Saturday, August 04, 2007

LOS JÓVENES DE BLANCO Y EL PERIODISMO CANALLA

LOS JÓVENES DE BLANCO Y EL PERIODISMO CANALLA
2007-08-02.
José Vilasuso

Los demócratas no atinan a valorar los cuantiosos recursos de que disponen.

Desidente Universal. Otra página de la historiografía latinoamericana
protagonizada por la juventud de Venezuela se ha abierto de par en par.

Esa gentecita de pocos años cronológicos, pero que parecen ancianos
venerables de tanta experiencia política y humana acumuladas en tan
corto tiempo, se acaba de identificar por el color de la indumentaria
adoptada para el desempeño de sus clamores de protesta, protestona y
protestante pese a que imagino a muchos considerándose católicos,
apostólicos.

Cierto, nuestros muchachos curiosa y significativamente han adoptado el
color blanco. Caminan con los brazos cruzados, gestos enigmáticos y sus
manos están pintadas de blanco; blanco es el color de la paz. De blanco
vestía Henry Dunant fundador de la Cruz Roja durante la batalla de
Solferino cuando rebuscaba entre los miles de cuerpos mutilados,
ensangrentados, irreconocibles aquéllos cuyas vidas aun podría salvar.

Con ese distintivo nuestros amiguitos y amiguitas tienden sus miradas
despejadas y limpias a Las Damas de Blanco que se pasean por La Habana
con gladiolos, rosas blancas, rojas, o hasta un lirio símbolo de pureza
mental, de alma sana en medio de tanto estiércol nauseabundo reconocido
internacionalmente.

Esa juventud de pecho ardido se identifica así - no podía faltar - con
otro de los grandes grandes del siglo pasado siguiendo idénticos
derroteros de esperanza, vida y convivencia Mahatma Ganhdi. Ese recuento
de personalidades singulares y duraderas pica y se extiende
indefinidamente por el sendero más profundo por sencillo que es el
camino del pacifismo.

A la hora de rubricar este articulejo varios estudiantes han sido
detenidos por las autoridades uniformadas. Era de esperarse. Es el
reflujo obligado del miedoso bien armado ante la luz radiante que lo
pone en entredicho. Es que nada inflige mayor pavor al desalmado que el
proceder original e inesperado de sus víctimas desarmadas.

Si se tratara de guerrilleros armados hasta los dientes, o terroristas
expertos en poner bombas en inodoros públicos de El Chacao o Chacaíto
las autoridades de Caracas estarían en su salsa, procederían conforme a
las directrices agresivas de sus asesores cubanos. Más no acontece así.
Otros tiempos, otras patrias y otros hombres están actuando conforme a
frescas mentalidades y procedimientos refulgentes que devienen
impredecibles y dejan engarrotado al más potente garrote de hierro.

Consecuentemente todo se ha trastocado. Nadie sabe "qué hacer." El
panorama se vuelve nuboso ante los ojos miopes de tantos corifeos de la
llamada izquierda, o mejor izquierdosa. Aquel manual rubricado por
Vladimir Ilitch Ulianov del mismo nombre ha quedado fuera de juego. Se
deshoja entre las manos ardientes de tanto rascarse el coco sucio o el
limpio trasero.

Claro que el carcamal de La Habana ahora ocupado en sus crónicas
deportivas, aun no ha dispuesto de tiempo suficiente para emitir un
consejo fabuloso, inapelable y definitivo que destruya esta nueva
campaña del imperialismo yankee y demás parafernalia. Determinadas
autoridades venezolanas están pendientes de la llamada telefónica desde
el hospital atrincherado de Jaimanitas, Cifuentes, o Banagüises donde el
Coma-andante pasa su laaaaaaaaaaaarga convalecencia y que de la noche a
la mañana les recomiende, en clave secreta e indescifrable por el
enemigo, la logística infalible que pondrá fin a la segura agresión en
marcha desde Washngton D.C.

Si bien una lucecita tenue se vislumbra en lontananza cuando por estos
días de manera casi mperceptible la agencia de noticias A.P. por boca de
Will Weissert y adjunto a una valiosa y reveladora columna, se ha
atrevido a lamentar que en Cuba se carece de libertad informativa. De
veras mueve a meditación reservada la lectura de este material.

