Cuba no permitirá pelear más a los púgiles desertores
LA HABANA
MAR MARIN / EFE
La deserción frustrada de los dos mejores boxeadores cubanos del
momento, Gillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, ha llevado a Cuba a
plantearse su participación en el Mundial de Boxeo de Estados Unidos,
previo a las Olimpiadas de Pekín.
Los cubanos amanecieron ayer con una nueva reflexión de Fidel Castro, en
la que criticó con dureza a los dos boxeadores, anunció que no volverán
a representar a Cuba en competiciones en el exterior y adelantó que las
autoridades deportivas se plantean la participación cubana en el
Campeonato Mundial de boxeo.
''Imagínense a los tiburones de la mafia demandando carne fresca... no
estamos ansiosos de suministrarla a domicilio'', afirmó Castro en el
artículo.
Cuba ''analiza todas las variantes posibles, incluyendo cambiar la lista
de boxeadores o no enviar delegación alguna, a pesar de los castigos que
nos esperen'', insistió el convaleciente líder cubano.
Las palabras de Fidel Castro auguran un futuro incierto para Ringondeaux
y Lara, que desaparecieron de la Villa Panamericana en Río de Janeiro el
pasado 22 de julio y días después fueron localizados por la policía
brasileña y deportados a Cuba tras una aventura en la que quedan todavía
muchos puntos oscuros.
Tras su llegada a la isla el pasado domingo, Rigondeaux, de 26 años y
doble campeón mundial y olímpico, y Lara, de 24 y campeón mundial de la
categoría wélter, fueron conducidos a una ''casa de visita'' en la que
estuvieron hasta ayer, cuando recibieron autorización para regresar a
sus domicilios.
Rigondeaux, en una entrevista con EFE concedida en su apartamento de
Altahabana, aseguró que no hubo deserción, sino un ``problema de
disciplina''.
Según su versión, en la que quedan muchos cabos sueltos, los dos
boxeadores estaban pasados de peso y decidieron abandonar la Villa
Panamericana.
Estuvieron durante varios días con un grupo de empresarios cubanos y
alemanes en una playa brasileña y finalmente optaron por regresar a Cuba.
''No teníamos intención de desertar'', afirmó Rigondeaux, quien
reconoció que salieron de la villa ``sin autorización''.
''Cometimos una gran indisciplina y estamos dispuestos a asumir lo que
sea'', admitió el joven boxeador cubano.
Ahora ''estamos esperando a ver qué pasa'', apuntó Rigondeaux, quien
espera ''orientaciones superiores'' para saber si volverá a boxear en Cuba.
De momento, Rigondeaux sigue cobrando un salario de 650 pesos cubanos
mensuales (unos $27), conserva su apartamento, propiedad del Instituto
Nacional de Deportes y Recreación Física (INDER) y las autoridades le
han devuelto su coche.
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