Trabajadores sociales por encima del nivel social
Marcelo Jiménez Jiménez
Bitácora Cubana, 8 de noviembre de 2006 - Holguín
Aunque por estos medios se ha hablado hasta la saciedad de los
trabajadores sociales, esa nueva casta de cubanos que se arriman a la
sombra del poder, nunca es suficiente.
Los trabajadores sociales tienen en la Asociación de Jóvenes Rebeldes,
la Columna Juvenil del Centenario y el Ejército Juvenil del Trabajo sus
antecedentes más fieles, pero la nueva masa de 'corre y dile' que se ha
buscado el gobierno, sufre de amputación intelectual.
Yunieski es un joven que no hubiera vencido los exámenes de ingreso a la
educación superior, por eso fue de los primeros en alistarse en los
trabajadores sociales. Ahora lleva 3 años deambulando de un lado para el
otro, de misión en misión, desde la llamada Milagro hasta las
gasolineras, y batalla energética. De mandado en mandado, a la orden del
superior en jefe.
Se ha hospedado en residencias como el remodelado edificio Foxa, la
clínica Sira García, el hotel Santa Clara Libre y la Villa San Juan, en
la oriental Santiago de Cuba. Desde una tímida jaba con artículos de
aseo personal en los inicios, y que se ha extendido hasta hoy, ahora ha
ascendido a un sueldo de 575 pesos cubanos, lo que le acerca bastante al
salario de médicos e ingenieros que laboran en las empresas mixtas.
A su disposición han ubicado autos de los gobiernos locales y
provinciales, y se le ve entrar sin hacer cola en las tiendas que venden
en moneda dura.
Identificados con puloveres de colores vivos, los trabajadores sociales
han invadido las gasolineras con el mismo ímpetu que las discotecas, las
playas y los pocos hospedajes que han ido quedando en los municipios.
Jóvenes como Yunieski, son cientos los que no han aparecido jamás por
las aulas universitarias, donde matricularon sus carreras. Cuando en las
aulas de las sedes universidades municipales pasan la lista, junto al
nombre de estos, hay aguerridos jóvenes que por ellos responden:
"misión", y misión puede significar que no vuelva para los exámenes, que
tenga la nota de sobresaliente al final de curso, o que siga arrastrando
de curso en curso las asignaturas que no recibió, y que al regreso mire
como pescado en nevera: con los ojos abierto, pero sin ver nada.
De igual modo, partirá nuevamente a donde le llamen: a prestar su
decisión a quien bien le paga. Ya se comenta sobre un arreglo que hará
la universidad con ellos, sobre una posible intervención en su defensa
que hará el educador en jefe, y muchos se frotan las manos soñando con
el título de graduado universitario, por los servicios prestados, en el
trabajo social, por encima del nivel social. Para entonces bajarán la
cerviz y agradecerán con los ojos cerrados, como ladrón que roba a ladrón.
Agencia de prensa Jóvenes sin censura (El gobierno cubano le niega a
esta agencia su reconocimiento legal)
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=3258
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