Monday, June 11, 2007

ENEMIGO PÚBLICO

ENEMIGO PÚBLICO
2007-06-10.
Shelyn Rojas, Periodista Independiente

La Habana.– Corrían los primeros meses del año 2005, cuando Orlando
Matos vino de las zonas Orientales a ejercer como policía en la capital.

Uniformado, con bastón en mano y pistola en funda, por las avenidas de
la ciudad, vigilaba y multaba a diestra y siniestra. Preferentemente a
todos los ancianos pensionados que se encontraba a su paso sentados en
los portales de las cafeterías ofertando maní, caramelos y cigarros, en
busca de un sustento.

Al poco tiempo, por su "gran desempeño", fue ascendido a jefe de sector
de una zona del municipio 10 de Octubre. Orlando también se ganó que la
delegada de la zona le asignara un local para vivir.

El local es una casa grande de construcción colonial; ubicada en Calzada
10 de Octubre No. 1461 entre Gertrudis y Lagueruela. En un tiempo fue
utilizado para resolver los problemas de vivienda de la población.

Al lado del local, hay un pasillo ancho. Al fondo, en un humilde
apartamento, vive José Lorenzo Díaz, activista del Movimiento Liberal
Cubano y de la Comisión de Atención a Presos Políticos y Familiares.

Cuenta Lorenzo, atemorizado, que su vida dio un cambio radical desde el
día de la permuta. Enseguida supo que Orlando sería un enemigo en potencia.

Orlando, desde su llegada, comenzó a vigilar su cuadra y ahora, en
especial, a su vecino.

Después de terminar el recorrido por la zona, Orlando no descansa en su
afán. Impide la entrada de los que deseen visitar a José Lorenzo. Pide
la documentación e interroga a todos.

Corría el mes de abril del 2007. Lorenzo deseaba contraer matrimonio con
Judith. La fecha se había fijado para el día 24.

Con varios días de antelación, se dirigió a la Policía Nacional
Revolucionaria (PNR). Debía pedir permiso para festejar en su casa con
sus familiares y amigos. Al llegar al recinto, vió a Orlando. La
petición le fue negada.

Según Lorenzo, Orlando le comunicó que para personas como él, defensoras
de los Derechos Humanos, no había permiso para nada.

Después de las nupcias, se dirigieron a su apartamento. La noche fluía
al compás de las risas y las copas.

Apenas eran las nueve cuando Orlando se apareció con dos carros patrulleros.

Los otros policías, al ver que su colega deseaba dar fin a una fiesta
sin motivos, se marcharon. Orlando, furioso, les gritaba a sus colegas
que él podía hacerlo solo.

Parado en la puerta, frente a todos, amenazaba con matar a alguien para
que lo respetaran, mientras clavaba su mirada en Lorenzo.

Una abogada que compartía con los conyugues, le recordó las leyes. Aún
no eran las doce de la noche. Las leyes estaban a favor de Lorenzo.
Orlando viró su espalda y se retiró a su casa.

La alegría duró hasta la media noche. Hora en que debe terminar o bajar
la música si no tienes permiso para una fiesta.

José sabe que Orlando no descansará. Para él, un disidente es un enemigo
público. El policía sólo tiene que esperar. Cualquier cosa puede
servirle de pretexto contra su vecino, y entonces… la ley no estará de
su lado.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10434

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