2007-07-30.
Oscar Espinosa Chepe, Economista y Periodista Independiente
La Habana, 30 de julio de 2007. Ha concluido un año desde la cesión
temporal del poder de Fidel Castro a un gobierno provisional, encabezado
por su hermano, el General Raúl Castro. Muchos esperaban que con este
militar, poco dado a la espectacularidad y las entrevistas, pero con
fama de pragmático, comenzara en Cuba una etapa de cambios económicos
para enfrentar la terrible situación nacional y mejorar el deteriorado
nivel de vida de la población.
En el lapso transcurrido no se han producido tales reformas y únicamente
se ha logrado una relativa menor movilización política, y un mayor
respeto a los horarios de la televisión; gestos mínimos ante un
escenario de creciente acumulación de graves problemas sin solución.
El concreto discurso pronunciado por el General Raúl Castro durante el
acto por la conmemoración del LIV Aniversario de los asaltos a los
Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de Julio de 1953,
efectuado en la ciudad de Camagüey, podría abrir nuevas expectativas
para las ansiadas reformas económicas. En su alocución, esgrimió una
serie de críticas que desde hacía mucho tiempo eran planteadas por la
disidencia pacífica cubana y siempre respondidas por el régimen con
represión y cárcel.
Ahora, fue precisamente el Jefe de Estado actuante quien señaló que "…el
salario aún es claramente insuficiente para satisfacer todas las
necesidades, por lo que prácticamente dejó de cumplir su papel de
asegurar el principio socialista de que cada cual aporte según su
capacidad y reciba según su trabajo".
Refiriéndose a la agricultura, también criticó la mala utilización de
las tierras crecientemente invadidas de un "marabú muy lindo", a manera
de ironía, e indicó que muchos alimentos que actualmente se importan
podrían producirse perfectamente en Cuba. Asimismo, ejemplificó la mala
distribución de productos, como la leche, que resulta en pérdidas
innecesarias de cantidades apreciables de combustible. Además,
reflexionó sobre lo ilógico que resulta que desde hace casi 50 años,
sólo los niños hasta 7 años y los enfermos tienen derecho a adquirir tan
básico producto.
Para modificar estas situaciones indicó "…habrá que introducir los
cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios",
planteamiento que fue muy aplaudido por los asistentes al acto. Luego
añadió la necesidad de "…trabajar con sentido crítico y creador, sin
anquilosamiento ni esquematismo.¨ También expuso que ¨no habrá
soluciones espectaculares."
En este marco expresó que se estudiará "…lo referido al incremento a la
inversión extranjera, siempre que aporte capital, tecnología o mercado,
para así aprovechar la contribución que ésta pueda hacer al desarrollo
del país". Una iniciativa correcta en un país durante años afectado por
una persistente descapitalización del capital fijo y sin la capacidad de
ahorro interno para hacer frente a la ejecución de un proceso
inversionista que con urgencia demanda la nación.
En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, planteó la disposición a
sostener conversaciones sobre la base al respeto mutuo con la nueva
administración que surja de las elecciones de Noviembre de 2008; ya
había expresado la idea de conversar en dos ocasiones anteriores.
Representa una posición responsable. Las relaciones con Estados Unidos
tienen una sustancial importancia para la Isla.
A pesar de la anormal situación imperante, el vecino del norte es
nuestro sexto socio en el comercio de bienes, y el principal exportador
de alimentos al mercado cubano. A esto se agrega que allí se genera uno
de los más importantes flujos de divisas a través de las remesas- mil
millones de dólares anuales según estimados de la CEPAL- o negocios como
la telefonía con significativas ganancias para Empresas cubanas.
Como cuestión primordial deberá promoverse el diálogo sin exclusiones
entre los cubanos de forma constructiva, civilizada y sobre todo con
patriotismo. Sería incoherente y contradictorio que se quisiera sostener
conversaciones y llegar a acuerdos con extranjeros, mientras, como hasta
ahora, continúan sin debatirse internamente los peliagudos problemas que
asfixian la sociedad.
Como puede apreciarse, muchos de los conceptos reflejados en el discurso
pueden calificarse como realistas, aunque la referencia al comienzo de
la introducción de cambios estructurales y de conceptos habría que
tomarla con cautela hasta conocer a ciencia cierta en que consisten
realmente estos movimientos, y si constituyen lo que con urgencia
requiere el país. Hay que recordar que en el gobierno existen fuerzas
propiciadoras del inmovilismo, que realizarán toda la resistencia
posible a verdaderas transformaciones.
Ayudaría al sector que dentro del gobierno comprende la necesidad de
cambios, aumentar su prestigio nacional e internacional mediante la
liberación de los presos de conciencia y políticos pacíficos,
precisamente condenados por decir muchas de las cuestiones que ahora el
General Raúl Castro ha señalado.
También debería firmarse el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y
Políticos, y el Pacto Internacional sobre Derechos Sociales, Económicos
y Culturales. Estos pasos en modo alguno podrían en peligro su
autoridad, sino por el contrario constituirían pasos que redundarían en
mayor credibilidad internacional; factor de indudable valor en un mundo
donde el respeto a los derechos humanos cada día cobra mayor peso.
Este discurso abre perspectivas y a la vez interrogantes. En los
próximos meses se verá si realmente constituye el inicio de cambios
económicos que coadyuven al proceso de reconciliación indispensable para
la unidad de todos los cubanos, por encima de diferencias ideológicas;
cambios que podrían permitir un suave aterrizaje de la sociedad cubana
hacia la democracia, después de tanto tiempo de confrontaciones y odios.
En definitiva, la vida indicará si el General Raúl Casto, con este
discurso, pasó el Rubicón y contribuirá a edificar el futuro que los
cubanos de adentro y de afuera merecemos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10977
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