimos decenios del siglo XIX.
Han surgido en Canarias varios estudiosos del bandolerismo en Cuba,
motivados tal vez por el hecho de haber sido canarios o hijos de
canarios, algunos de los más notables bandoleros que dejaron huella en
la historia de la Isla.
Entre los libros impresos por el Centro de la Cultura Popular Canaria se
destaca "El bandolerismo en Cuba", obra en dos tomos, donde se analiza
de manera casi exhaustiva todo lo relacionado con la vida y la actividad
delictiva de aquellos hombres, así como las épocas de su mayor auge y
las zonas territoriales en que operaban, la acción de las autoridades
coloniales y las implicaciones políticas del bandolerismo de esos años..
Esta voluminosa obra, impresa en Santa Cruz de Tenerife en 1993, está
escrita por Manuel de Paz Sánchez, José Fernández Fernández y Nelson
López Novegil, quienes realizaron una intensa labor de investigación en
archivos cubanos y españoles, auspiciados por la Universidad de La
Laguna, en Tenerife.
El libro lleva en su portada un retrato de Manuel García, el famoso "rey
de los campos de Cuba", vestido de saco y corbata, y contiene datos
estadísticos, listas de nombres de las personas capturadas y presas o
ejecutadas por las autoridades españolas y numerosos textos de cartas y
documentos relacionados con las múltiples facetas de esta movida acción
al margen de la ley.
De la lectura de esta obra se llega a la conclusión de que los autores,
si bien se ajustan a la objetividad de los hechos, tienden a inclinarse
al criterio de que Manuel García, el más notable de los que aparecen en
este libro, actuó con la idea de servir la causa de los pobres y los
desposeídos, y últimamente la causa de la libertad de Cuba, sumándose a
los insurrectos y cooperando con el producto de los secuestros, a los
fondos del movimiento revolucionario.
Sobre este aspecto del bandolerismo hay muchas opiniones. Martí, por
ejemplo, rechazó un donativo de Manuel García por considerar su origen
deshonesto. Máximo Gómez y Juan Gualberto Gómez, sin embargo, parece que
no fueron tan radicales como Martí.
Hay unos versos, atribuidos a Manuel García, que rezan así:
"Libre nací, libre soy / libre como el mar y el viento / libre vuela el
pensamiento / con las alas que le doy. / Si existen esclavos hoy / que
esclavos no se les deje / ¿quién lucha? / ¿Quién los protege? / ¡La hoja
de acero afilada! / si es patriótica y honrada / la mano que la maneje"
Manuel García, claro, no fue el único que secuestró, robó y mató durante
sus andanzas por los campos de la provincia de la Habana. Pero es él
quien ha llevado la fama, como especie de Robin Hood criollo, con la
leyenda de que robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres.
Tal vez la mejor exposición para interpretar esta magnífica obra, sean
las palabras de la prologuista, señora María Poumier, de la Universidad
de París, quien dice lo siguiente: "El gran aporte de Manuel de Paz,
José Fernández y Nelson López está en mostrar que la agitación rural
está unificada por la continua aparición de figuras descollantes,
nacidas en familias de sitieros, es decir, de campesinos dedicados a los
cultivos para el consumo local, los cuales eran hijos o a lo sumo nietos
de canarios".
"Este libro es el resultado de las investigaciones más detalladas que se
hayan hecho sobre el tema. Los autores mantienen el romanticismo de
todos los que sienten curiosidad por el bandolerismo sin ser policías".
La investigación que llena las páginas de esta obra no se concretan a
los años del siglo XIX, sino que continúa hasta los tiempos de Machado –
hijo también de canarios, como Manuel García – años en los que termina,
por así decirlo, la gran inmigración canaria a Cuba.
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