Abril 14, 2006
Nefasto "El Refranólogo" Boza (II)
Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - Retomando algunos de los refranes
camuflados bajo los conceptos de Sabiduría o Experiencia, analicemos los
que con mayores posibilidades de éxito siembran cizaña, discordia,
desorden, pendencias y disensión en los acalorados moropos de los
cubanos, en contra de los principios y objetivos de la obra revolucionaria.
Escuchar en medio de la joroba de un camello, junto a los tambuchos de
basura de un hotel, en la cubanísima efervescencia de una cola para
viajar al interior del país -¡como mejor opción!- que "Todo árbol es
madera, pero el pino no es caoba", suena cual injusta bofetada en pleno
rostro de un sistema donde todos tienen igual oportunidad, más allá de
su posición social o preferencia ideológica.
¿Acaso no sienten en este sinuoso y subversivo refrán cierta nota que
niega la teoría de la igualdad en el socialismo? ¿No palpan el
subversivo intento por demostrar las diferencias entre unos y otros, el
cada uno en su sitio, la superioridad manifiesta de una clase o
espécimen sobre los demás?
La peligrosa diferenciación que expone a partir del ejemplo de la caoba
y el pino -algo así como todos somos cubanos, pero el maceta y el
comunista están por encima del desmochador de palmas y del que disiente-
puede inquietar a muchas personas lentas de entendederas que, aún
transcurrido medio siglo de revolución, no logran interiorizar o sentir
en cuerpo propio los beneficios de tan magna obra.
¿Cómo es posible siquiera imaginar que los expertos en desvíos, robos,
negocios turbulentos y jineteo estrenduoso, o algunos dirigentes,
cuadros, delegados y excombatientes revolucionarios, tengan mayores
opciones de sobresalir en la sociedad y alcancen mayor nivel de vida que
los trabajadores de altura como el desmochador, el guardián de un faro,
y de quienes piensan diferente a la ideología oficial?
¿No sienten caminar por el refrán "Todo árbol es madera, pero el pino no
es caoba", los comejenes de la desviación ideológica, el palo seco de la
supremacía financiera y el golpe artero del hachazo político?
¿No es sabido que todos sin distinción son depositarios de una libreta
de racionamiento? ¿Acaso cuando llueve -si están a la intemperie- no se
mojan por igual?
¿Quién niega que vayan a parar al mismo cementerio con la sola
diferencia del lugar y el diseño de las tumbas o panteones?
¿Tanto los hijos de uno como los de otros no estudian en la misma
escuela, optan por las mismas becas y se mantienen a equidistante nivel
de posibilidades a la hora de obtenerlas?
Es duro comprender que hasta en los refranes quieran agraviarnos,
hundirnos en las dudas, exponernos al escrutinio del lengüeteo mundial.
Duele que después de tantos años de equilibrio ideológico, justeza
política y repartición apenas desigual, pretenden calificarnos de
marginadores, selectivos y otras señas que anuncian supuestas
diferencias entre cubanos que residen en el país.
Pero donde la chiva rompió la talanquera, el perro dejó de seguir al amo
y la gallina se orinó, es en los refranes que dicen: "El que tiene
amigos tiene un central" y "En todas las manadas hay un pollo pelón".
Con el mayor descaro e irrespeto hacia un sistema social donde la
honradez y el control son el crédito infinito, el primer refrán
constituye un llamado a cuatro voces al desgobierno, la irregularidad,
el tropelaje, la desorganización y el caos que tumbaría un andamiaje
burocrático sin el cual se haría imposible en Cuba hasta bostezar.
¿Ustedes se imaginan qué sería de la economía del país si cuanta persona
tiene un socio o pariente en un central le pide y obtiene una librita de
azúcar, media botellita de alcohol, un litro de petróleo o un tambuchito
de miel?
¿Pueden interiorizar el caos que generarían los amigos de los amigos
cargando como hormigas hacía sus casas lo mismo sacos de aspirinas y
panes, que carretones de tablas, bolsas de cemento o cajas de
calzoncillos, baldosas, quesos, zapatos, sal pescado y el resto de los
7777 productos y artículos deficitarios en la vida cotidiana del cubano?
¡Eso sería lo último! Algo así como entregar las riquezas del país al
enemigo en bandeja de plata, pues no sólo se afectaría la exportación y
el consumo interno, sino también quedarían sin empleo los "papeliteros"
encargados de recibir, contabilizar, poner cuños, organizas colas,
diseñar peloteos, para después de varios meses autorizar con la firma de
arriba el permiso de soplarse la nariz a un ciudadano necesitado de una
pronta atención a sus problemas.
¡Y habría que ser un capitalista redomado para caer en este trasiego de
productos sin conduce, memos, análisis, autorizos, reuniones de control
y ayuda, investigaciones, prontuario de conducta, prueba de convicción
ideológica, muestra de ADN y un control LPV -Listo para Vencer- entre
ciudadanos que tal vez no militan ni en el CDR!
Hay que estar alertas contra los actos de despilfarro, las acciones
ilegales y la distribución sin control en una nación donde todos son
beneficiarios del mismo sol y de similar luna.
No se puede bajar la guardia ante los intentos del enemigo por
desacreditarnos por cualquier vía, como hoy pretenden hacerlo a través
de los que parecen inofensivos refranes, pero no lo son.
Vean si no la descalificación a la unidad política, el masivo entusiasmo
y la monolítica unción de las masas en su carrera de maratón hacia el
porvenir, que reza un refrán como "En todas las manadas hay un gallo pelón".
¿Qué pretende insinuar este agente especial del enemigo? ¿Que no estamos
tan unidos como propagamos cada segundo de la vida? ¿Intentan
calificarnos de manada sin pensamiento propio, elección personal, rumbo
escogido y otras resquebrajaduras éticas como tener en nuestras filas
falsos revolucionarios, oportunistas, resentidos y desencantados que al
primer revuelo sacan las plumas y huyen despavoridos como el pollo pelón?
¡No hay dudas de que un refrán así significa un insulto! ¡Le ronca el
mango que muchos no ven el juego sedicioso oculto en las palabras
escritas con el objetivo de desestabilizarnos, de obligarnos a revisar
los caminos de un proceso y el comportamiento colectivo de una población
sutilmente calificada de manada, horda, rebaño, cuadrilla, bola de gente
que marcha sin ton ni son hacia cualquier orilla donde haya sombra!
¡Hay que vivir para ver! Se escucharán palabras como truenos sobre la
resequedad de un sueño falto de abundantes lluvias, pero que jamás
lleguen a la tormenta, dijo mi amigo Franklin "El Rana" Pararrayos Pi,
en un reciente parte del tiempo literario.
Aunque en realidad no deben preocuparse por estos refranes necios,
malintencionados, que ocultan tras el gracejo popular una carga malévola
de comparaciones, propuestas deshonestas y llamamientos a la insensatez
de utilizar la cabeza no sólo para gorras de los yanquis de New York.
Y como guerra avisada no mata soldado, revertiremos a través del
infalible análisis marxista algunos refranes que sirven de supuesta
predicción o advertencia ante los ataques del enemigo, pero eso será en
el próximo desguace de textos que pretenden subvertir nuestra paz de
batallas y guerras de papel.
LUX INFO-PRESS
Agencia Cubana Independiente de Información y Prensa
E-mail: Fsindical@aol.com
http://www.cubanet.org/sindical/news/y06/04140601.html
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