SOCIEDAD
Multas: dentro y fuera de la ley
Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba - Julio (www.cubanet.org) - Hoy día, gran parte de los
salarios proviene del contribuyente cubano. Diferentes organismos se
encargan de atesorar los insuficientes saldos laborales, algunos en
mayor o menor cuantía.
LA ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria), el Minint, y la
Empresa Eléctrica encabezan la lista de los principales recaudadores del
reciclaje monetario, o sea, del contribuyente al sistema salarial y
viceversa. Es frecuente que existan anomalías en algunas empresas el día
del pago a trabajadores, ya sea por atraso o falta de dinero.
Son muy pocas las empresas estatales con rentabilidad. La dependencia de
activos provenientes del contribuyente confirma la debilidad económica
que impera en el sistema de gobierno. Por otro lado, el desinterés por
el trabajo y la epidemia de robos, en ocasiones autorizados, reafirman
lo inalcanzable del aspecto rentabilidad.
La ONAT decrece cada año en número de miembros. Esto se debe
fundamentalmente al acoso por parte de los inspectores, que obliga al
contribuyente a entregar la licencia. Sin embargo, la ONAT ha
incrementado sus recaudos por concepto de impuestos o multas.
A un miembro de la ONAT, digamos, el "dueño de una cafetería", el
inspector le exige vales de compra por cada materia prima empleada en el
negocio. De no llegar a un convencimiento, éste le aplica la multa si el
cuentapropista no acude al soborno.
Lógicamente, el aporte de la ONAT a los asalariados no es el mismo de
dos años atrás. Hoy en día estas pérdidas son recompensadas por la
Empresa Eléctrica, con el aumento de las tarifas.
Uno de los mayores aportes a los salarios lo proporciona el Ministerio
del Interior, solamente por concepto de multas. Un policía de infantería
puede ganar hasta 800 pesos mensuales, sin contar algún estimulo
adicional, si sobrecumple el plan de multas.
Las multas oscilan desde 30 pesos por desacato a la autoridad hasta 10
mil pesos por tener una antena satelital. Es frecuente ver a un jubilado
multado con 1,500 pesos por vender cualquier bisutería. La chequera no
satisface los cuidados del anciano, mucho menos si éste depende de sí mismo.
Las multas son uno de los ejes fundamentales del sustento económico en
Cuba. La mayoría de los delitos son inventados. Esto se manifiesta de
forma creciente en todas las ramas de la economía. Cualquier individuo
puede verse envuelto en un delito, directa o indirectamente.
La juventud es protagonista en lo que a delito refiere. Cualquiera puede
cometer un error, dentro del error más grande de la historia cubana, que
es sin lugar a dudas, el propio sistema de gobierno actual.
Ejemplo: la Empresa de Acueducto, multa con 50 pesos a las viviendas con
salideros de agua; sin embargo, cientos de calles capitalinas permanecen
anegadas una y otra vez por remiendos de tuberías o salideros albañales.
Ninguna multa guarda relación con el salario que percibe un ciudadano.
Ejemplo: de 500 a 1,500 pesos si utilizas tu auto sin autorización para
transportación de personal, de 500 a mil pesos de multa para convalidar
la ampliación de una vivienda que no haya sido autorizada.
Si por casualidad quisieras escapar del sistema de multa cubano y eres
sorprendido en plena construcción de una balsa, serás multado con 1,200
pesos. Si con buena suerte logras poner la balsa en el mar, Capitanía
del Puerto te aplicará una multa de 3 mil pesos si eres atrapado.
El lado oscuro de las multas, los sobornos, las multas de bolsa negra,
no ofrecen beneficio alguno, al monopolio Estatal. ¡Qué pena! Los más
beneficiados son los agentes de Seguridad, Orden Público, Tránsito.
También se rumora que guardias de algunos penales cobran a familiares
multas por pabellones o visitas extra. ¡A mí no me crean!
Es frecuente que un conductor de vehículo le deje de caer 100 pesos en
el bolsillo a un agente de tránsito para evitar que éste lo multe.
Tránsito establece 36 puntos en cúmulo de infracciones. De sobrepasar
esta puntuación, le es retirada la licencia al conductor.
En las empresas con agencias de seguridad se labora al mismo tiempo que
se roba. El objetivo real del agente se basa en multar al trabajador por
cada mercancía sustraída. El jefe de turno, encargado de velar a los
agentes, cobra también su remuneración. Una especie de agencia dentro de
otra agencia.
El patrullaje del Orden Público no está exento. Las autopistas,
terminales de ómnibus o trenes, puntos de control, barrios, escenifican
este tipo de violación. Basta mirar el rostro pretencioso del agente,
que obliga al detenido a acudir al soborno.
Irónicamente, la (SMA) Sociedad de Multados Arrepentidos, divulga un
mensaje que todos debiéramos de escuchar: "Compatriota, aquí todo es
delito, mejor estate tranquilito".
http://www.cubanet.org/CNews/y06/jul06/12a7.htm
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