Hay que contener el primer impulso de irónica sonrisa, o amarga
confirmación de cosas más que sabidas para luego llenarse de flema y
recoger el guante. Caramba, al cabo de más de cuatro décadas una de las
firmas de comunicadores más poderosas del planeta confirma que por lo
menos en lo que a nuestra isla respecta han vivido en el limbo. Es el
parecer más compasivo y aplomado que puedo exteriorizar. Los rebotes que
este cable haga pagar a la memoria contemporánea no me conciernen.

Lástima que con antelación no hayamos dispuesto de espacios más holgados
y asiduos para denunciar infortunio de tal talante, y dar pie no
quebrado a la ampliación de sus repercusiones y trabazones
internacionales. Tarea ingente. Lo aseguro, el dolor más punzante de
vivir en una democracia se cierne al contemplar el desperdicio
vergonzoso de tantos recursos en detrimento de la misma.

Sus ejecutivos no atinan a justipreciar los kilates excepcionales, el
valor intrínseco, poder en una palabra de que disponen y por ello se
imposibilitan para utilizarlos en juego productivo. Para ellos la
libertad disfrutada constituye un estado natural en cualquier sociedad,
e inconscientemente los conduce a ponerla en entredicho, a riesgo, la
anulan, desperdician en heces o se la amputan por cualquier niñada.

Más vayamos a los hechos. Por la orilla opuesta la labor disidente se ha
caracterizado por aprovechar huequillos insignificantes e imperceptibles
que hasta por pura chiripa se nos colocan a la mano e imperdonable sería
que los dejáramos escapar. Este suelto de AP puede ser uno de esos
remedos que en buen momento llega y pone pie en tierra de nadie. Porque
arribamos de lleno a la noticia en el interregno del cambio inevitable.

Conforme Hugo Chávez afirma que ya estamos inmersos en la guerra global
contra el imperialismo, la historia demostrará que la inmersión real,
significativa, y de hondo calado se afinca en la renovación democrática
que la juventud de su país tan admirablemente ha emprendido. Asunto de
contrastes filosos e instinto de autenticidad. Fenómeno social surgido
de manera espontánea y por añadidura pletórico de riqueza creativa,
inteligencia y vibraciones tornasoladas.

El lenguaje del coronel de paracaidistas es el típico de cualquier
guerrillero o revolucionario respaldado por la hoz y el martillo. Para
vertebrar su propósito bien acicalado Chávez ha adquirido con carácter
de emergencia submarinos, helicópteros, transportes militares, equipos
antiaéreos, rifles de fabricación rusa todo de último modelo y sin
escatimar precios al compañero Vladimir Putin quien en tan productivas
transacciones comerciales indiscutiblemente demuestra sus insuperables
dotes financieras.

Además del inagotable arsenal bélico consistente en cohetes, tanques,
artillería pesada, ligera y todo lo demás que a disposición
incondicional del querido coronel se encuentra en Cuba, ese otro
baluarte de la prosperidad, el progreso, la felicidad de los pobres, la
salud, la educación, el deporte, la leche para los niños etc, etc, etc….

En contraste por la onda divergente se escucha el discurso de nuevos
dirigentes estudiantiles como Ricardo Sánchez o Freddy Guevara
peticionando el primero precisamente por la seguridad física de sus
compatriotas. Qué casualidad, el gobernante visionario y arrestado se
alista para la ofensiva inminente que se supone tenga por objeto
proteger a la ciudadanía de la invasión gringa, y sin embargo parece
perder de vista que Venezuela es por el momento el país más inseguro del
continente donde se registra mayor número de muertes a causa de la
violencia.

Las cifras que hemos leído preocupan y confío estén exageradas. De una u
otra forma ¿cómo compaginar ambas demandas? ¿A cuál conceder prioridad?
Vamos a la guerra global y definitiva contra Estados Unidos para
defender a la ciudadanía de la embestida que sin la menor duda están
fraguando en conciliábulo sombrío el señor Bush y la señora Rice. Muy
bien, a la orden coronel. Pero insisto, entre tanto ¿qué hacemos con los
ciudadanos a diario muertos que suman miles?

