Monday, April 09, 2007

LA METAMORFOSIS DEL CASTRISMO

LA METAMORFOSIS DEL CASTRISMO
2007-04-08.
Pedro Corzo, Escritor, Editor y Periodista

Sin lugar a dudas en Cuba pueden suceder cambios políticos sin la
participación popular, porque en la isla caribeña la soberanía nacional
radica en un Olimpo singular donde el Rey de Reyes dispone de los
recursos necesarios para imponer lo que mejor convenga a la permanencia
del régimen.

Los Castro, después de la designación lo prudente es el plural, han sido
capaces de interpretar y satisfacer los intereses y ambiciones de sus
demiurgos menores y dispensar con hábil estilo tanto garrote como
zanahoria, por supuesto mucho más el garrote, en la población en general.

Por otra parte han demostrado ser hábiles en crear mecanismos a los que
se tienen que incorporar y responder la mayoría de los ciudadanos, so
pena de ser convertidos en ciudadano de segunda, como dice y escribe el
ensayista Antonio Jorge Fonseca.

No obstante cuando este proceso concluya y se efectúen las
indispensables investigaciones históricas y sociológicas sobre la
conducta del cubano como individuo y grupo, es de suponer que estas
muestren, independiente a la acción gubernamental, las condiciones
mentales y emocionales de una población que aunque se había
caracterizado en su breve vida republicana por la intranquilidad
política y la violencia sectaria, a fin de cuentas, toleró un liderazgo
particularmente absoluto y prolongado.

Los resultados de esas pesquisas son importantes para comprender un
fenómeno tan singular, porque es difícil creer que la sola acción
oficial haya sido capaz de un control tan absorbente de una comunidad
rica en organizaciones de la sociedad civil, con medios de comunicación
que cubrían el territorio nacional y una población que tenía niveles de
educación e instrucción satisfactorios.

No obstante es fácil comprender que la asociación de un liderazgo
caracterizados por criterios absoluto pero mutable en la aplicación de
formulas de gobierno, tiene recursos que una sociedad democrática no
dispone.

Si hacemos una retrospectiva del régimen cubano se puede apreciar que
desde sus albores poseía una capacidad de cambio e improvisación que sin
afectar su esencia le permitía disponer de recursos y mecanismos que en
cierta medida le concedían una renovación que generaba nuevas
expectativas de apoyo entre la población y sus partidarios.

La pronta identificación de la Nación con el concepto Revolución y la
deificación de un líder consagraban una síntesis que aproximaban al
régimen a una teocracia, estableciéndose una especie de santísima
trinidad que glorificaba o denigraba a voluntad. La feligresía nacional,
abrumadora en número, en poco tiempo trascendió las fronteras y los
actos de fe en el proyecto castrista se extendieron a los lugares mas
recónditos.

En la misma retrospectiva contemplamos como el proceso mutaba de
revolución ultra nacionalista a clientelar de una potencia extranjera,
asumiendo las conductas que el compromiso demandaba.

Lo interesante es que la figura del Conductor, a pesar de
contradicciones y abiertas traiciones a los postulados que había
proclamado no disminuía ante sus seguidores. La realidad es que en
cierta medida se fortalecía.Los ajustes y cambios tendían a afirmar en
el poder a la plutocracia gobernante, y la nueva etapa totalitaria
conservaba las características esenciales de los ciclos precedentes:
Paternalismo, Populismo y Dictadura.

El eco histórico de la quiebra de la ideología marxista, sostén teórico
del gobierno cubano, y la sobré vivencia de este a pesar de la
bancarrota de la doctrina, confirman la hipótesis de la asociación al
Kremlin por conveniencia y no por convicción. La práctica soviética y el
marxismo fueron una especie de primera frontera para la oligarquía
partidaria, una línea de contención y arropamiento teórico que tendía a
justificar las disensiones con las promesas de un mundo mejor.

El fin del imperio soviético afecta profundamente al régimen cubano pero
no lo desestabiliza, porque su aguzado sentido de la oportunidad y la
ausencia de conceptos éticos, le permite aplicar reformas temporales que
no afectan el núcleo del sistema. Una vez mas se reafirmaba que el
régimen no se sustenta sobre valores inmutables, salvo en la dimensión
en que pueda incidir en la máxima literatura. Las disposiciones, aunque
tímidas, eran contrarias a los postulados defendidos por décadas, pero
le proporcionan el respiro necesario para una vital vuelta de tuercas.

En este momento asume la presidencia de Venezuela, Hugo Chávez Frías,
otro fundamentalista del Poder. Las riquezas que provee el petróleo son
una especie de nuevo cuerno de la abundancia para la ínsula antillana.
La alianza con Chávez le aporta al totalitarismo riquezas, pero también
nuevos espacios políticos.

Castro se reedita así mismo. Reinventa su latinoamericanismo y coloca en
su vetusto arsenal junto a la lucha de clases nuevas armas como el
indigenismo, el medio ambiente y la antiglobalización y acepta lo que
por décadas rechazó: que es posible llegar al poder por medio de
elecciones y que la violencia terrorista y subversiva es solo otro
instrumento.

