ECOLOGIA
Nube negra
Odelín Alfonso Torna
LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - A escasos kilómetros del
centro de la capital, en el municipio Arroyo Naranjo, se encuentra la
empresa de construcciones militares (EPMC), destinada a la producción de
materiales de la construcción, piezas de hormigón, estructuras
metálicas, moldes etc.
Unos de los renglones fundamentales es la producción de asfalto, para lo
cual se vale de una planta de más de cincuenta años.
El asfalto, compuesto por piedra y asfaltil, despide en su proceso una
nube de polvo contaminante que suele recorrer varios kilómetros.
Un promedio de doce horas diarias requiere la planta para su proceso
productivo. El calentamiento comienza en las primeras horas de la
madrugada y se extiende hasta el mediodía.
Los repartos Parcelación Moderna, Eléctrico y Calvario, aledaños a esta
asfaltera, son los más perjudicados por la nube tóxica. Asma bronquial y
falta de aire suelen ser los padecimientos más comunes.
Los pobladores de Parcelación Moderna recorren aproximadamente dos
kilómetros para auxiliarse de oxígenos y aerosol en el policlínico más
cercano, debido a que están inhabilitadas sus tres postas médicas. Sólo
una presta servicios diurnos en días alternos.
En sucesivas reuniones cederistas de rendición de cuentas los pobladores
han planteado la necesidad de poner fin a estas emisiones de polvo. En
dos ocasiones la compañera federada Magdalena Rodríguez se ha dirigido
al Consejo de Estado por escrito, apoyando la iniciativa con recogidas
de firmas.
El Ejército Occidental es el único accionista y responsable de esta
contaminación. Este asfalto está destinado a unidades militares,
construcciones recreativas y recaudadoras de divisas pertenecientes a
las FAR, batallas de ideas, etc.
Lejos del lucro y la contaminación, repartos como Santos Suárez, Luyanó,
Juanelo y La Cuevita, desahuciados por los años, esperan por cicatrizar
sus calles.
Paralelamente a la asfaltera, a unos ochocientos metros está el
crematorio de desperdicio de la capital, fácil de divisar por los
conductores que transitan por la autopista que parte desde calle Cien
hasta Santa Fe.
En este tramo de la muerte, como le llaman algunos buzos del (SIB),
sindicato independiente de la basura, han perecido varias personas,
sobre todo en horas de la noche, debido a la cortina de humo que impide
la visibilidad de los conductores.
A más de diez años de la cumbre de Rió de Janeiro donde el estrepitoso
discurso de Castro hizo llorar a la madre naturaleza, hoy, el gran
caimán sufre de achaques. La tala de árboles y las explotaciones de los
ecosistemas como el de la Ciñenaga de Zapata, todo con el afán de
obtener divisas, demuestran el esfuerzo del gobierno por destruir el
medio ambiente.
La queja del subproducto asfáltico está en manos del gobierno o en
cestos de basura del Comité Central (si atravesó el camino) o tal vez le
sirvió de combustible al crematorio provincial. Mientras se espera una
solución, los vecinos afectados pedirán el aire por señas.
Quién detendrá la cortina de humo en el tramo de la muerte o la negra
textura de las fachadas capitalinas provocada por el humo de los
camellos. Seguiremos amaneciendo con la nube negra de la vieja
asfaltera, porque el gobierno, como el viejo Andrés, "no tiene tiempo
para más". Se va a morir solo.
http://www.cubanet.org/CNews/y06/apr06/13a10.htm
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