Será que nuestro heroico estratega émulo de Aníbal, Clausewitz,
Bonaparte y Rommel, tras la rendición incondicional de Estados Unidos y
su imperio diabólico, espere a la mayor brevedad tomar posesión de la
Casablanca, y una vez en marcha las disposiciones pertinentes para
enseñar a los americanos el camino al socialismo del siglo XXI, todo
quede en acabado orden, y entonces de vuelta a Caracas en un avión de
combate capturado al enemigo, se tira en paracaídas, cae exactamente en
Miraflores, va al baño, se cambia el glorioso uniforme de campaña por
otro de sus impecables trajes paño fino y de estreno cortado a la
medida, se dirige a buen paso a su despacho, y sentado confortablemente
en el impecable escritorio, abre la agenda para el siguiente programa
Aló Presidente – interrumpido durante las dos semanas que duró la guerra
contra el imperialismo – para a continuación reencarar, exitosamente,
todos los asuntos domésticos.

II

La reducción al absurdo era en otros tiempos una fórmula encomiable y de
impacto entre parlamentarios para elucidar la insensatez y
tergiversación de los acontecimientos públicos. No en balde los
muchachos de vanguardia se identifican con todo signo opuesto a ese
belicismo de pacotilla que desde 1959 se nos viene catapulteando
sistemáticamente desde La Habana, sin desprenderse de sus amarguras y
tragedia multidimensional.

El modelo ideológico que a la vera del camino y sazón de Goya se esgrime
a chaparrones en Venezuela despierta cual boomerang proyectos y
proyecciones durables, duraderos y perdurables. Hablemos en serio. Hay
que resaltar la naturaleza estructural de los verdaderos problemas
caseros. Aquéllos que preocupan y agobian a los seres pensantes. Parte
de la generación en edad madura latinoamericana no tiene los pies en los
huaraches, ha perdido la noción de lo principal.

Brillan por su ausencia los líderes en cuenta propia y es imprescindible
desechar la enajenación colectiva. En Venezuela los jóvenes de blanco,
la gente menuda y pueblo en general ahora desfilan contra la inseguridad
ciudadana, la violencia, la delincuencia, y sin odios. A nadie pues se
le desea la muerte. Es un signo de contrapeso frente a conceptos pasados
generadores de antagonismos ficticios y descalificaciones artificiales
entre compatriotas. Se trata de manifestaciones convergentes efecto de
conciencias diversas que inducen a definiciones y a escoger. Pero con
una particularidad tajante.

Las doctrinas y actitudes de los estudiantes no denostan a sus
oponentes. No sería adecuado y resquebrajaría la cohesión de la
iniciativa. El lenguaje provocativo, los ímpetus beligerantes sólo
provienen del oficialismo. En ello va incluida una fuerte dosis de los
sentimientos y calidad humana diferenciadora de unos y otros. Pero más
claramente que sus respectivos mentores Che Guevara, Fidel Castro,
Vladimir I. Lenin identificados por sus consignas de patria o muerte por
el reverso y muerte o patria por el anverso.

Por la acera del frente se pasean Miriam Leyva, Laura Pollán, Hilda
Molina símbolos de incompatibilidad definitoria expuesta en una sola
palabra expresiva del bienestar cimero buscado para todos nuestros
semejantes - incluso adversarios - la paz.

Pero como dicen los hispanos que traducen del inglés: "tengo que
decirles algo". La veteranía prontamente moldeada que viste bien y bien
viste y calza a nuestra muchachada supera con creces la chatez
inseparable de las acusaciones e insultos del oficialismo caraqueño. Al
remontar la corriente nadie identifica la protesta en marcha con el mero
derrocamiento de nadie.

No se pretende arrebatar ni quitar el poder. No se sale a la calle a
tumbar al gobierno, afirma Yon Goicochea de 23 años. Aquélla es la
mentalidad de azuzadores profesionales y voceros del Pirolo bien vestido
de civil y mal uniformado de militar. Ganar el poder como meta y fin, el
poder que todo lo justifica y conduce al final de la historia no
inventada por su ideólogo Fukuyama. No rotundamente. Las miras
colectivas de la sangre joven están a buena distancia de toda truculencia.