En el presente se puede apreciar con más exactitud que el régimen cubano
posee y mantiene una estructura de poder propia, de original naturaleza
y dinámica, conjugada con una serie de factores externos e internos que
le son favorables y que las autoridades de la isla han sabido
interpretar eficientemente.

El Castrismo -debemos darle un nombre a la práctica de conservar el
poder- dista mucho de ser un sistema de ideas singulares con
proyecciones propias sobre el hombre y la sociedad; tiene menos
pretensiones, es un método para gobernar. No aspira a hacer una
interpretación de lo humano y lo divino. Es prosaico porque sus
herramientas claves son: la intimidación, la desconfianza, la represión,
el premio al envilecimiento y el castigo al contestatario. Es un método
de sobrevivencia, de mutación, donde cualquier acción es válida por
desquiciante y desestabilizadora que parezca.

El método castrista de la conservación del poder -sin referencias a la
conquista- tiende a nutrirse de las fuerzas que le resisten y de las
contradicciones y debilidades de estas, más la interpretación de las
brechas y coyunturas socio política que le enmarquen.

El método exige un conocimiento efectivo de la realidad, un inventario
preciso de los recursos, y una capacidad de acción que pueda establecer
y conformar verdades convenientes al Proyecto. Las promesas son parte
importante de la prédica al igual que hacerle creer a los seguidores que
son ellos los que marcan la ruta para el asalto al Paraíso.

Sin embargo, a pesar de habilidades, depredaciones y encantamiento, es
evidente que el régimen está en su primera frontera tal y como sucedió
en 1959, con el agravante de que la magia de aquel año se agotó con el
tiempo y los fracasos.

Otra vez intentan realzar la intransigencia revolucionaria, la Patria y
la Nación. Es como una vuelta a la raíz. El internacionalismo es
clausurado si no se revierte en beneficio de la consolidación interna.
Procuran fortalecer las bases nacionales, rescatar el "heroísmo"
engavetado e incentivar un sentimiento de pueblo elegido, amenazado, de
víctima heroica, de plaza sitiada.

De nuevo se pretende galvanizar tras una figura sobredimensionada por
los resortes del poder, a toda la sociedad. Agruparla alrededor de un
Proyecto Nacional, simbolizado en una persona, que vuelva a enrolar a la
ciudadanía en la creencia de que ella es hacedora y conductora del
destino del país.

La dictadura remoza su mimetismo. Se prepara para prostituir y
dignificar según el caso. Su práctica de alquimia política, de magia de
yunque y martillo está lista para una nueva forma en el mismo e
imperturbable espíritu de un pasado que se repite a través de Fidel
Castro y Raúl Castro, como sucesor en Jefe.

Las divinidades menores del Olimpo se renuevan. Los obispos castristas
pasan a retiro pero no los cardenales, allí están, junto al altar mayor,
Ramiro Valdez, Juan Almeida, Sergio del Valle y unos pocos más que han
demostrado una fe ciega en el Conductor.

La liturgia cambia. Las Sagradas Escrituras son reinterpretadas. Pero el
Máximo en su omnipresencia y sapiencia revolucionaria vela por medio de
su mejor interprete, Raúl, porque los reajustes que imponen las
circunstancias no afecten la esencia y permanencia del sistema.

Es evidente que el régimen tiene un plan de sobrevivencia con fórmulas
que pueden incidir directamente en la economía o cualquier otra
actividad gubernamental, a excepción de lo que corresponde a los
resortes del Poder, pero también es cierto que el futuro depende de la
voluntad de los que están en el templo, devotos y herejes.

La situación es muy diferente a la de la primera beatificación porque el
Salvador está cansado, la Palabra suena hueca y la Utopía agotada. El
pueblo ha sido frustrado, escamoteado en sus expectativas y abusado. La
masa perdió la capacidad de ensueño y fe en las promesas que pintaban un
paraíso en la tierra. Es escéptica, oportunista y egoísta.

Por otra parte al parecer entre el Pueblo y el Poder no es posible un
nuevo concordato porque las fricciones y los desencuentros del presente
no son amortiguados por parachoques teóricos o platos de lentejas que
ayuden a la mala memoria.

No obstante si tuviera lugar un milagro y una vez más la dictadura se
autotransformará sin quebrar la continuidad del liderazgo ni el
discurso, el resultado sería de la exclusiva responsabilidad de los que
rinden culto al poderoso y de aquellos que le reniegan, pero que no son
capaces de batallar por lo que creen.

En esta hora 25 no hay espacio para culpar a los extranjeros. Los
pretextos se acabaron. Los totíes se extinguieron. Hemos recurrido a
ellos con harta frecuencia. No habrá españoles, estadounidenses, rusos o
venezolanos culpables, seremos, como siempre ha sido, los únicos
responsables de lo que suceda.

Miami
Abril 10/ 2006.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=9696

No comments: