2007-04-08.
Hugo Araña, Bibliotecario y Periodista Independiente, Corresponsal en la
isla de Misceláneas de Cuba
La visita a Cuba del primer Ministro español a Cuba, sembró muchas
esperanzas en la Oposición Interna. Muchos grupos de ésta soñaron que,
por la importancia y el arraigo que mantienen estos cubanos opuestos de
una forma u otra al régimen, serían recibidos por la Distinguida Visita.
Otros opinaron lo contrario. Adivinaban que con recibirlos ellos no
ganarían algo de valor. Sin embargo, una especie de cubo de agua no
fría, sino helada, cayó sobre la mayoría de ellos. El Sr. Moatinos
prácticamente los ignoró.
Y por supuesto, los ayes se oyen hasta de nuestro Exilio. A Moratinos lo
han puesto de vuelta y media y un desconsuelo es lo único que la
disidencia recibió no en pago, pero sí en respuesta.
Esa acción pudiera interpretarse desde muchos ángulos como todo en la
vida, y máximo en el mundo de la política. Que como su visita la rodeaba
un aura de reconciliación entre los gobiernos de Cuba y España, no quiso
añadir leñas al fuego. Sino al contrario, usar un extintor político que
rociara rocíos de reconciliación O que simplemente no le interesaba
entrometerse en el problema: Oposición vs. Régimen.
De todos modos, es un clásico espaldarazo del Primer Ministro a esos
cubanos que luchan desde diferentes cuerdas, (re)establecer la
democracia en Cuba. Nada, señores. Esta página gris a pesar del sabor
amargo que dejó, hay que echarla al saco del olvido.
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