Ellos desecharon la generación de los ilusos y los bravucones. Han
cuestionado esa etapa de atrocidades y achicamiento de metas. Su madurez
les exige penetrar la conciencia hasta el último recodo. Solamente
ejercen el sagrado derecho a discrepar. Lo exhiben con orgullo,
valientemente ante un mundo mediocre y sin visión mostrándoles el camino
de la sabiduría del gran Confusio sabio chino.

Incluso han palpado sobradamente que la postura independiente permite
mayores libertades, y agilidad táctica que el compromiso gubernamental.
Conforme a la dialéctica nos situamos de manera más confortable,
flexible, y profesional desde la columna de un periódico libérrimo que
entre la burocracia de cualquier ministerio, (peor entre las
sinuosidades de agentes subversivos). En un diario que se sabe ganar la
calle no nos ata otro compromiso que la verdad.

De ella depende la venta y que pueda vocearse por avenidas y esquinas
calientes con pleno desenfado. Por el contrario tras el escritorio de un
despacho público todo cambia dado que lleva implícito el poder. El poder
es de suyo un compromiso que amarra, aprieta, sofoca y corrompe. A su
sombra la verdad puede verse recompuesta, remendada y en peor caso
mancillada. Los funcionarios chavistas y sus asesores cubanos defienden
posiciones, dinero, influencias, se saben don nadie si pierden el guiso.
Nunca los dejaron ser ellos mismos.

Personajes forjados en la obediencia servil que sencillamente recogen
del suelo migajas más alimenticias que aquellas al alcance del rebaño.
Pero los estudiantes de blanco sólo tienen sus libros, los principios
aprendidos en las aulas, y les basta, el numen, la totuma está abierta
ilimitadamente a toda eclosión de inventivas e invención plena. ¿Estamos?

Traigo otras noticias en cartera. Fresquecitas y acabadas de parir sin
necesidad de cesárea. Súmele a ello que la democracia requiere el
obstáculo para su desarrollo, fortalecimiento y consolidación. El
despertar venezolano lo está corroborando. Se alza la protesta porque el
sátrapa amenaza la autonomía universitaria, la libertad de enseñanza,
quiere encasquetar el bozal a la cañona y por consiguiente corren
peligro el acceso al conocimiento y pensamiento libre. No otros valores
se defienden; estos devienen en los más importantes.

Crece por dias el número de ciudadanos enterados de las miserias y
privaciones de tantos médicos, deportistas, técnicos, policías, soplones
y militares cubanos embromándoles la existencia con su sola presencia
insultante, como acontece en todo gobierno preñado de injerencia
foránea. La mera imagen del extranjero con mando acuña la jaez de la
dictadura que los prohija. Arrogantes algunos, arrastra'os los otros,
muertos de hambre sus pariguales deslumbrados por una chalina vieja o
par de zapatos adquiridos sin hacer cola.

¿Cuántos de los médicos no han escapado? ¿Cuántas historias heroicas de
galenos en busca de libertad? Llegaron a Venezuela a salvar a los
nativos pero dan el grito de sálvese quién pueda. Y los que se quedan
tienen la familia como rehenes en Cuba. Los testimonios del paraíso
proletario caribeño están disponibles, a la mano y son disuasivos. El
peligro no se oculta y la voz de alerta se corre de boca en boca.

Todo buen observador confirma que cada día se cuenta menos con la
ciudadanía promedio, las decisiones se barajan en secreteos a puertas
cerradas y centinela bien armado a la entrada. La sombra del
totalitarismo es un factor negativo que recubre el panorama bolivariano
y engendra el acicate más agudo para la inconformidad. He ahí la
coyuntura moral imposible de aceptar por el régimen.

Cuando el pluralismo está en juego, sus tejidos, las venas, la
naturaleza de la política experimenta giros de noventa grados. Es que no
se trata de partidos o candidatos; sino de derechos que si se pierden no
sabemos cuándo podrán recuperarse. El poblano avezado presiente que
dejará de pertenecer a una categoría de iguales ante la ley, para
rebajarse a la servidumbre. Esas libertades están en precario en la
patria de Simón Bolívar el Libertador.

