¿Médico de la familia de quién?
Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - Cientos de ciudadanos de la capital
se quejan del sistema de salud pública para la atención primaria. Ellos
ven al programa del médico de la familia como una estafa vendida al
pueblo cubano a través de los medios de prensa. La práctica dista mucho
de la propaganda.
Sería conveniente invitar a los reporteros del noticiero nacional, a los
tanques de la imaginación de programa Mesa Redonda y a los diarios del
país para hacerle una visita a la doctora Tania (con cámara oculta) que,
lejos de hacernos reír, nos hará llorar debido a la degradación del
sector de la salud.
Tania tiene su consultorio y cuenta con una vivienda contigua en la
calle 5ta, entre calle 2 y 4, en el barrio del Vedado. Hay que
advertirles a los periodistas que vayan preparados y vacunados, ya que
tal vez les reciba un león en lugar de una médica general integral.
Rara vez este consultorio está abierto, y cuando lo está, casualmente
coincide con el horario en que la mayor parte de los residentes se
encuentran trabajando o "resolviendo" cómo sobrevivir. El local
permaneció cerrado durante cuatro meses debido a una tupición en el baño.
No se trata de un caso único. Casi todos los consultorios de la capital
han degenerado el programa inicial del médico de la familia como base
del sistema de salud pública cubano. En ocasiones no es posible siquiera
tomarse la presión por falta de instrumental o personal especializado.
El resultado es que el paciente tiene que recorrer mayores distancias
para trasladarse a una policlínica o un hospital; y cuando llega lo
regañan por no haberse dirigido primero al médico de su zona.
Por otro lado, si se logra ser incluido dentro de la población de riesgo
para ser vacunado debido a la amenaza de contraer una enfermedad como la
hepatitis B, o la leptospirosis, el proceso es prácticamente una odisea.
Mejor olvidarlo, tomar con calma la mudanza a la necrópolis de Colón, o
esperar por el próximo arrebato de sobre cumplimientos en el área.
Contradictoriamente, el gobierno se vanagloria de que Cuba es una de las
potencias mundiales en la producción de vacunas de este tipo, y bio
preparados, casi siempre destinados a la exportación.
El trabajo de un médico no tiene horario. La profesión conlleva más
entrega y sacrificio que la de un sacerdote. En la Isla los médicos
escasean porque el estado los utiliza como rublo económico exportable,
en prestación de servicios y mal renumerados, lo que provoca
automáticamente una gran carga de trabajo a los galenos que quedan en
funciones.
También puede señalarse el problema creado a partir de la crisis
económica y de valores; lo que suscita irritación y genera una cadena de
violencia social a todos los niveles, de la cual no escapan los doctores.
Nada de lo anterior es una excusa para el maltrato o la mala calidad en
los servicios médicos. El sistema de salud cubano no es gratuito, ya que
le cuesta la libertad al pueblo.
Un sondeo personal, en un representativo núcleo poblacional, arrojó que
la mayoría de los pacientes en la capital acceden a los servicios de
salud pública, sobre todo a los especialistas, por mediación de un
familiar o un amigo, y no por las estructuras establecidas para
supuestamente agilizar la atención. Las autoridades gubernamentales
cuentan con hospitales para su uso privado, que nada tienen que ver con
los malos servicios que en numerosas oportunidades recibe el cubano
promedio.
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