Noé Vega
Comencemos diciendo que son médicos y médicos hondureños, porque estamos
polarizando tanto el tema de los graduados en Cuba que, prácticamente,
ante la opinión pública ya no son hondureños, sino doctores cubanos. Los
médicos cubanos son los brigadistas que envía la revolución para
exportar al mundo buenos deseos y el pueblo los percibe más humanos que
los médicos venidos de otros países.
No sé qué mentalidad traen los médicos hondureños graduados en Escuela
Latinoamericana de Medicina de La Habana, Elam, o si sufrieron alguna
metamorfosis de sus creencias políticas o económicas, pero que han
aumentado su sensibilidad humana hacia los enfermos es un hecho.
Es que estar o haber vivido en Cuba cambia la perspectiva de cualquier
persona. Todo se mide con respecto a lo que tienen los cubanos y lo que
uno tiene en su propio país.
Empezamos a valorar esas cosas que disfrutamos a diario aquí y que por
mucho tiempo hemos dado por hecho.
Al estar en Cuba nos damos cuenta de que no es así, que esas cosas
cotidianas tienen un valor supremo y es entonces cuando aflora la
solidaridad y el humanismo, es cuando la mente libre de estrés y el
crepitar de vehículos y gente desesperada propio del capitalismo puede
quedarse en blanco y pensar en los demás, en su dolor y en su futuro.
El gobierno cubano con estas becas para estudiar medicina en La Habana
le ha abierto una gran oportunidad a muchos jóvenes, pero el programa se
ha degenerado.
Es sabido que no todos los jóvenes que han ido a estudiar a La Habana
son de escasos recursos, dicen que conocidos ganaderos y terratenientes
del departamento de Olancho han enviado a sus hijos a estudiar medicina
a Cuba, que hijos y familiares de políticos han logrado colarse entre
los becados para la Elam.
Que tienen excelentes notas es indiscutible, pero el propósito de estas
becas es abrir oportunidades para jóvenes de escasísimos recursos
económicos que, de otra manera, no tendrían la oportunidad de ir a una
universidad.
Cuando hay padres que con el dinero que tiene bien podrían fundar una
universidad propia y han logrado enviar a sus hijos becados a Cuba,
estamos ante una incongruencia totalmente injusta. Y ahora ¿qué?
Pues ahora es que nuestros médicos hondureños graduados en Cuba no
quieren hacer el internado rotatorio, un requisito establecido en la ley
y que todo doctor hondureño realiza no por capricho de la ley, sino como
la forma más elemental de poner en contacto al médico con la realidad
hospitalaria y sanitaria del país.
No sé con qué argumentos los médicos hondureños graduados en la Elam
quieren evadir este internado, que yo sepa la misma embajada de La
Habana no apoya esta actitud de los médicos hondureños salidos de la Elam.
Me pregunto ¿cuántos apuñaleados, tuberculosos o partos no controlados
atendieron en Cuba? Son dos realidades distintas, dos enfoques de la
medicina absolutamente diferentes. El internado es obligatorio y punto.
http://www.laprensahn.com/opinion_nota.php?id04962=1902&t=1178172000
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