Esos conceptos imantados del constitucionalismo finsecular deben
desenmascarar al régimen y asumir que la responsabilidad recae sobre sus
espaldas no mojadas. Tal vez muchos pensaron que sus acomodos a la bota
con o sin brillo se verían seguidos por el resto del pueblo. Todo
despistado, todo ingenuo y todo felón llega a creer que dieron la última
pisada y se terminó el camino no de Damasco.

Su frente obtusa le impide descubrir la lucidez ajena. La divergencia de
enfoques entre funcionarios y juventudes se hace visible de manera
indubitable. Aquéllos pretenden argüir los propósitos e intereses
inseparables a sus cargos; éstos los adjuntos a libertarios de pura
cepa, son los continuadores de Simón Rodríguez, Francisco Miranda o
Andrés Bello…

Jóvenes y casi adolescentes por encima de lo material que si bien suele
perderse en el transcurso de la vida; no así a sus veinte años. A esa
edad viven la plenitud de su patriotismo, por ello hay que escucharlos y
otorgarles su sitio en el instante histórico que presenciamos. El
llamado es de ahora, no para luego.

III

Como vemos el programa noticioso que surge en las narices de los
corresponsales internacionales difiere sustancialmente de los artilugios
mamados en sus cablegramas del exterior. Tienen que salvar distancias.
Ahora presencian ajetreos y peripecias imprevistas que los forzarán a
bandearse a como dé lugar. Como si de pronto alguien se quitara la
careta de ángel y mostrara un rostro putrefacto, sádico y caricaturizado.

Esperemos que tras este atisbo actualizante A.P. y demás agencias de
habla inglesa puedan proseguir un rumbo informativo oblicuo, sostenido y
coherente con las tendencias modernas y constructivas de nuestro
presente. La tarea no es soplar y hacer botellas, puesto que hablamos de
un giro drástico en el tono y ajuste de la comunicación que debe llegar
a lectores aun intoxicados de pócimas aletargantes y aletargadoras.

Prioritariamente nos preocupa el grado de sensacionalismo y
exageraciones que durante décadas vienen retorciendo los sucesos,
desviándolos de sus cauces genuinos y forjando una hermética gríngola a
la hora de enfocar los intrincados teje manejes de América Latina. Se
trata de esculpir una conciencia veraz. La misma sonrisa despedida por
el gringo de agua dulce que "karin'osamente," nos saluda escondiendo en
lo más remoto de su muela cariada el desprecio y la burla.

Despojar al norteamericano de estos prejuicios puros desquites por el
complejo de inferioridad proveniente de su colosal ignorancia
idiomática, geográfíca, y la historia más elemental al sur de Río Grande
no es crucigrama que se recompone en tres por cuatro. Menos se cuente
con la anuencia de gerentes apoltronados en ultramodernas oficinas allá
por Wisconsin o Arkansas.

Todo indicio de cambio provoca un trauma en la mente ultraconservadora
del llamado americano liberal, proabortista, degenerado moral,
alcóholico, con el signo de dólar acartonado en la frente, o sellajes de
corte o recorte tal. Así ha descrito Tom Wolfe en Periodismo Canalla y
otros artículos de indispensable lectura, a los escritorzuelos
trazadores de la cortina de humo que hasta hoy envuelve la tragedia
cubanovenezolana.

Los mismos que cuando les pides que recojan una declaración disidente
dentro del territorio de la república te responden que les está
prohibido hacerlo… Pero si los procuras extramuros te replican que la
agencia tiene sus corresponsales en la isla. Piénsese sin coña en el
gordito Michael Moore y su gorrita de Los Cachorros del Chicago
peregrinando por La Habana para divulgar al mundo las bondades de la
medicina local.

Cuánta falacia, la hecatombre de ironías, el fanguizal de los ingenuos.
He ahí la imagen que exige clarificación inmediata por parte de esas
trasnacionales que enérgicamente cuestionamos. Se demanda la visión
alterna del entramado. Para ello nadie mejor, nadie más digno de
crédito, nadie con mensaje más al día que: en La Habana las Damas, y en
Caracas Los Jóvenes de Blanco.

Disidente Universal, divulgación libre.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11015

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